NÁPOLES 0 - LAZIO 1

La Lazio humaniza al Nápoles

El conjunto de Sarri frena la racha triunfal del equipo partenopeo y duerme segundo en Serie A.

Kvaratskhelia se lamenta tras el pitido final. /EFE
Kvaratskhelia se lamenta tras el pitido final. EFE
Marcos Durán

Marcos Durán

En la Serie Ahay partidazos que nada tienen que envidiarle a la Premier League y este Nápoles - Lazio fue uno de ellos. Porque a pesar de ser una victoria por la mínima, demostró que el líder casi imbatible puede caer.

Sarri es un gran entrenador, infravalorado muchas veces, criticado muchas otras, pero un gran estratega al fin y al cabo. Y con un equipo que no hace mucho ruido (con cuatro españoles en la plantilla), hoy duerme segundo a 17 puntos del cuadro partenopeo y con un punto por encima de los dos equipos de Milán, que tienen mejores jugadores y más presupuesto.

El entrenador napolitano volvía a la que fue su casa y tenía claro que Kvaratskhelia era el hombre clave del cuadro local y siempre que pudo, le puso dos hombres encima. Marusic parecía su hermano, donde iba el georgiano, iba él, por lo que el extremo no pudo entrar mucho en juego. Pero no sólo había que estar pendiente de él y en defensa el plan de los romanos era salir hacia delante, presionar, no dejar respirar a los celestes. Y surtió efecto.

¿El Nápoles fue mejor? En muchos momentos del partido sí. ¿Se mereció perder? Quizá no, pero así es el fútbol. Por eso apareció el uruguayo Vecino, otro gran acierto del entrenador visitante hoy. Y llegando de atrás, con un poco de fortuna eso sí, masacró a un Meret que nada pudo hacer.

Después hubo un intento de acoso y derribo del Nápoles, pero tampoco consiguió meter dentro del área de Provedel al equipo laziale. Porque cuando los de Spalletti salían con la pelota controlada, tanto Immobile, como Zaccagni, Milinkovic-Savic y Pedro (cuando entró) intentaban que la pelota no tuviese un destinatario claro.

El esfuerzo de los visitantes era muy alto, por eso no era posible definir el partido de contra, porque las ideas no llegaban a la cabeza, que estaba agotada por el cansancio físico empleado en la parte defensiva. El Nápoles una iba a tener, pero no tuvo una, tuvo dos. Primero fue el larguero el que evitó el gol de Osimhen y acto seguido, Provedel sacó una mano milagrosa para que Kim no celebrase el gol.

La semana que viene, Champions para unos, Europa League para otros. Las italianas están de fiesta por Europa, viviendo un Erasmus continuo en esta temporada. Y quieren aprovechar su estado de forma. En liga, el Nápoles se puede permitir estos tropiezos, que no lo son tanto viendo cómo se desarrolló el encuentro.