ESPAÑA - SERBIA

Fabián ilustra el nuevo ambiente: Luis Enrique se lo cargó por un once filtrado y De la Fuente le hace líder

Es el ejemplo más repetido ahora dentro de la Federación para entender el paso de la continua tensión anterior, escenificada en la Eurocopa 2021, a estas concentraciones tan familiares.

Fabián y De la Fuente se saludan en el partido ante Italia en la Eurocopa de Alemania. /GETTY
Fabián y De la Fuente se saludan en el partido ante Italia en la Eurocopa de Alemania. GETTY
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

Córdoba.- Ahora que ha pasado el tiempo suficiente y prácticamente ha prescrito -porque los tiempos en el deporte no son los de los juzgados-, van conociéndose más detalles de lo que ocurre a diario en la Selección coincidiendo con el cambio de guardia en el banquillo. Siempre fue así. Entre otras cosas porque el ambiente se ha relajado y, a veces, con la locura que se ha vivido dentro en los últimos años, conviene desahogarse. Una prueba que lo confirma es que varios de sus más importantes directivos suelen resumir con algún que otro ejemplo el paso de la tensión anterior en el vestuario a la armonía que se vive hoy en día. Y nadie habla de que Luis Enrique fuera un ogro y De la Fuente un santo. Se refieren, sobre todo, a que antes había una dictablanda y hoy hay mayores aires de libertad.

El caso de Fabián es uno de los que habitualmente se pone encima de la mesa en la RFEF. Y a pesar de que tanto Luis Enrique como el centrocampista siempre han echado balones fuera y ahora son uña y carne el Paris Saint Germain, lo cierto es que la relación saltó por los aires en la Eurocopa de 2021. Pese a que airearon explicaciones de todo tipo, la que de verdad tiene peso internamente es la que relatan los que la vivieron de más cerca. Luis Enrique pasó factura a Fabián por supuestamente haber filtrado el once de la semifinal ante Italia en aquel campeonato en el que España se quedó a las puertas del cielo. Una rabieta que no pudo confirmar y por la que incluso pidió a Rubiales que indagara por aire, mar y tierra.

La prensa, siempre en el foco del técnico asturiano desde sus años de futbolista, le acabó sacando de quicio en aquellas horas previas -entre el 5 y el 6 de julio de 2021- de un encuentro clave que la Selección perdió en los penaltis. Aquel once, que contenía sorpresas, fue publicado con demasiada antelación. Y los gritos del exseleccionador, según dos profesionales que siempre andan dentro del vestuario, se escucharon en todos los rincones del planeta. España había derrotado en cuartos a Suiza en los penaltis y de aquel equipo titular al nuevo frente a Italia había novedades. Si antes había optado por esta alineación: Unai Simón; Azpilicueta, Laporte, Pau Torres, Alba; Busquets, Pedri, Koke; Ferran, Morata y Sarabia. Esa noche quería sorprender con una revolución, con tres cambios y un falso nueve. Y no pudo contener la rabia de que se filtrara: Unai Simón; Azpilicueta, Eric García, Laporte, Alba; Busquets, Pedri, Koke; Ferran, Olmo y Oyarzabal.

En cuanto le informaron de que el once corría por las webs, Luis Enrique se puso sutilmente en contacto con gente de su staff, llamó a capítulo a José Francisco Molina, entonces director deportivo, y alzó la voz en privado con lo ocurrido con el mismísimo presidente. Y fue entonces cuando comenzó a investigar, pasando el partido por momentos a a un segundo plano, hasta creer que ataba cabos para su tranquilidad y sin que nadie más le diera tanta importancia a lo ocurrido. Fabián, sin comerlo ni beberlo, fue el señalado. Nadie de los que sabe lo que ocurrió reconocen tener la certeza de si el jugador, ahora clave, estuvo en algún momento informado. El míster no le dijo nada. O si lo ha sabido más tarde con el paso del tiempo. Pero es lo que pasó. Y su ostracismo no gustó nada a los pilares de la caseta que hoy siguen al frente, donde se intuía que algo pasaba porque, habiendo unión con el cuerpo técnico, se palpaba que todos caminaban con pies de plomo y con temor a cometer un error.

De uñas

Luis Enrique, según dejó caer a más de un ayudante, argumentó que sus sospechas se basaban en que aquel movimiento desleal se debía a una supuesta rabieta previa de Fabián. El mediocentro, entonces en el Nápoles, no había sido titular en ninguno de los partidos de la fase de grupos: disputó tres minutos ante Suecia en el debut (0-0), 22 contra Polonia (2-2) y ninguno contra Eslovaquia en la victoria decisiva (0-5) y en la que no puedo haber rotaciones masivas por la exigencia del encuentro para pasar a la siguiente ronda. En octavos contra Croacia (victoria en los penaltis) volvió a ser suplente y en cuartos, llegó lo peor ante Suiza: ni siquiera se vistió. Como en semifinales fue suplente otra vez, Luis Enrique, animado también por uno de sus escuderos, pensó lo que pensó.

Luis Enrique da instrucciones a Fabián en la Euro 2021.  GETTY
Luis Enrique da instrucciones a Fabián en la Euro 2021. GETTY

Los protagonistas, y los entornos que han vuelto a ser preguntados, lanzan balones fuera y hablan de que eso ya es pasado y "no interesa". Por lo tanto hay que remitirse a los que ambos declararon en su día. El futbolista, en una entrevista con Relevo el 17 de junio de 2023, fue el más tajante: "No pasó nada. Todo el mundo ponía que nos habíamos peleado, pero no. Hasta ese día fue todo bien, no tuvimos ningún problema. Después de la Eurocopa tomó la decisión de llevar a otros jugadores y yo lo acepté. Intentaba hacer las cosas bien en mi club para poder volver y a día de hoy estoy muy contento de poder estar aquí, llevaba mucho tiempo sin venir". Y si Fabián lo dice puede ser porque hay varias versiones de los hechos o que, directamente, no sabía entonces los motivos. Lo único cierto es que en la RFEF ya es vox populi la explicación del once y los números desde aquel día en el que Luis Enrique se enfadó hablan por si solos.

Fabián encadenó desde aquella semifinal de la discordia 20 partidos y un año y medio sin ser llamado por la Selección, con el Mundial de Catar 2022 de por medio, pese a que lo estaba bordando en Italia. Luis Enrique, públicamente, alegaba que había que respetar sus decisiones y que había compañeros rindiendo igual o mejor. Pero internamente no le importó compartir que él tiene unas líneas rojas y que, con él, nadie se las salta. Así que se mantuvo firme y hasta que no fichó por el PSG no volvió a encontrarse con el internacional. Ahí el técnico, al entender que se trataba de otro equipo, con otro libro de estilo, una nueva vida y que todas las personas pueden equivocarse alguna vez (si es que Fabián llegó a equivocarse), decidió pasar página. Y sólo ellos saben si alguna vez han hablado de esto.

Nuevos tiempos

Lo que es evidente es que su relación fluye como nunca en París y que Fabián es indiscutible. Como lo es ahora para De la Fuente, que ya tenía claro desde el minuto uno de su nombramiento que iba a contar con Fabián como uno de sus abanderados, con el que por cierto comparte agencia de representación (You First) desde hace meses. Y eso que era conocedor de lo que había sucedido en su día. Porque el riojano, otra cosa igual no, pero la Federación la conoce al dedillo tras más de una década viviendo en ella y tiene más amigos, confidentes y profesionales de confianza que nadie ahí adentro. No le importó ese rumor que cada vez llegaba a más gente, pese a que al actual seleccionador tampoco le gustan nada de nada las vacilaciones con los onces, las elucubraciones y las filtraciones de ningún tipo. Si algo le molesta sobremanera es que sus planes circulen por ahí o que un periodista le pregunte por el once.

En su primera etapa ya tuvo algún que otro disgusto con el anterior equipo de comunicación que estaba al frente de la RFEF, debido a que algunos detalles previos a las listas de convocados se aireaban, al igual que alguna que otra alineación. Y esos gestos, en su forma de entender una concentración en la que caben todos (jugadores, directivos y periodistas), los entiende como deslealtades a España que ponen en riesgo y peligro el éxito de la Selección, a la que le gusta llamar "el equipo de todos" independientemente de que cada uno haga su trabajo. Por eso, con la nueva gente que se rodea, hay una sintonía desde el primer día. El país entero, con raras excepciones, se suele enterar de los onces a su debido tiempo. Y la Roja es ahora una familia donde hay mucha menos crispación por este y numerosos detalles más.

Entre otras cosas, porque el seleccionador actual prefiere estar en segundo plano (sin calentar las ruedas de prensa, compartiendo sus puntos de vista en decenas de entrevistas, pasando del Twitch y otras excentricidades...), porque no le da tanta importancia a detalles secundarios, porque el futbolista es el verdadero centro de todo y porque no tiene en estos momentos presidente electo ni director deportivo al que quejarse y a los que calentar en busca de enemigos y topos.