Stoichkov-Urizar, del 'cabrón' al pisotón para acabar como dos colegas de toda la vida
En 2018, el exjugador pidió perdón al exárbitro en Sofia y un año después Hristo comió en casa de Ilbon y dio una charla en el Urdaibai.
La Supercopa de España se define en sociedad como una competición menor, pero cuando el Real Madrid y el Barcelona, el Barcelona y el Real Madrid, entran en escena la pasión se desata y las crónicas deportivas se entremezclan con las de sucesos. La de este domingo será la novena vez que se enfrenten ambos equipos en esta competición. En los duelos anteriores anteriores, siete triunfos blancos, por uno azulgrana y una ristra de incidentes que comenzaron en 1988.
La vuelta de honor del Real Madrid al Camp Nou acabó con los de Beenhakker protegidos, cuando ya entraban en los vestuarios, por los escudos de la Policía Nacional. La lluvia de objetos comenzaba a ser peligrosa para la integridad del prójimo. Muchos tenían a Schuster como principal diana por aquello de que había cambiado de camiseta y su primer partido de blanco fue justamente ese.
"No llevábamos ni cinco minutos de partido cuando Hristo me dijo 'árbitro cabrón'"
A partir de ahí, un poco de todo. Mucha, demasiada tensión para la competición en sí. Expulsiones por ambos bandos; 'mecherazo' a Roberto Carlos (1997); un entrenador, Mourinho, que le mete el dedo en el ojo a otro, Tito Vilanova, segundo de Guardiola, como colofón a la tangana montada entre los jugadores de los dos equipos y que acabó con tres jugadores en el vestuario antes de tiempo (Marcelo, Ozil y Villa)... Demasiados malos ejemplos, pero cuando la tirantez llegó a su máxima expresión fue el 5 de diciembre de 1990. Se jugaba el partido de ida de la final en el Camp Nou, cuando existía otro formato, y la imagen de Hristo Stoichkov, que jugaba su primer derbi, pisando al árbitro Ildefonso Urizar Azpitarte traspasó fronteras hasta convertirse en icónica de lo que nunca debería suceder sobre un terreno de juego.
La broma pesada a Hristo
Lo que no es tan de dominio público es que ese momentáneo ataque de ira ha terminado siendo una bonita historia de colegas entre los dos grandes protagonistas. Todavía no tiene fin, pero ya se han consumido bastantes capítulos como para escribir una novela. La chispa entre Urizar y Stoichkov había surgido, incluso, antes de aquella ida de la Supercopa. Unos meses antes, el 18 de agosto, el Barcelona disputó la final del trofeo Teresa Herrera contra el Benfica (2-0). Urizar fue elegido para ese partido, uno de los primeros del búlgaro, recién fichado, en España. El propio colegiado recuerda la anécdota.
"No llevábamos ni cinco minutos de partido, cuando Hristo se dirigió hacia mí y me dijo 'árbitro cabrón'. Aluciné, no me lo podía creer. Paré el partido y me fui hacia Johan Cruyff y le dije que advirtiera a su jugador de que no le iba a pasar ni una más. Le dije lo que me había llamado y vi como todo el banquillo se estaba partiendo de risa. Me quedé mosqueado y entonces me contaron que le habían gastado una broma a Stoichkov y le habían dicho que a mí me gustaba que me saludaran en el campo y le dijeron que señor en español se decía 'cabrón' y así me saludó el pobre...".
"Llamé al delegado de campo para que se lo llevara y entonces fue cuando me pisó. No me lo podía creer"
Con esa batallita en su cabeza, a Urizar, internacional, uno de los mejores colegiados del momento y un tipo con mucha personalidad, le tocó el Barça-Madrid de la Supercopa. Todo surgió de una presunta falta de Chendo a Stoichkov al lado del banquillo del Barcelona. "Me sé la jugada de memoria. El lateral blanco entró duro, pero no le tocó. Hristo se tiró y comenzó a protestarme. Yo le dije que no lo había tocado. Cruyff salió del banquillo y comenzó a bracear y a pedirme la falta. El partido no le iba bien, perdía 0-1, y ya vi por dónde venía el asunto. Me quería echar el público encima. Le dije que o se callaba o le expulsaba. Me respondió que no me atrevía a echarle en el Camp Nou... y le eché...".
"...Entonces Stoichkov que estaba en el suelo se levantó e insistía en la falta. Le mostré la amarilla y me dijo que tenía mucha cara. Entonces le enseñé la segunda. Llamé al delegado de campo para que se lo llevara y entonces fue cuando me pisó. No me lo podía creer. Al principio no me dolió, pero luego sí, hasta el punto que me tuvo que atender sobre el mismo campo el masajista del Barça, Ángel Mur, un señor. Tenía los clavos de aluminio marcados".
Con Cruyff y Stoichkov expulsados, se jugó el resto del partido (0-1) en un Camp Nou plagado de pañuelos blancos y en un ambiente muy tenso. En el vestuario, Stoichkov juró y perjuró a sus compañeros que no había pisado al árbitro. Lo decía tan convencido que sus compañeros se lo creyeron y Bakero acudió a la caseta de Urizar para pedirle explicaciones. Cuando finalmente vieron las imágenes comprendieron que su compañero les había tomado el pelo y se lo recriminaron porque todos le habían defendido tras el encuentro ante los medios de comunicación.
Una sanción histórica
Los días siguientes, el pisotón monopolizó la información deportiva. El fallo del juez único de competición se esperaba como el juicio del año. Los dos involucrados en la jugada acudieron a la Federación a declarar. El jugador escribió una carta al colegiado pidiéndole disculpas y el propio Urizar, en su declaración ante Forcén y el secretario del Comité, Vara de Rey, intentó disculpar la vehemencia del jugador. Rebajó la tensión y posiblemente ayudó a un castigo menor.
La sanción se conoció seis fechas después del incidente. Justo el día anterior al partido de vuelta en el Bernabéu (4-1). Dos meses por el pisotón, que no fue considerado como agresión, sino como 'acción violenta' y dos partidos, uno por cada amarilla, protesta y menosprecio. Además, una multa de 718.390 pesetas. Cruyff fue muy duro con el juez único. "Ya nada me sorprende. Está muy claro de donde viene todo. Hay una campaña que intenta desestabilizarnos, pero no lo van a conseguir, este año el Barcelona está muy fuerte y no van a poder con nosotros. Lo peor es que la campaña anti-Hristo le ha convertido en un terrorista en los ojos de casi todos los aficionados". El club azulgrana mostró su descontento con el fallo, que tampoco gustó en el Real Madrid, que consideraba corto el castigo. "Preguntaremos al juez en qué parte del cuerpo un golpe se considera agresión y en qué otra parte acción violenta", lamentó el club.
Las vidas de Stoichkov y Urizar continuaron su camino. No se volvieron a encontrar sobre el terreno de juego porque el colegiado se retiró al final de esa temporada y para evitar nuevos enfrentamientos el Comité Nacional decidió no asignarle el partido de vuelta de la Liga. Fuera del campo, solo lo hicieron una vez, en un programa de televisión en Barcelona. El árbitro considera que en ese reencuentro hubo mucha frialdad por ambas partes. Pasaron los años, muchos, y en septiembre de 2018, Urizar recibió la llamada de un periodista búlgaro en nombre del ya exjugador invitándole a un acto a Sofia en el que le iban a dar un homenaje y se iba a presentar una biografía sobre su vida. "Acepté -apunta Ilbon- con la condición de que fuera mi esposa también. Me dijeron que sin problemas".
"Tres días, avión en clase business y una fiesta impresionante con los dos presidentes que había tenido el país después de la perestroika y que no se hablaban, creo. Se unieron por Hristo. Había 2.000 o 2.500 personas y en medio del acto, Hristo dijo que yo estaba presente y me pidió perdón en público por lo que había sucedido. Dijo que aquella acción y mi comportamiento posterior le habían ayudado a ser mejor persona. Para mí fue algo impresionante porque siempre había pensado que no se había disculpado con la fuerza que lo hubiera tenido que hacer, pero aquello fue algo impensado. Además me regaló las botas, me dijo que eran de aquel partido, y cenó conmigo las otras dos noches que estuvimos en Sofía", recuerda Urizar.
De Sofia a Gernika
Paces firmadas 28 años después, Urizar le devolvió la invitación y un año después se produjo el reencuentro. "Le dije que me gustaría que viniera a mi casa, a Vizcaya, y que además diera una conferencia para los chicos de mi club, el Urdaibai FT. Fue en el ayuntamiento de Gernika. Allí estuvimos los dos en la charla, mano a mano. Fue algo entrañable. Luego estuvimos en San Mamés. Nuestra relación ahora es fluida. Luego nos volvimos a ver en León. Como comentarista de Televisa me llama para preguntarme cosas de arbitraje. Las normas nuevas. Soy su asesor... Lo que pueden cambiar las cosas cuando la gente se conoce...".
Palabra del colegiado español que más 'Clásicos' ha dirigido en sus 14 años en Primera división (1977-91). La saga Urizar continúa, sus dos hijos, gemelos, son árbitros. Tienen donde inspirarse.