SUDAMERICANO SUB-20

El Sudamericano certifica la nueva guardia de Uruguay

Una jóven celeste acaricia el Sudamericano Sub-20 y toca a la puerta de la absoluta.

Mateo Antoni tras terminar el encuentro contra Brasil./REUTERS
Mateo Antoni tras terminar el encuentro contra Brasil. REUTERS
Jonathan Ramos

Jonathan Ramos

El cambio de guardia en Uruguay ha comenzado a darse desde este Mundial de Catar. Se apaga la luz de algunas estrellas que brillaron en el pasado. Diego Godin, Luis Suarez, Edinson Cavani, Fernando Muslera y Martín Cáceres siguen los pasos de otros heróes nacionales como Diego Forlán.

Atrás quedan los hitos conseguidos a principios de la década de 2010, terceros en el Mundial de Sudáfrica y campeones de la Copa América. Por delante, se espera un gran futuro que poco a poco se está haciendo realidad.

Por el momento, figuras que prometían dentro del fútbol uruguayo han caído con buen pie en la selección absoluta. Ronald Araújo, Fede Valverde, José María Giménez, Darwin Nuñez, Rodrigo Betancur o Giorgian de Arrascaeta se han convertido en la base sobre la que construir la próxima gran Uruguay.

A esos cimientos hay que sumarles un nueva camada de jóvenes que han forjado un gran Sudamericano Sub-20. Casí impecable, pero la agónica derrota contra Brasil en la última jornada les impidió levantar el trofeo de campeón.

La celeste está cimentada en los clubes de Uruguay, pero un par de jugadores provienen de categorías inferiores de dos grandes de España. Álvaro Rodríguez es el punta del Real Madrid Castilla.  Tiene opciones de formar parte del primer equipo la temporada que viene. En el otro lado del campo, Uruguay dispone de Facundo González, defensa del Valencia Mestalla que disputa la Segunda Federación.

Puede ser muy pronto para asegurar que el futuro de la celeste está asegurado en todos los aspectos del juego, pero es innegable que la Sub-20 flaquea en pocas áreas. Varios son los nombres propios que se han alzado en este torneo y prometen convertirse en figuras a tener en cuenta dentro de muy poco.

Luciano Rodríguez

Polivalente. Así se puede definir a la figura de Uruguay en este Sudamericano. Con diferencia, el jugador más desequilibrante del equipo. En Relevo hemos reconocido su gran torneo en varias ocasiones.

El "19" de la celeste ha destacado ya sea como único punta, formando dupla de ataque con Álvaro Rodríguez o caído a banda derecha. Pese a haber cosechado mejores números cara a gol jugando solo en ataque, es más que habitual verle en la banda. Comparte el segundo puesto en la tabla de máximos goleadores con varios compañeros de selección. El último de sus cinco tantos fue celebrado hasta por el propio Luis Suárez.

Álvaro Rodríguez

Es el otro baluarte en el ataque de la selección uruguaya. El jugador entrenado por Raúl González Blanco en el Castilla, también terminó con cinco dianas. Cuando está de marcar, se le caen los goles. Sus cinco tantos los sumó en dos encuentros, un hat trick y un doblete.

Al igual que con su club, su físico lo hace destacar a estas edades. El punta de 193 centímetros de altura prefiere jugar solo. Sus mejores partidos en el torneo así lo han demostrado.

Todos sus goles, menos uno, han sido al primer toque. Algo que habla muy bien de la lectura del juego de Álvaro Rodríguez, quien aprovecha su velocidad para asegurarse un remate franco. Tan solo ha marcado un tanto en conducción, faceta del juego que necesita mejorar.

Fabricio Díaz

El capitán. Uno de los pivotes más importantes del torneo junto con Andrey Santos. El aporte de Díaz en el verde es mucho más que un simple hombre al que sobrepasar. El charrúa tiene llegada, de hecho, pese a su posición tan retrasada en el campo, ha aportado cinco tantos al equipo. Los mismos que los dos delanteros mencionados anteriormente.

Es el especialista desde los 11 metros dentro de la selección. De hecho, su golpeo de balón es uno de los mejores del equipo, lo que le permite hacer cambios de juego muy largos para buscar a los puntas. Demuestra una buena lectura de juego cuando se coloca a la perfección en el campo para defender sin balón.

Con 19 años, la toma de decisiones que tiene es la de un adulto. Decide, con mucho criterio, cuando hacer entradas y la gran mayoría de las veces se queda con el balón. En ocho partidos solo ha visto tres tarjetas amarillas.

Facundo González

Líder en la zaga. Nacido en Uruguay, llegó a España con cuatro años. Se formó en el Espanyol y Valencia. Afincado en la península, cuando tuvo que elegir con qué selección jugar, se decantó por la celeste, por eso le apodan "galleguito".

Con 1,93 metros de altura es una torre a la que superar. El central conoce sus capacidades físicas y las explota al máximo. Su perfil se asemeja mucho al de Ronald Araújo. Ambos son zagueros altos, con gran juego aéreo, pero que pese a su corpulencia no sufren en carrera. Facundo González, permite al equipo sacar la defensa más adelante, ya que, no tiene muchos problemas en recuperar metros a campo abierto. El pivote, Fabricio Díaz, es su pareja de baile a la hora de sacar la pelota jugada desde atrás.

Randall Rodríguez

El guardián de los charrúas ha forjado un gran torneo. Ha sido de los mejores porteros junto con el brasileño Mycael Pontes. Por desgracia para Uruguay, su peor partido fue el de la última jornada contra Brasil, recibiendo dos goles y así certificando el segundo puesto para la celeste.

El titular con Peñarol Sub-20 y actual campeón de la Copa Libertadores destaca por sus reflejos. No es la primera vez en el torneo que ha sacado una mano rápida ante un balón muerto tras un córner. Esta característica también le ha servido como ayuda a la hora de parar penaltis. Randall Rodríguez tiene esa intuición e instinto para atajar penas máximas, contra Ecuador lo demostró parando desde los 11 metros para darle los tres puntos a su selección.

Randall Rodríguez es un portero de los de antes. El juego de pies es una faceta a mejorar para el arquero. Su salida de balón no es la más óptima y se le ve más cómodo sacando la pelota desde las manos. Pese a su temprana edad, toma buenas decisiones en el verde. Cuando se ve obligado a abandonar su área, lo hace con seguridad. Algo que da tranquilidad a todo el equipo.