El doble rasero de Luis Enrique: espera a Morata pero no a Gayà
Te quiero, pero como amigo. Cuántas veces habremos escuchado esta frase. Es muy dolorosa, cuando ves que la chica (Mundial) con la que soñabas se marcha con otro (convocado). El dolor (no físico) que debe sentir en estos momentos Gayà debe ser inexplicable. Vaya por delante que mi relación con mi tocayo es sólo esa, que compartimos el mismo nombre y que Luis Enrique es un tío al que me encantaría conocer dando pedales en cualquier puerto de montaña (si me lo permitieran los pulmones y la patata). Entiendo que el seleccionador español no quiera arriesgarse a jugarse el pase a octavos en el segundo partido, ante Alemania, sin Jordi Alba (en caso de una hipotética lesión) y con el miedo a que en el stream-post partido le echen en cara que mantuvo a Gayà en la lista y que no estaba en condiciones.
Tampoco soy médico ni fisio, ni tengo conocimientos clínicos sobre el resultado de la resonancia del tobillo de Gayà, por más que me haya torcido el tobillo decenas de veces (con grados de esguinces de todos los colores) corriendo por la montaña. Soy un simple 'periolisto', como bien podría calificar Javier Clemente. Tampoco voy contra Luis Enrique, al revés. Me he puesto el traje de niño ilusionado con los Reyes Magos, porque esta 'baby-selección' cuenta con muchas cositas para conquistar lo imposible: que el corazón (el espíritu de este equipo) supere a la razón (no somos favoritas, somos muy jóvenes, no tenemos defensa, tampoco delantero o nos la vamos a pegar).
Pero hay decisiones (te quiero como amigo) que cuestan de entender.Más si cabe cuando a otros como a Morata, que se incorporó a la Selección renqueante con una lesión muscular en la cadera, sí has esperado para jugarte el Mundial ante Costa Rica, Alemania y Japón. No sé de fútbol ni una milésima parte de lo que sabe Luis Enrique, pero hay momentos en la vida que es mejor vivir con ilusión que con conocimiento. Que se lo pregunten a los niños cuando le cuentan la realidad de los Reyes Magos. Eso es lo que 'somos' ahora muchos 'periolistos' y los propios jugadores de la Selección. Niños ilusionados con un Mundial.
Romper la magia por la realidad supone una dura bofetada para un vestuario que formaba parte Gayà hasta hace muy poco. Dejar a Morata sin Mundial habría supuesto abrir de nuevo la caja de los truenos: ¿por qué no Borja Iglesias si está al 100% y ha metido más goles? (en Vigo y en otras ciudades cambien al Panda por el de Iago Aspas). Que Morata marque o no marque en este Mundial no va a ser por sus molestias en la cadera, como le hubiera pasado a Gayà en Catar pero con su tobillo. Porque en el fútbol existe un factor por encima de la pizarra, el de la ilusión, que gana muchas veces a la razón. Pese a que Luis Enrique pueda tener razón, se la podría haber 'envainado' a costa de no romper el espíritu de esta Selección, que aún 'cree' en los Reyes Magos…