MUNDIAL DE CATAR

Cómo Enzo Fernández y Julián Álvarez le han regalado a Messi su escenario ideal

Desde que entraron en el once ante Polonia, los ex de River Plate ya no han salido de la alineación de Scaloni.

Messi, Julián y Enzo celebrando el gol /Quay
Messi, Julián y Enzo celebrando el gol Quay
Albert Blaya

Albert Blaya

En un Mundial lo que pasó ayer parece una anécdota de tu infancia. El tiempo vuela, los recuerdos se amontonan y los partidos se suceden sin tregua. En un torneo tan cortoplacista que quita el hipo, acertar con las decisiones es tan difícil como crucial: si en un club se tardan semanas, incluso meses, en atinar con los cambios, en el Mundial a veces no bastan ni 90 minutos. Y Lionel Scaloni necesitó 180 para girar el timón a tiempo. Cuando parecía que incluso los octavos de final eran un sueño. La final les espera.

Resumen del Argentina - Croacia (3-0) de semifinales.Mediapro

Argentina debutó en esta Copa del Mundo montado en una montaña rusa. Un partido que pudo haber acabado la primera parte con 3-0 se le iba de forma sorprendente ante la trabajada Arabia de Hervé Renard por 1-2. Una derrota que convertía en posibles epílogos tristes los dos partidos siguientes. En aquel debut se juntaron dos problemas principales: el primero es que aquel equipo tenía poca capacidad para conectarse desde el pase, uno poco reconocible. Como bailar sin música. Eso se notaba en la ausencia de Lo Celso, el pegamento del equipo. El segundo, era una falta de profundidad alarmante. Con Di María, el Papu, Lautaro y Messi, todos la pedían al pie. La compacta defensa saudita, que abría espacios, no se sentía incomodada.

A veces el fútbol te sonríe. Cuando algo falla y tienes a quienes lo pueden solucionar sin jugar la decisión parece sencilla: ponlos. Pero lo que es aparentemente tan fácil esconde muchas complejidades vestidas de roles, juegos de poder, equilibrios invisibles. Muchos pedían la suplencia de un desatinado De Paul. En el fútbol hay una gran parte del acierto que es intuitivo, que nace de la confianza. Y Scaloni, pase lo que pase el domingo, ha acertado, porque ha revertido el relato que le señalaba como culpable al que lo señala como artífice de muchos momentos de felicidad. A veces la línea es tan fina que da pavor pensar en ello.

Enzo es un centrocampista que ha pasado de ser alguien molón, de aquellos jugadores que en Champions enamoran al espectador, aunque luego no le sigan la pista, a un auténtico jerarca prematuro: 21 años, pero una personalidad a prueba de un sistema nervioso tan tenso como el argentino. Y un talento desbordante, que le permite ser un enorme primer pasador (jugando de mediocentro ordena y jerarquiza) y algo que Argentina está descubriendo más tarde en su esquema; un futbolista que, con libertad, es capaz de hacer que Messi sonría mucho más. Y eso solo logran los mejores.

La afición argentina celebra el pase a la final.Efe

Julián es veneno. Es un remolino que no para de moverse, de ofrecerse, de tirar desmarques desde distintas alturas como un poseso. Todo alrededor suyo parece borroso, como una foto finish. Y para una zurda divinizada como la de Messi, que atrae a tantos rivales, es una bendición contar con la agresividad incansable de Julián. El 1-0 ante Croacia nace de un movimiento agresivo de Julián, que castiga el error de Gvardiol en la marca. En un deporte en el que hay tantos errores, tener a quienes los castigan es un guiño que más vale rescatar.

En el Messi más veterano se funden dos necesidades que en Argentina nunca se habían saciado. La primera es la de tener un ritmo de circulación alto por detrás que le permitiese ganar altura, no tener que bajar por necesidad, sino por placer. La segunda, jugadores que destilen generosidad, predispuestos a correr y romper al espacio para que haya más espacios y, claro, para que Leo los encuentre a ellos. Enzo en lo primero y Julián en lo segundo, además de representar dos de las irrupciones más potentes de la última década en Argentina, son dos piezas que han llegado para encajar con la mastodóntica figura de Messi. De forma natural. Scaloni lo vio, y Argentina lo incorporó con mucha suavidad.

La final es un universo por explorar de profundidad desconocida. Escenario complejo en el que a veces puede que todo lo anterior no funcione, porque plantea preguntas distintas. Argentina ha demostrado poder sobrevivir a distintos escenarios, teniendo la pelota o no, sufriendo cerca de su área o apretando para recuperar. En todos ellos, Enzo y Julián son futbolistas clave porque le dan un espacio a Messi en el que operar que, a todas luces, eleva hasta cotas insospechadas el posible éxito de Argentina.