FC BARCELONA

Así se apagó el sueño de Bellerín: la lesión y las conversaciones con Xavi, la promesa de Mateu...

La aventura del lateral en Can Barça terminó antes de tiempo. En diciembre, Alemany le transmitió a su agente que quería que siguiese.

Bellerín, en el banquillo durante un partido del Barça. /GETTY IMAGES
Bellerín, en el banquillo durante un partido del Barça. GETTY IMAGES
Matteo Moretto

Matteo Moretto

Suena el teléfono. Al otro lado, Mateu Alemany: "Solo tengo un millón de margen para fichar a Héctor. ¿Podemos?". Es 1 de septiembre del año pasado, quedan horas para que se cierre el mercado y el Barcelona decide lanzarse a por Bellerín para reforzar el lateral derecho. El agente del jugador, Albert Botines, se pone en contacto con el Arsenal de inmediato y convence a los gunners para rescindir el contrato del zaguero. Los londinenses solo se reservan un porcentaje de una hipotética futura venta. El futbolista, entusiasmado, se baja el sueldo de forma considerable y cumple uno de sus sueños: volver al club en el que empezó todo, cuando todavía era un niño lleno de deseos por cumplir y que fantaseaba con triunfar algún día en el Camp Nou.

Bellerín, en un entrenamiento con el Barça.  REUTERS
Bellerín, en un entrenamiento con el Barça. REUTERS

Con poco tiempo para adaptarse a los automatismos que pide Xavi, el 28 de septiembre llega un momento importante: Bellerín se lesiona. Un inoportuno problema muscular le obliga a quedarse fuera justo cuando el equipo más le necesitaba, y cuando él quería demostrar todo lo que podía aportar. Héctor vivió mal aquel contratiempo e hizo todo lo posible por anticipar su regreso: fisioterapia, gimnasia, intensidad y constancia, todos los días, sin tiempo que perder. Cuando se recuperó, pasó directamente al campo: el 19 de octubre le pidió a Xavi volver al grupo para no dejar escapar más oportunidades.

Le cuesta un poco y eso se notará, sobre todo el día 26 de ese mismo mes, en el partido en casa contra el Bayern de Múnich (0-3). Bellerín no estaba al cien por cien y contra Mané no rindió a su mejor nivel. Le llovieron las críticas, sobre todo de la prensa local, pero no se inmutó y continuó diciendo, tanto en público como en privado a su gente más cercana, que haría todo lo posible por brillar en el Barcelona y cambiar los ánimos del momento.

Xavi y su segundo, por su parte, nunca parecieron dudar de él. Aprovechaban cada oportunidad para hacerle saber que se estaba entrenando muy bien, y que tarde o temprano recogería los frutos de su trabajo. Pero los minutos entre la Liga y la Copa fueron realmente inexistentes. En sus últimas semanas apenas disputó 90 en los octavos de final del torneo del K.O. contra el Ceuta, de Primera Federación. Y luego, la nada. La gota que colmó el vaso fue la no convocatoria para la semifinal de la Supercopa de España: Héctor no esperaba quedar excluido de esa manera y terminar en la grada.

Esa medida podría haberse evitado. En diciembre, de hecho, existió una reunión entre Alemany y el agente de Bellerín para hablar del futuro del lateral, para entender si debían seguir juntos o no. El Barcelona quería que siguiese, y transmitió que la voluntad de todas las partes, dentro del club, era la misma. Así, el jugador dijo no a todas las posibilidades que se le presentaban: Fulham, Everton, Bournemouth, Monza, Torino, Sassuolo. Pero en los últimos días del mercado apareció el Sporting de Portugal, que necesitaba un lateral derecho fiable ante la inminente marcha de Pedro Porro. Otra llamada justo hacia el final de la ventana de mercado, como ocurriera en verano, para volver a cambiar la carrera de Bellerín.

Esta vez sí le atraía el destino. Por varias razones: la historia del Sporting, el hecho de poder jugar la Europa League, la belleza de la ciudad y la cercanía de Lisboa con España. La operación se cerró en las últimas 12 horas de mercado. El Barcelona recibió un millón de euros fijos y podría recibir otro millón en variables en junio en función del rendimiento del ex del Betis, además de un porcentaje sobre futuras ventas. Bellerín ha firmado hasta junio, con opción de prórroga por otros dos años en caso de que ambas partes estén satisfechas de continuar juntas.

El sueño culé, de esta forma, se desvaneció antes de tiempo, durando menos de lo que todos esperaban. El primero, Bellerín.