La pesadilla continúa en el fútbol femenino canadiense: fiestas prepartido en las que se "arrojaban juguetes sexuales" y un "lugar tóxico" para trabajar
La investigación de The Globe and Mail revela que el escándalo de los drones es tan sólo la punta del iceberg.
Digna de la última serie de Netflix, la turbulenta historia de la selección canadiense femenina de fútbol supera la ficción. Con el escándalo de los drones todavía coleando, The Globe and Mail - el segundo periódico más importante del país- acaba de revelar más datos, preocupantes, en una investigación llevada a cabo por Greg Mercer, Nancy Macdonald y Simón Houpt.
Porque el archiconocido escándalo de los drones -la policía francesa pilló a Joey Lombardi, un miembro del cuerpo técnico de Bev Priestman, con las manos en la masa, durante los pasados Juegos Olímpicos- es la punta de icerbeg. La investigación denuncia las tropelías de Bev Priestman (la extrenadora del combinado nacional) y de Jasmine Mander (su asistente) durante su etapa en la federación canadiense de fútbol y como esta las permitió, boicoteando varias investigaciones internas.
Una especie del sistema del terror que aúna "ataques de pánico" y fiestas prepartido en las que se "bebía demasiado" y se "hacían preguntas sexualmente explícitas". Y que descubre a una nueva villana: Jasmine Mander, la asistente de Bev Priestman.
«Un lugar de trabajo tóxico para el personal»
El relato es digno de Netflix y merece la pena dedicarle unos minutos porque, entre otras cosas, comienza narrando -con pelos y señales- cómo la policía francesa dio al traste con años y años de espionaje. "La selección femenina de fútbol de Nueva Zelanda estaba practicando los saques de banda cuando Rebekah Stott escuchó un zumbido en el aire. Como entusiasta de los drones, reconoció el ruido casi de inmediato. Fue el zumbido agudo de un dron de cuatro hélices que alguien estaba utilizando para filmar subrepticiamente (a escondidas) su entrenamiento", describe la investigación.
La policía francesa tardó medio segundo en seguir la pista del "misterioso dispositivo" que les condujo a un coche de alquiler aparcado a unos cuantos kilómetros de allí. Y allí estaba Joey Lombardi. Para quien desconozca el final del cuento, Lombardi acabó arrestado y enviado a Canadá junto a Jasmine Mander y Bev Priestman. La federación canadiense de fútbol y sus jugadoras pagaron los platos rotos: seis puntos de sanción y 315.000 dólares de multa.
Más tarde, Joey Lombardi, Jasmine Mander y Bev Priestman fueron sancionados por un año por la FIFA.
En los últimos cuatro años, por la Canada Soccer (la federación canadiense de fútbol) han pasado cuatro presidentes y cuatro directores ejecutivos. La investigación de The Globe and Mail recoge el testimonio de decenas de personas que trabajaron, asesoraron y jugaron para el ente federativo, además de mensajes de texto, correos electrónicos o vídeos, que revelan que "había problemas mucho mayores que el espionaje".
Canada Soccer -y, en concreto, selección nacional femenina de fútbol- se había convertido en un "lugar de trabajo tóxico para el personal". De hecho, tal y como menciona el citado diario, muchos de los entrevistados no quisieron revelar su identidad por miedo a represaliar y por el "control que ejerce el ente federativo sobre el deporte en el país".
Varios empleados desvelan que Bev Priestman y Jasmine Mander deseaban ganar a toda costa y recompensaban la lealtad incondicional. Por ejemplo, dos miembros del cuerpo técnico canadiense abandonaron el mismo por negarse a espiar a otros equipos.
Bailando la conga y participando en un karaoke ataviados con batas de baño
El relato alcanza su punto álgido -o surrealista- cuando desvela las "sesiones obligatorias de bebida la noche antes de los partidos, para miembros del cuerpo técnico y del personal, pero no para jugadoras". Un mensaje de texto revisado por The Globe and Mail revela que en febrero de 2023, Priestman se quejó de la asistencia a los "eventos sociales" había disminuido.
Cinco fuentes diferentes citan que en estas 'reuniones', a veces, se bebía "en exceso". Dos afirmaron que al personal "le arrojaron juguetes sexuales" y tres dijeron que "les hicieron preguntas sexualmente explícitas como parte de los juegos de fiesta". Además, dos vídeos a los que tuvo acceso The Globe and Mail muestran a varios empleados de Canada Soccer participando en las fiestas previas al día de partido. Concretamente, en un encuentro en febrero de 2023, bailando la conga y participando en un karaoke ataviados con batas de baño. En un tercer vídeo, en junio de 2022 y en la noche previa al partido ante Corea del Sur, se aprecia a Bev Priestman bailando mientras el reloj rozaba la medianoche. Dos fuentes mencionaron que la exseleccionadora canadiense "a veces, y al día siguiente, temprano, organizaba carreras para el personal".
En respuesta a los hallazgos del mencionado periódico, Paulo Senra, el portavoz de Canada Soccer reconoció que la "organización ha introducido reformas y no debe definirse por la acciones de individuos que ya no están involucrados con ellos".
Jasmine Mander, una nueva villana
La investigación, también, se centra en la figura de Jasmine Mander, cuyo ascenso dentro de la organización levantó muchas ampollas. La exasistente de Priestman ingresó en Canada Soccer en 2021, como analista de rendimiento.
Tres exempleados recuerdan como "los reprendió y les dejó llorando" y siete fuentes más, incluidas personal y jugadoras, confesaron a The Globe and Mail que presenciaron los hechos mencionados con anterioridad. Además, un exempleado de Jasmine Mander reconoció que le había provocado ataques de pánico.
En 2022, como segunda entrenadora de la Sub-17, Mander fue acusada de obligarle al personal a no mirar el correo electrónico antes de un partido para evitar posibles positivos por COVID-19, unas evidencias que habrían dejado fuera a varias jugadoras, según dos miembros del personal.