Lisa Klaveness, una de las mujeres más influyentes del fútbol mundial: "Todo no puede achacarse a Rubiales, esto son 50 años de historia"
La presidenta de la Federación Noruega de Fútbol, una de las pocas que dirigen un organismo nacional, habla con Relevo sobre lo sucedido en la RFEF: "Deben aprovecharlo".
Oslo.- La presidenta de la Federación Noruega de Fútbol, Lisa Klaveness (Meland, 1981), no suele hablar por hablar. "Y eso tiene un coste", reconoce ella. Es una eminencia no sólo en el mundo del deporte: es una experta jurista que trabajó en el Banco Nacional de su país y, sobre todo, una mujer de fútbol. Exjugadora, directora técnica y presidenta, por aclamación de todos y todas las futbolistas de Noruega.
Tampoco es comedida, ni falta que hace: poco después de ser elegida tomó la palabra en FIFA y, delante del comité ejecutivo, sacó a relucir temas incómodos para algunos miembros como los derechos de la mujer, del colectivo LGTBI y de los derechos de los trabajadores inmigrantes. No tardó en ser reprendida por algunos representantes como el de Honduras, que le dijo que no era ni el foro, ni el momento adecuado; o el de Catar, claro, bastante más ofendido, que le espetó que debería educarse a sí misma antes de hablar así. Tal cual.
Se ha ganando, por lo tanto, algunos enemigos, pero también la atención del mundo del fútbol, cuando habla. Sobre todo del fútbol que quiere cambiar y modernizarse, además de ganar dinero. Atiende a Relevo a pie de bus, justo después de caer contra España y poner complicadísima la presencia de su selección en la Eurocopa de Alemania. "Pero, ¿de qué quieres hablar?", dice. Le explico que somos un medio español y que quiero preguntarle por todo lo ocurrido tras la final de Sidney, el bochorno de Luis Rubiales en el palco, el beso a Jenni Hermoso... Accede y, de nuevo, dice las cosas muy claras.
"Yo estaba allí, en la final. Vi a la selección española llevarse una final fantástica. Y, por supuesto, como presidenta y exjugadora, mi foco estaba ahí, en que había sido un partido excelente. Creo que es muy desafortunado y triste que un incidente como aquel hiciera sombra al primer Mundial de las jugadoras españolas. Espero que España y la Federación Española saquen provecho de esta situación para realizar los cambios que son necesarios", asegura nada más empezar.
"Es que no hacen falta cambios sólo en la RFEF. Las estructuras tienen que cambiar: hay muchas federaciones en toda Europa en las que está tardando demasiado en tomarse el fútbol femenino tan en serio como merece. Somos parte de un deporte en el que los cambios tienen que venir del lado de las mujeres", explica Lisa Klaveness.
La RFEF se puso «a la defensiva»
Rechaza personalizar todo en la figura de Luis Rubiales por ser un problema de una magnitud mucho mayor en todo el planeta, pero busca el lado positivo, el impulso de crecimiento que un episodio tan desafortunado puede conseguir: "Todo esto no puede achacarse a Rubiales, claro. Esto son 50 años de historia; pero un incidente como aquel, desde luego, hizo que explotase la situación al ocurrir donde ocurrió: en un escenario mundial. Así que es triste pero debe utilizarse para algo muy constructivo. Quizá ahora España pueda ser el modelo a seguir y aprovechen la oportunidad, en lugar de ponerse a la defensiva. Y hacer cambios y reformas".
«Ya habían tenido problemas con la Federación»
Lisa Klaveness ya conocía a Luis Rubiales. Habían coincidido en algunos eventos UEFA pero no tenía idea preconcebida de él. Al presenciar lo que ocurrió, no tardó en vincularlo a todo el histórico de problemas que las jugadoras venían sufriendo en la RFEF: "Yo lo vi desde muy lejos. Lo había conocido varias veces antes, como presidente, y siempre me trató con respeto y de forma amigable. así que no tenía ningún tipo de predisposición. Le vi celebrarlo, eran campeones, había euforia... Pero desde luego lo que hizo después fue algo inaceptable. Y creo que tiene que ser visto también a la luz de los conflictos que había con la federación anteriormente. El equipo ya había protestado desde hacía mucho tiempo. Así que, cuando lo vi estaba lejos y no quise opinar deprisa. Pero después, cuando ya se ve bien lo ocurrido, la humildad y el deseo de cambio de la RFEF debió llegar mucho antes. Y no lo hizo. Ahora sí, y solamente le deseo a la Federación española la mejor de las suertes en estas reformas".
Ahora la batalla continúa. Tiene clarísimo que el fútbol tiene que crecer por el lado de las mujeres. Mandando. Liderando. Mientras, en España, a pesar de que el Gobierno coincide y afirma abiertamente que les gustaría una presidenta de la RFEF en las elecciones de 2024, los únicos candidatos que suenan, por ahora, son hombres. Y no precisamente renovadores. Todos ellos ya dentro de la Federación o las Territoriales y parte, por lo tanto, del sistema.
"Es muy importante tener representación femenina al más alto nivel. No solamente mujeres, sino gente que venga del lado de las mujeres. Es el deporte más importante de Europa y necesita conocimiento y competencia en sus puestos directivos. Si nunca has trabajado en el fútbol femenino, no tienes ni esa sabiduría, ni esa competencia", sentencia la presidenta de la Federación noruega.
"Si lo miras al contrario te parecería muy extraño: sólo escoger gente del fútbol femenino para liderar el masculino. Yo he trabajado como directora técnica antes y ahora lidero el fútbol femenino y masculino y la razón por la que soy presidenta ahora es porque me siento competente en ambas facetas. No por ser una mujer, sino porque es importante para mí sentirme competente en el lado de los hombre y de las mujeres para hacer un buen trabajo. Y están muy mal representados, en los puestos de liderazgo, las personas que son realmente competentes en la parte femenina".
En su país goza de un prestigio indiscutible. Y, en buena parte del fútbol mundial, también. Otra cosa es cuando llega el momento de ser votada para cargos de responsabilidad: se presentó al Comité Ejecutivo UEFA el pasado mes de abril. A un cargo fuera de la cuota femenina obligatoria, es decir, compitiendo contra hombres. Sacó 18 votos, la segunda que menos.