PREMIER LEAGUE

El Everton: un club histórico de película

El equipo inglés atraviesa una crisis futbolística e institucional.

Los jugadores del Everton celebran el tanto frente al Arsenal. /EP
Los jugadores del Everton celebran el tanto frente al Arsenal. EP
Álvaro Valdemoro García

Álvaro Valdemoro García

El Everton no está en su mejor momento. Ahora mismo, el club está sumido en una crisis global; su estado actual ha puesto todo patas arriba y los aficionados no perdonan ni al equipo, ni a sus altos dirigentes. Esta situación ha propiciado que el ambiente esté caldeado en los aledaños del estadio Goodison Park.

El cuadro inglés está en el alambre. Anda muy cuestionado por los rendimiento y los resultados de los últimos meses. Ocupa la antepenúltima plaza después de sólo cuatro victorias en 21 jornadas. En sus ocho últimos encuentros ha logrado únicamente cuatro puntos de 24 posibles. Aunque es pronto, la sombra de la Championship se ve cada día más cerca en el horizonte. En toda su historia, el club inglés solo ha estado cuatro años en la segunda división.

Ha pasado de luchar por meterse en los puestos que dan acceso a competiciones europeas a intentar salvarse al final de las últimas temporadas. La última gran aventura de los toffees en una competición continental fue en la temporada de 2017-2018, cuando se clasificaron a la Europa League, en la que cayeron en la fase de grupos.

Pero los problemas no son sólo deportivos, también existe una crisis directiva e institucional. De hecho, la semana pasada tuvo que intervenir el máximo mandatario del club, Farhad Moshiri, negando que la entidad estuviese en venta tras los rumores que decían todo lo contrario. Lo que sí es cierto es que el dueño ha explicado que "necesitan inversores para financiar la construcción del nuevo estadio".

La imagen está realmente dañada tanto dentro como fuera del terreno de juego. Tal es la hostilidad que se respira que las fuerzas de seguridad recomendaron a los directivos del club que no acudieran al estadio en el partido ante el Southampton. De película. Y esto no es la primera vez que sucede. El mismo episodio se repitió, en el último partido, frente al Arsenal. Además, los aficionados han convocado varias manifestaciones para protestar contra los dueños.

El Everton emitió un comunicado en la previa del partido que les enfrentó al colista de la Premier League: "La Junta Directiva recibió instrucciones de no asistir al partido de hoy de la Premier League contra el Southampton debido a una "amenaza real y creíble para su seguridad".

Baile de técnicos

Desde la legislatura de Roberto Martínez con los toffees (2013-2016), el cuadro inglés ha visto como en su banquillo se han sentado hasta siete entrenadores, con el objetivo de enderezar el timón del equipo que continúa a la deriva una temporada tras otra, y sufriendo por no descender.

El último técnico en ser despedido fue Frank Lampard, el pasado mes de enero. El exjugador del Chelsea ha durado sólo un año y se une a la lista a los Ancelotti, los Koeman o los Rafa Benítez . La directiva ha elegido a Sean Dyche como el "salvador" para resucitar a un equipo moribundo.

El exentrenador del Burnley ha aterrizado en el equipo de Liverpool y se ha encontrado un conjunto abatido; con el barco en plena fase de hundimiento. Sin embargo, no hay mejor forma que volver a recuperar sensaciones que ganando al líder, el Arsenal, ante tu afición, como sucedió el pasado fin de semana.

Sean Dyche empieza de la mejor manera posible el gran desafío que tiene por delante. Para ello, ya se ha puesto el mono de trabajo y ha dado un toque de atención a la plantilla sobre las prohibiciones y las "comodidades" de las sesiones de entrenamiento : "Es sólo sentido común. Entrenas cómo juegas. Cómo puedes entrenar si juegas con 14 snoods (bufandas) puestas, 15 gorros y estás sin espinilleras y usas calcetines blancos", dijo en rueda de prensa el nuevo técnico.

Fichajes poco efectivos

Desde la llegada del máximo mandatario hace más de cinco temporadas, el equipo de Goodison Park no ha hecho más derrochar dinero, sin apenas mejorar el nivel de la plantilla. Se han gastado alrededor de 700 millones de euros, y ninguno de los fichajes ha dado sus frutos.

En esta campaña, el club ha invertido 80 millones para acometer menos de diez incorporaciones, como Dwight McNeil o el regreso de Idrissa Gueye. Entre ellos, está el centrocampista Amadou Onana que se ha hecho dueño de la zona medular. Los demás jugadores no han dado el rendimiento esperado o directamente apenas han tenido repercusión en lo que va de temporada.

Además, en este mercado invernal no han fichado ningún recambio para la salida de su canterano más prometedor: Anthony Gordon. El jugador ha cogido las maletas para poner rumbo al Newcastle por 45 millones de euros. Un traspaso que supone un varapalo más para la plantilla del Everton.