El milagro del Europa revela que otro fútbol es posible: "Es un club de barrio con valores, donde las personas están por encima de todo"
El conjunto catalán ha ascendido a Primera RFEF pese a tener uno de los presupuestos más bajos de su categoría.

"Cuando volvimos de Elche, nos encontramos con una multitud increíble de seguidores en la puerta del Nou Sardenya para celebrar el título. Fue algo tremendamente inesperado y emotivo… pero es que lo de la siguiente semana fue una locura. Llevo 16 años en el club y no había visto nada igual", desvela el capitán del CE Europa Àlex Cano, que tras toda una vida recorriendo los campos del fútbol semiprofesional catalán, con tres ascensos en la mochila, vivió el pasado domingo 4 de mayo su primera rúa como futbolista.
Fue multitudinaria, con 4.000 aficionados escapulados abarrotando las estrechas calles de Gràcia en una imagen tan emocionante como insólita. "!Es inimaginable una fiesta así en un club de Segunda RFEF! Fue brutal. Me recordó muchísimo a la celebración con el Girona cuando ascendimos a Primera División por primera vez. Yo les decía a los jugadores 'disfrutadlo mucho porque no sabéis cuando volveréis a vivir algo así'", evoca con sentimiento Aday Benítez, quien disputó alrededor de 200 partidos como futbolista profesional, entre Primera y Segunda División, y que desde el banquillo gracienc acaba de devolver 30 años después al conjunto barcelonés a la tercera categoría nacional, la actual Primera RFEF.
"En broma solíamos decir con mis amigas que ganaríamos la liga y haríamos una rúa por Gràcia, pero claro era inimaginable. Lo del domingo fue como un sueño. Desde lo alto de la carroza yo no paraba de repetir 'no entiendo nada'", declara Clara Clemente, una de las capitanas del Europa. Y es que el pasacalles sirvió para festejar el título y el ascenso del primer equipo masculino, pero también el del femenino, que una semana después que los chicos subió a Primera RFEF -equivalente a la Segunda División-, recuperando la categoría que perdió hace un año. Como si de un club de Primera se tratara, la fiesta concluyó en la Plaça de la Vila de Gràcia, a rebosar, con parlamentos por parte de los protagonistas desde el balcón del Ayuntamiento.
El doble ascenso del modesto Europa, que lo convierte en uno de los cinco principales clubes catalanes tanto en el masculino como en el femenino, revela que otro fútbol es posible y que el triunfo no siempre está reñido con el dinero. "Éramos uno de los dos presupuestos más bajos de Segunda RFEF y, pese a ello, el curso pasado nos quedamos a diez minutos de subir y este año lo hemos logrado", contextualiza el vicepresidente de la entidad, Àlex López Vendrell, sobre el éxito escapulado, que es poco menos que un milagro.
El Europa, un rara avis en Cataluña
Ya explicamos en Relevo que en las cuatro primeras categorías nacionales apenas dos clubes catalanes, de los 12 que hay, no están constituidos como SAD y son propiedad de sus socios: el FC Barcelona y el CE Europa. "Supone un hándicap importante porque competimos contra rivales que disponen de grandes inyecciones económicas por parte de sus propietarios que nosotros no tenemos. Y, por ejemplo, no podemos igualar los salarios que otros ofrecen. De todos modos, a pesar de las limitaciones que conlleva, forma parte de nuestra idiosincrasia como club y no lo cambiaríamos en la vida", comenta el dirigente europeista. La premisa básica en las oficinas del Nou Sardenya es no estirar más el brazo que la manga y maximizar los recursos propios. En resumen, llevar a cabo una gestión responsable.
Esas desigualdades las sufre en sus propias carnes el director deportivo Josep Maria Gené, al que al término de la temporada pasada le desmantelaron el primer equipo tras un magnífico curso. Se fueron 13 jugadores, el entrenador y dos preparadores físicos. Un año después nadie duda de que la restructuración de plantilla fue impecable. ¿Su fórmula? Apostar por un perfil de profesionales con hambre y mentalidad de crecimiento: "Por muy capacitado y reputado que sea un jugador, no lo ficho si no le brillan los ojos". Gené, que desde hace días tiene el teléfono y el email plagado de mensajes de agentes que le quieren colocar a sus representados, tiene muy claro que "el Europa no tiene los puede igualarse económicamente al resto, pero es un trampolín para futbolistas que se quieren proyectar al profesionalismo" y "un proyecto generador de oportunidades".
El arquitecto escapulado
Al actual director deportivo europeista, licenciado en Económicas, una conmoción en su último año de juvenil le truncó la carrera. Y desde entonces, lleva toda la vida dedicada al fútbol formativo, llegando a fundar, dirigir y entrenar a un club con su nombre específicamente centrado en la "detección, captación y desarrollo de jóvenes jugadores", la reputada AE Josep Maria Gené. Habiendo moldeado talento a lo largo de toda la geografía catalana, Gené aterrizó en 2020 en el Nou Sardenya para dirigir al Europa B. Tras ascenderlo de Segunda a Primera Catalana a la primera, pasó del banquillo a los despachos para erigirse en director deportivo del primer equipo y del filial masculino.
El actual es su cuarto ascenso a los mandos de la secretaria técnica: dos con el B, que compite en Tercera RFEF y "es el cuarto filial de Cataluña tras Barça, Espanyol y Girona"; y otros dos con el primer equipo, que el año que viene jugará en Primera RFEF. "No somos un club comprador porque los recursos son limitados, con lo cual es fundamental para nosotros que el filial compita lo más arriba posible para acelerar procesos y proyectar jugadores al senior. En los últimos tres años hemos subido seis futbolistas. Y es que antes de firmar a alguien, siempre miramos en casa", proclama el lleidatà Gené, quien además de encargarse de fichar, también es director metodológico: "Mi trabajo se basa en determinar el modelo de juego y encontrar las personas para desarrollarlo adecuadamente, tanto en el campo como en el banquillo".
El click de Aday Benítez
De ahí que hace un año, cuando Ignasi Senabre aceptó la oferta del Espanyol B, llamara a Aday Benítez pese a su nula experiencia en Segunda RFEF: "Lo fiché porque lo conocía del año y medio que estuvo de segundo entrenador en el filial". Precisamente, esa fue la primera experiencia del exjugador gironí en un banquillo. "Coincidí con Jonathan Ruiz en el curso de entrenador y cuando le dijeron de llevar al Europa B, en verano de 2022, me propuso ser su ayudante. Al principio no lo tuve claro, le dije 'estoy haciendo el curso por hacer algo, porque acabo de retirarme y todavía no sé si quiero entrenar'. Pero al cabo de unos días, me volvió a llamar, y le dije que sí", relata Aday Benítez, quien a mediados del curso pasado emprendió su primera aventura en solitario en L'Escala, de Tercera RFEF, un conjunto tremendamente divertido al que casi mete en play-off de ascenso tras cogerlo al borde del descenso.
"Mis equipos se identifican por tener mucha energía, personalidad y ser muy ofensivos. Y eso implica correr riesgos atrás. El día que perdimos 4-6 contra el Sant Andreu, a finales de año, nos convertimos en el club más goleador y goleado, a la vez, de nuestro grupo. Me fui a casa triste, pero con la sensación de que sería bueno para nosotros. Empecé a darle vueltas al asunto, pregunté a gente, a mirar lo que podía hacer… y sobre todo a dedicar más horas de entrenamiento en el trabajo de aspectos defensivos", revela Aday Benítez, cuyo equipo mantuvo su esencia atacante, pero fue el que menos tantos encajó desde entonces hasta final de temporada, firmando una segunda vuelta inmaculada que le valió un ascenso en su primer año dirigiendo en la categoría.
"Como anécdota, la única vez que volvimos a recibir dos tantos en un partido fue el día que no puse de titular a Àlex Cano. Le quise dar descanso y mira como me salió. Hay jugadores que no pueden salir nunca del once", declara el técnico de Sentmenat, recientemente renovado hasta 2027, quien ve en su capitán "un entrenador dentro del vestuario" y por el que tiene un respeto casi reverencial: "Es el Stuani del Europa. Te diré que como técnico creo que he aprendido yo más de él que él de mí".
'Capicano', el Koke del Europa
Cuando en 2009 Pedro Dòlera le convenció para irse con él del Marianao Poblet al Nou Sardenya, Àlex Cano nunca se habría imaginado que rebasaría los 500 partidos con el escapulario, siendo el que más ha disputado en la entidad y el único jugador nacional en activo junto al colchonero Koke en alcanzar esa cifra. Tampoco que actuando de central se convertiría, con 70 tantos, en el segundo máximo goleador de la historia de la entidad, por detrás del mito Manuel Cros, figura indiscutible del Europa y del fútbol catalán en los tiempos en los que el conjunto de Gracia fundó LaLiga y disputó la final de la Copa de 1924.
Y ni mucho menos que llegaría a debutar en el fútbol de bronce. "De mis 16 temporadas en el club, 13 han sido en Tercera; hubo una en la que incluso sufrimos por no bajar. Hace años que dije que me retirará en Europa… y claro, pensar en subir a Primera RFEF era una locura. Sinceramente, lo veía imposible", explica Cano, leyenda y capitán del primer equipo desde hace más de una década, y quien es una de las personas más reconocidas y respetadas en el barrio. Tanto es así que hace dos años, junto a Andrea Porta, su entonces homónima en el femenino, fue el pregonero de las fiestas de Gràcia, las más populares de Barcelona.
A sus 38 años, 'Capicano', que combina el fútbol con su trabajo en el departamento de contabilidad en un hospital, tiene cuerda para rato: "Las dos últimas han sido mis mejores temporadas. Metí ocho goles en cada una de ellas". El penúltimo de ellos, en el campo del Elche, supuso un ascenso. Tenía que ser él. "Es uno de los más especiales de mi carrera, claro. La foto que quedará del año que subimos a Primera RFEF 30 años después será esa", sostiene con orgullo Cano, referente absoluto del fútbol modesto catalán y protagonista de una historia de amor y fidelidad a unos colores impropia en los tiempos que corren.
Clara Clemente, la estrella precoz
La biografía de Cano tiene ciertas similitudes con la de Pili Porta, capitana del femenino que cuelga las botas tras 12 temporadas de escapulada. O la de Carla Clemente, que acumula 280 partidos de europeista. Ella llegó al Nou Sardenya con diez años, cuando se cansó de jugar a baloncesto en el equipo de la escuela y se apuntó junto a su hermano gemelo al club de fútbol que era referencia en el barrio.
No tardó en destacar, tanto que con 14 años debutó con el primer equipo femenino: "Había compañeras que me doblaban la edad, pero a nivel futbolístico me adapté y fui Pichichi de la liga con más de 30 goles". Ahí empezó a escribir su leyenda, con tres ascensos, y el honor de ser la persona que más goles ha marcado en la historia del Europa, superando los 114 tantos de Manuel Cros. Con todo, como muy pocos en el club, no vive del fútbol y trabaja de nueve a seis en una agencia de publicidad. A las seis y media se calza las botas para entrenar en el Nou Sardenya, "el lugar, aparte de su casa, donde más tiempo ha pasado en su vida".
A sus 27 años, todavía le quedan muchas páginas por redactar, pero pocas como la rúa por las calles de Gracia y el último partido de la presente temporada, un día antes, en el que se decidió el ascenso: "Vinieron 1.800 personas a vernos. Es un récord". Cuando terminaron, por cierto, tuvieron que levantar la copa de campeones del equipo masculino porque a la federación se le ocurrió mandar la suya a Oviedo en lugar de a Barcelona. Afortunadamente, el título ya está a buen recaudo en las oficinas del estadio.
Si no fuera porque se marchó un par de años al Espanyol, Clemente sería One Club Woman del equipo de sus amores, que además, a su entender, es uno de los que más apuesta por el fútbol femenino en Cataluña. "Es muy difícil explicar lo que significa para mí. Es una parte vital de mí. Llevo más de media vida en el club y estoy segura de que me retiraré aquí", reconoce con emoción la delantera barcelonesa. Algo tendrá el Europa si tantos jugadores y jugadores le juran amor eterno y deciden colgar las botas en el Sardenya. "Es una familia. Un club de barrio con valores, donde las personas están por encima de todo", lo resume Clemente.
Y si hay persona que identifica y representa a la entidad gracienca esa es Chus Navarro, "la madre de todos los niños y niñas del Europa", tal y como la describe la delantera barcelonesa: "No se entiende el club sin ella. Sería distinto si no estuviera". Ella regenta el bar del estadio, Ca la Chus, desde hace casi 30 años, cuando convenció a su padre, del equipo vecino del Martinenc, para llevarlo. Ubicado en el córner, su terraza es el "palco VIP del estadio", y en ella meriendan a diario centenares de jóvenes jugadores. Además, se come de cine. No hay futbolista ni aficionado de la entidad que no lo sepa. El capitán Àlex Cano lo tiene claro: "No te puedes ir del Sardenya sin probar sus morros".
Los valores del Europa
Hace dos años, cuando el presidente Hèctor Ibar y su junta tomaron las riendas de la entidad, el Europa tenía menos de 700 socios. A día de hoy, son más de 3.000. "Estamos en un momento histórico tanto en el aspecto deportivo como en el social. Es un punto de inflexión. Nuestro objetivo es profesionalizar el club en la medida de lo posible y ganar en el terreno de juego, pero para nosotros todavía es más importante el aspecto social y los valores de la entidad", sentencia el vicepresidente Àlex López Vendrell, quien entiende que no se puede disociar el Europa de la Vila de Gràcia, un municipio que, como muchos otros, fue independiente de Barcelona hasta 1897.
"El fútbol representa una comunidad, y nuestro arraigo con la Vila de Gràcia es total. En un momento en el que Barcelona, en su modelo de ciudad, está empezando a expulsar a los ciudadanos de sus barrios a causa de la constante gentrificación por culpa del turismo y la especulación inmobiliaria, existe un fenómeno social en la Vila de Gràcia y otras zonas aledañas que reivindica el sentimiento de pertenencia al barrio. Y mucha gente joven ha visto en el Europa un motor para hacer visible ese orgullo de comunidad. Somos compañeros de viaje", manifiesta el vicepresidente de un Europa, que por estatutos se define como un club antimachista, antiracista, antifascista, antihomófobo y antibullying, siendo un caso único en España, prueba inequívoca del compromiso social de la entidad.
Por todo ello, es un club distinto y el ambiente en su estadio es especial. "Yo he quedado fascinado por la afición. La gente tiene una cultura futbolística y de club singular. Al campo, la gente no viene a ver un partido, viene a vivirlo", dice Aday Benítez. "Me consta que hay muchos jugadores a los que les gustaría firmar con nosotros por la afición y el ambiente que hay. Yo le llamo la magia del Nou Sardenya", añade Cano.
El portero 'loco' que pasó del césped a la grada
Da fe de ello el argentino Juan Flere, que llegó al Europa el pasado verano y que con sus paradas y su personalidad se ha convertido en ídolo en tiempo récord. Pasional como pocos, especialmente disfruta atajando cuando defiende la portería que da a la calle Pau Alsina, el fondo donde se ubica el grupo de animación Eskapulats. "Conectas a fondo con la grada. Es brutal tenerlos detrás. Hay veces que estoy jugando y pienso 'qué guapa la fiesta que están liando estos cabrones, que ganas de estar con ellos'".
Cuando el Europa ganó la liga en Elche, con una jornada de margen, a disputarse en el Nou Sardenya, Flere habló con Aday Benítez para que le dejara vivir el epílogo de la temporada junto a los Eskapulats. "Se había dado todo tan bien… es que yo creo que era la única situación en mi vida que podía pasar un partido allí. Por suerte, el míster me dio permiso", confiesa 'Juancho', que apareció en el fondo como uno más, con unas gafas de sol facheras y una camiseta de Manu Ginóbili.
"En la grada me trataron espectacular. En la segunda parte, en esa portería metimos tres goles, y cada vez que marcábamos los de atrás me lanzaban cerveza por encima. Salí apestando a alcohol", narra el guardameta escapulado, que terminó sin camiseta y colgado del larguero, engrandeciendo todavía más su mística entre la afición. "Además de un gran portero, es un tío auténtico y original. Tenemos mucha suerte de tenerlo", enfatiza su entrenador. A algún despistado, por cierto, le sorprendió que siendo de Bariloche, muy cerca de la Patagonia, donde se llevan más los deportes de invierno que el fútbol, el 'loco' Flere -otro de los motes que tiene en el vestuario- hablara un catalán perfecto. Casi de Vic.
Y es que el arquero argentino, que empezó parando en el jardín de su casa con dos palos de esquí como portería, llegó hace más de 20 años a Alella, donde todavía vive hoy tras una larga estancia en Andalucía que le permitió debutar en Segunda con el Cádiz. Antes, se había dado a conocer en un partido de Copa Catalunya con la camiseta del Llagostera, el día de su debut, contra el Girona de su actual entrenador y buen amigo Aday Benítez. Volviendo al Europa, ni el uno ni el otro, enamorados del Nou Sardenya, conciben que el conjunto escapulado tenga que mudarse el próximo curso.
¿Dónde jugará el Europa la temporada que viene?
Sucede que el césped del campo del Europa es artificial y las reglas de Primera RFEF obligan a jugar en hierba natural. Y que el aparcamiento que hay debajo del Nou Sardenya complica muchísimo un hipotético cambio de superficie, la cual ni tan siquiera se plantea. "Aunque quisiéramos hacerlo no podríamos porque el campo no es nuestro, es municipal. El ayuntamiento nos ha dicho que Barcelona no se puede permitir tener otra instalación de hierba natural porque va en contra de todos los progresos que se han hecho en clave de cambio climático, sostenibilidad… y estamos alineados con ellos. Además, no hay campos para recolocar al fútbol base y tendríamos que dejar a muchos niños sin jugar a fútbol", expone López Vendrell, quien "en ningún caso se plantea renunciar a la plaza".
AL SARDENYA ENS QUEDAREM pic.twitter.com/Cq44HCpcKc
— Àlex López Vendrell (@alopezvendrell) May 4, 2025
"Lucharemos por seguir jugando en nuestro estadio. Es indispensable. A corto plazo, estamos intentando que nos den una carencia más larga, de una temporada en lugar de seis meses como está previsto", anuncia el vicepresidente europeista. "Y en paralelo trabajamos con nuestra comisión jurídica y de forma conjunta con otros clubes, caso del Arenas de Getxo, para encontrar la manera de cambiar la normativa de la RFEF, puesto que no se ajusta a los tiempos que corren porque hoy en día el césped artificial homologado por la FIFA da un resultado incluso mejor que el natural. Teniendo en cuenta que el espíritu de la norma es que se vea el mejor espectáculo posible, no tiene sentido la obligatoriedad de jugar en hierba natural", completa el dirigente gracienc.
"Todo lo que sea sacarnos de Gràcia nos haría mucho daño. No tiene sentido que se pueda jugar la Champions y la Europa League en estadios de hierba artificial, pero no en la tercera categoría española", argumenta una voz autorizada como la de Àlex Cano, que confía que se encuentre una solución al problema del césped del estadio y que el Europa, un club modesto y con valores que se ha ganado su derecho a jugar en Primera RFEF, pueda disfrutar de su éxito en su barrio.