El portero que se perdió tres finales pero hizo historia en todos lados: "Entrenaba con mi padre en El Retiro y le dije: 'Vámonos a casa que lo dejo..."
Juanmi García llegó al Real Madrid con 17 años y el inicio de su carrera estuvo seis meses en suspenso, pero llegó a ganar tres Copas del Rey, la Recopa, una Supercopa... además de ser internacional.

Captado por el Real Madrid gracias al olfato de Vicente del Bosque, Juan Miguel García Inglés (Cartagena, 1971) llegó a la capital con 17 años desde la Región de Murcia, con toda su familia a su lado en apoyo de una carrera profesional que vivió sin embargo un incierto preámbulo: seis meses sin equipo, sin lograr la libertad ni un acuerdo del Cartagena con el club blanco... hasta que su padre logró que mediase la Federación Española.
Pero fue en el Real Zaragoza, donde llegó en la temporada 1993/94, donde su vida como futbolista adquiriría pleno sentido. Convivió primero y sucedió después a Andoni Cedrún. Fue campeón dos veces de Copa y de la Recopa: parte integral de un equipo memorable por juego y títulos, aunque el infortunio lo apartase de las tres finales por lesión y enfermedad. "Con el tiempo lo aceptas: quizás esas finales no eran para mí, eran para Cedrún y Láinez. Pero los títulos los gané", reflexiona. Desde su Cartagena natal revisa para Relevo una larga ejecutoria de éxitos, ampliados con la Supercopa en un Deportivo soberbio, partidos para el recuerdo en la Liga y en Europa y coronada con la internacionalidad en su propia casa.
¿Cómo llegó Juanmi desde Cartagena al Real Madrid?
Salí de mi barriada, San Ginés, que siempre tuvo una buena cantera, y el Cartagena cogía de ahí buenos jugadores. En el segundo año de infantil pasé al Cartagena y el primer año de juvenil lo jugué en el filial, el Naval Deportivo, del que ahora soy presidente. Al siguiente subí al Liga Nacional, debuté a los 16 años en Tercera División y con 17 cumplidos, con el Cartagena en Segunda. Al final de temporada, con el equipo descendido, nos dieron oportunidades a la gente de la cantera.
¿Ya tenías noticias del Real Madrid a esas alturas?
Sí, el Madrid me venía siguiendo desde un tiempo antes, me lo habían dicho, pero sobre todo querían verme en directo. Antes funcionaba así, los clubes no tenían tantos ojeadores como ahora. Y fui a Madrid a hacer una prueba... Bueno, antes debuté con el Cartagena en Lleida, que perdimos 7-1 y es la única vez que me han metido siete goles. El siguiente partido fue contra el Castilla en el Cartagonova. El entrenador del Castilla era Vicente del Bosque. Me salió un partidazo, Vicente dio buenos informes y a las dos semanas me llevaron a Madrid a hacer la prueba. Jugué cuatro partidos en tres días, me salieron muy bien y ya me dijeron que querían ficharme.
¿La decisión la tomó Vicente del Bosque?
Yo creo que Vicente era como el director de la cantera, aunque quizás no tuviera el cargo con ese nombre. La visión de los jugadores y las decisiones de fichajes las tomaban con José Antonio Grande, que luego sería su segundo con la Selección, y García Remón. Había tres o cuatro técnicos que miraban a todos los que íbamos a hacer la prueba, y entre todos decidían.
Obviamente era el Madrid y a lo mejor la pregunta suena algo tonta. Pero, ¿te costó dejar Cartagena para lanzarte a esa aventura?
Mira, cuando te llama el Madrid no hay nada más importante para un futbolista. No me lo pensé. Y mi familia tampoco. Pero tuvimos problemas. Hubo un cambio de presidencia en el Cartagena cuando yo me iba a ir. El que salía sí que me dejaba marcharme al Madrid, pero el que entró puso muchísimos problemas. Quería dinero en efectivo, no admitía un acuerdo por objetivos ni nada. Le ofrecían en aquellos días hasta 40 millones de pesetas (algo menos de 250.000 euros hoy), que no estaba mal para un juvenil. Pero no lo quisieron, se rompieron las negociaciones y estuve seis meses sin jugar.
"En el Cartagena hubo un cambio de presidente y el que entró no me dejaba irme al Madrid: le ofrecieron hasta 40 millones de pesetas por objetivos, pero nada: se rompieron las negociaciones y estuve seis meses sin jugar"
Ex guardameta¿Se quedó en suspenso el fichaje?
Sí, hasta que mandé un escrito a la Federación Española, alegando que era menor de edad, que quería seguir jugando al fútbol, que nos habíamos empadronado en Madrid. La federación me apoyó, mis padres se habían trasladado conmigo a Madrid, yo me puse a estudiar allí, hicimos un cambio de residencia. Y por esa vía se acabó solucionando todo. Debuté un 6 de diciembre, contra Las Palmas, en el juvenil de División de Honor. Era 1988.
¿Fue un cambio difícil para toda tu familia?
Mis padres tuvieron que replantearse la vida por completo. Mi padre tenía supermercados en Cartagena, varios negocios, y se reinventó en Madrid: buscó un trabajo allí y se vinieron a vivir conmigo. Luego, a los tres años, cuando yo estaba ya más asentado, se volvieron para Cartagena. Ya me dejaron volar solo.
¿Sentiste una responsabilidad añadida por haber 'arrastrado' a tu familia contigo en la búsqueda de un futuro profesional en el fútbol?
A mi familia y a mis padres les tengo que agradecer todo lo que hicieron por mí. Fue un momento duro. Seis meses sin equipo con 17 años. Entrenaba todas las mañanas en El Retiro, con mi padre, que lo más redondo que había visto era un ladrillo. No se había puesto un chándal en su vida. Fue muy duro. Recuerdo incluso que en noviembre o así le dije un día a mi padre: "Papá, vámonos para Cartagena que lo dejo". Y él me contestó: "¿Quieres ser futbolista o no?". "Claro, pero no sabemos cuándo va a acabar esto". Y me dijo: "Tú te quedas aquí hasta que seas futbolista". Él iba todas las mañanas a todos los lados, al club, a la federación, para intentar solucionarlo. Si he sido futbolista ha sido gracias a todo lo que hizo.
Por fin llegaste a debutar y en el Castilla te juntaste con nombres que hicieron carrera en el fútbol español: Isma Urzaiz, Alfonso, Torres Mestre, Dani García Lara, Ramis... el propio Juan Eduardo Esnáider.
Mi último año de juvenil, en División de Honor, era el capitán del equipo. El último partido lo ganamos en Barcelona, nos proclamamos campeones de Liga y García Remón, que nos entrenaba, allí mismo me dijo que al año siguiente él iba a estar en el Castilla y que me iba a subir al filial. El primer año fue en Segunda B, porque el equipo había bajado, y al principio jugaba sólo algún partido, nos turnábamos con Carlos Cano; pero ya en la segunda vuelta me quedé yo, jugamos el playoff y ascendimos a Segunda. La mayoría de futbolistas de aquel equipo llegamos a tener una trayectoria larga en Primera División. Jugué otro año más y ya me subieron al primer equipo.
¿Con qué entrenador?
Mi primer año con el Castilla, cuando estaba también de tercer portero con el primer equipo, tuvimos primero a Toshack; y luego coincidí con Antic y Beenhakkeer. Viví las dos ligas que perdimos en el último partido en Tenerife. Y el último año de tercer portero, cuando ya no podía volver al filial, el entrenador era Benito Floro. Ese año ganamos la Copa del Rey de 1993, precisamente al Real Zaragoza.
¿Cómo fueron aquellos años del Madrid?
Un equipazo, pero no sé por qué el grupo no congenió como para hacer una gran temporada. Ninguno de los tres años que estuve. Luchamos por todo, pero perdimos las ligas en el último partido. Ganamos la Copa, como he dicho, pero el Madrid no estaba para ganar sólo ese título. En aquella época estaban el Milan y otros equipos que mandaban en Europa. Así que fue una época un poco de transición. No se ganaron muchos títulos pero yo, como canterano y joven, aprendí muchísimo: todos me arroparon, había un grupo espectacular, pero los entrenadores no dieron con la tecla o lo que fuera. Al año siguiente de llegar yo al Zaragoza, el Madrid ganó la Liga con Jorge Valdano de entrenador.
Te marchaste al Zaragoza sin llegar a debutar con el Real Madrid.
No debuté en partido oficial. Jugué varios encuentros en las pretemporadas, en el Carranza, en Vigo, algún torneo más... Y estuve como 40 partidos de segundo, pero no se dio ninguna lesión ni ninguna situación que me permitiera salir. Tenía por delante a Paco Buyo y a Jaro, que en esos años también estaba fenomenal: llegó a jugar treinta y tantos partidos seguidos con Benito Floro, hasta que tuvo una lesión por un golpe en la cabeza que le dio Dani, no sé si te acuerdas. A partir de ahí volvió Buyo y ese fue el periodo en que yo estuve en el banquillo.
¿Te quedó la espina clavada cuando saliste al Zaragoza?
No, lo tenía clarísimo. Estaban el Espanyol, el Mallorca y el Zaragoza... y tuve muy claro que quería irme al Zaragoza. Aparte, tenía muchísimas ganas de salir del Real Madrid. No por nada, sino porque veía que la puerta estaba cerrada. Llevaba un año seguido sin jugar, Me ofrecieron seguir, pero les dije que quería irme porque si no, la gente se iba a olvidar de mí. No es lo mismo estar una temporada sin jugar que pasarte dos años seguidos. Creo que fue la mejor decisión de mi vida: apostar por el Zaragoza. Lo tenía muy claro. Aparte, hablé con Pedro Herrera y me dijo que Víctor (Fernández) me quería a toda costa. Tienes que ir donde de verdad te quieren.
"Tenía muchas ganas de salir del Real Madrid, porque veía que la puerta estaba cerrada: Buyo, Jaro... No quería estar dos años sin jugar. Y aposté por el Zaragoza: fue la mejor decisión de mi vida"
Ex guardametaQuedarse de segundo en un equipo tan grande como el Real Madrid debe de ser también una tentación. Hay muchos casos de porteros suplentes casi de por vida en grandes equipos.
Sí, pero mira: siempre he sido una persona ambiciosa y desde pequeño quería llegar a lo máximo. Había llegado a un club que era el mejor club del mundo, pero ahí no se acaba la vida. Ahí empieza una nueva vida. Y a mí se me abrieron unas puertas increíbles, las del Zaragoza. Estuve nueve temporadas allí. Imagínate si acerté o no: ganamos títulos, jugué con la Selección española. No me equivoqué para nada. Volvería a repetirlo hoy mismo.
Más de 250 partidos con el Zaragoza. Pero las primeras temporadas, entre lesiones y demás, te costó asentarte en un puesto que compartías con Andoni Cedrún.
Mi primer año, cuando ganamos la Copa del Rey (en 1994), lo empezó jugando Andoni. Después, no íbamos demasiado bien y yo pasé a ser el titular. Y cuando estaba jugando todo me rompí la sindesmosis (una articulación fibrosa en el tobillo), creo recordar que de la pierna derecha. Volvió Andoni y el equipo entró en una dinámica muy buena, íbamos pasando eliminatorias. Y cuando la cosa va así no hay que cambiar. Terminó la temporada jugando Andoni. Era mi primer año, había tenido una lesión. Es difícil aceptar que, después de romperte, al volver no regresas a la titularidad, pero el equipo iba bien y fue lo lógico. Y al año siguiente, después de alternarnos durante la temporada, me lesioné otra vez justo unos días antes de jugar la final de la Recopa.
En Gijón, frente al Sporting, el 5 de mayo de 1995: cinco días antes de la final en París.
Son circunstancias que ocurren. Con el paso del tiempo... bueno, siempre me ha dolido, siempre me ha dado rabia perdérmelo. Pero mira, las cosas pasan porque tienen que pasar. Me alegro mucho por Andoni, él sabe que lo aprecio, que lo quiero mucho. Y era su momento. Eran partidos que tenía que jugar él. Con el tiempo me he dado cuenta de que, a lo mejor, no eran para mí esas finales. Eran para Andoni. O para Láinez, cuando estaba jugando absolutamente todo y me tuvieron que operar de apendicitis también (se refiere a la final de Copa de 2001, que ganó el Zaragoza al Celta y que también se perdió a última hora). Son dos personas muy queridas en Zaragoza. Son dos porterazos que han hecho historia en Zaragoza, igual que yo. Y cada uno tiene su pequeña historia. Su trocito de historia en el Real Zaragoza. Fueron nueve temporadas, una vida entera, media vida allí... En el momento te duele, no lo aceptas, pero con el tiempo te das cuenta de que cuando las cosas pasan, pasan por algo.
Encima, Cedrún tenía ángel para las finales: fue decisivo en la tanda de penaltis del 94 contra el Celta y en París hizo alguna parada también memorable.
Mira, yo he conseguido tres títulos con el Zaragoza: las dos Copas del Rey y la Recopa. Esos títulos los tengo. Y he sido partícipe de esos títulos, ¿me entiendes? Si hubiera jugado la final, no sé si las habríamos ganado. Siempre quedará esa incógnita. Pero las ganamos. Y con eso es con lo que me quedo. La ganaron mis compañeros, pero yo he estado ahí, hasta el último momento.
Contaba él en un documental sobre aquellos días que él te intentaba consolar y que tú lo animabas a él.
Siempre nos llevamos genial, con él y con todos. Jamás he tenido ningún problema con un compañero y menos con uno de mi misma demarcación. Me he podido sentir molesto por no jugar con el entrenador, o ponerme triste. Pero luego a la hora de estar ahí y de animar y apoyar a mis compañeros, he sido el primero.
Además, Andoni y tú eráis compañeros de habitación.
¡Cuatro años aguantándolo! No te puedes imaginar las risas que nos hemos pegado, las anécdotas que tenemos juntos. Buah... Yo me escribía en un papelito todo lo que hacía él, no paraba de reírme. Lo apuntaba para que no se me olvidase, y luego se lo contaba a los compañeros.
¿Te apuntabas las cosas de Andoni para luego contárselas a los demás?
Sí, sí. ¡Para que no se me olvidara! Luego en la comida nos juntábamos y se lo contaba a todos: "Mira lo que ha pasado con Andoni". Era para escribir un libro.
Su pequeña venganza consiste por lo visto en referirse a ti todavía como 'Pandereta', tu apodo en aquellos años.
El otro día en la comida de la Recopa lo recordábamos. En mi primera concentración con el Zaragoza en Biescas, de esto que estás cenando, te has tomado una cerveza, y empiezas a contar chistes. Me levanté y empecé a contar un montón de chistes, pum pum pum. Y el último que conté fue ese de Pandereta (hace el gesto con las manos del protagonista del chiste, que por empeñarse en llamar Pandereta a un amigo al que no le gustaba el apodo, termina en el río... pero aún saca las manos como si tocara una pandereta): y a partir de ahí ya se me quedó. Andoni fue el que me lo puso. Creo que sale hasta en la Wikipedia: "Juan Miguel García Inglés. Apodo: Pandereta".
"Mira, yo he conseguido tres títulos con el Zaragoza: las dos Copas y la Recopa. Fui partícipe de esos títulos. Si hubiera jugado las finales, a lo mejor no habríamos ganado. Nunca lo podremos saber. Pero tengo los títulos y me quedo con eso"
Ex guardametaAquel equipo campeón se deshizo en los dos años siguientes. Pero tú seguiste, tenías mucha carrera aún por delante, viviste la transición y aún ganarías otro título con el Zaragoza... además de rozar la Liga.
En la temporada 1999/2000, sí. Llegamos a Valencia en el último partido con opciones de ganar la Liga, que al final la ganó el Deportivo. Hubo años de altibajos después de la Recopa, pero llegamos a ese momento y después aún ganamos la Copa en un año en el que habíamos estado cerca de descender. Empatamos contra el Celta en casa y ahí nos salvamos. Y luego ellos se pensaban que nos ganarían la final... y les ganamos en La Cartuja, precisamente con Víctor Fernández de entrenador del Celta.
Aquel partido de Liga con el Celta fue en el que miles de aficionados os tuvieron retenidos dentro del vestuario de La Romareda durante horas sin poder salir.
Tuvimos que comprar pizzas, es verdad. Están de moda las pizzas con los jugadores de fútbol cuando las cosas van mal.
Para que luego hablen del ambiente actual de La Romareda...
Sinceramente, antes era muy exigente. Pero aquella hornada era buenísima, disfrutamos muchísimo. Un club como el Zaragoza sabe que va a tener altibajos, no puedes estar siempre arriba. Nosotros estuvimos a un nivel increíble: un año y medio o así sin perder en casa... le ganamos 6-3 al Barcelona, 4-1 al Madrid, hicimos partidos que forman parte de la historia del Zaragoza y también de la Liga española. El 1-5 al Real Madrid, con Martín Vellisca, con Jamelli, con Savo Milosevic. La exigencia siempre ha sido máxima, pero no siempre nos han salido buenas temporadas. Todos los equipos pasan por esas irregularidades.
Tu última temporada, precisamente, fue la del descenso del Zaragoza en 2002.
Ese año acababa contrato y no llegamos a un acuerdo. La temporada 1999/2000 fue para mí, a nivel personal, la mejor de mi carrera: estuvimos a punto de ganar la Liga, yo fui a la Selección. Pero luego vinieron los problemas y dos campañas después descendimos. Chechu Rojo se fue al Athletic, después regresó... y ese año fue cuando acabamos bajando.
Fue el peor final posible a casi una década en La Romareda.
Yo tenía claro que me quería quedar y así se lo transmití al club. Quería retirarme en el Zaragoza, me daba igual que el equipo hubiera bajado. Pero bueno, no se llegó a un acuerdo. No pedía tanto dinero como para no poder renovarme: tuve la sensación de que ellos querían gente nueva o lo que fuese. Estábamos negociando cuatro temporadas: si hubiera firmado ya no habría jugado en ningún otro equipo, tenía 30 años en ese momento.
¿Habría sido distinto con el Zaragoza en Primera?
Me lo dijeron muy claro: que si no renovaba no iba a jugar. Y llega un momento en que ves que va avanzando la temporada, quedan pocos partidos y no te han dicho nada, así que ya lo ves. La propuesta que me habían hecho no sé si en octubre o noviembre les dije que no, que tenían que hacer un esfuerzo. Me dijeron que no y ya no me ofrecieron nada más. Ni negociaciones ni nada. No me dijeron ya nada más en toda la temporada. Tenían clarísimo que ya no iban a contar conmigo, estuviera donde estuviera el equipo. Es verdad también que estaba César Láinez y tenían un portero de garantías, y puede que no quisieran a dos porteros que cobrasen lo que fuera. Aunque siendo sincero, yo tampoco cobraba tanto. Pero tenía que defender mis intereses.
Y saliste a un Deportivo espectacular, con Makaay, Donato, Mauro Silva, Luque, Víctor, Fran, Valerón, Diego Tristán...
Capdevila, Romero, Scaloni... Teníamos un equipazo. La verdad es que disfruté muchísimo. Jugué Champions hasta octavos de final, semifinales de la Copa del Rey, peleamos la Liga hasta el final y además jugué 42 partidos. Daba gusto jugar en ese equipo.
¿Por qué te quedaste sólo un año?
Tenía firmados dos años, pero mi mujer no se adaptó bien al tema del clima, la lluvia, mi hijo mayor tenía menos de un año entonces. Nosotros viajábamos muchísimo con el equipo, Europa y demás. Estaba en una edad ya, con 30 o 31 años, en que empiezas a pensar en mirar por tu familia: teníamos un niño pequeño, mi mujer lo estaba pasando mal. Y ya decidimos volvernos para Murcia, después de esa primera temporada. Hablé con Samper para ver si me podía retirar aquí y me firmaron cuatro años. El Deportivo no me quería dejar marchar. Estaban Molina y Dani Mallo, pero querían seguir teniendo otro portero que era yo, algo importante para un equipo tan ambicioso y en tantas competiciones como el Deportivo. Al principio me dijeron que esperase hasta que encontraran uno. Firmaron a Munúa seis años, yo perdoné la segunda temporada y me dejaron marchar.
"He tenido la suerte de vivir hitos en todos los clubes: soy el único portero internacional con España estando en el Zaragoza; en el Depor ganamos la Supercopa; con el Nàstic la primera Copa Catalunya al Barça; y con el Cartagena, como entrenador de porteros con Paco Jémez, subimos a Segunda..."
Ex guardametaEl Murcia estaba en Primera División entonces.
Ese primer año, sí. Al siguiente descendimos y jugué los últimos años en Segunda División.
En Cartagena debutó, precisamente en su casa, con España.
Vestir la camiseta de la Selección española es lo más grande a lo que puede aspirar un futbolista. Y además fui el primer portero en hacerlo siendo jugador del Real Zaragoza. Han tenido otros internacionales de otros países, pero ninguno con España siendo en ese momento jugador del Zaragoza. A lo mejor de esto no te acordabas y la gente no lo sabe tanto como lo de las finales (se ríe).
Pues hay que reivindicarlo más, que si no siempre contamos que Juanmi se perdió finales.
Mira, he tenido la suerte de marcar hitos con todos los clubes en los que he jugado. Por ejemplo, me marché del Cartagena siendo juvenil al Real Madrid. Pero cuando me retiré, después de jugar en el Nàstic, en la temporada 2008/09 fui entrenador de porteros en el Cartagena y ascendimos a Segunda División, con Paco Jémez de entrenador. La única final que he jugado la jugué con el Nàstic: la Copa Catalunya en 2007. Y es la primera que ganó el Nàstic (levantaría otra, ante el Girona, en 2017). Ahí tienes otro dato... Soy el portero más joven en debutar con el Cartagena en categoría profesional, en Segunda. Y con el Deportivo ganamos la Supercopa de España contra el Valencia. Estaba, pero no jugué: el titular era Molina. Y he disputado las tres competiciones europeas: Champions con el Deportivo, Recopa y UEFA con el Zaragoza. Eso tampoco lo pueden decir muchos jugadores.
Se recuerda mucho tu partidazo con el Deportivo en Valencia, una fila de paradas espectacular y un penalti detenido a Aimar. ¿Tienes guardado algún partido especial más allá de los obvios?
Sí, muchos. Cuando debuté en San Mamés, un estadio histórico, que perdimos 2-1. Recuerdo otro también contra el Athletic en Copa del Rey, que le pegamos un baño increíble, ganamos 0-2 y la afición de San Mamés nos despidió con aplausos, que a ver dónde más puede pasar eso... Y recuerdo otro en Vallecas, que ganamos 0-1 al Rayo con gol de Milosevic y le paré un penalti a Llorens. Y sí, ese de Valencia con el Deportivo lo recuerdo bien. Además como está en internet, de vez en cuando lo miro: para motivarme en la vida jajaja.