Cómo el Rayo se ha convertido en el club pobre que ficha como los ricos: Morena, Polster, Hugo Sánchez, Cunningham, Falcao... y ahora James
En 1979 realiza su primera gran operación de mercado y consigue traer al uruguayo Fernando Morena, a quien el Real Madrid pretendía desde varios años antes.
Marca de la casa. Idiosincrasia propia. Pobre, pero con miras de rico. Circunstancial o puntual. El Rayo Vallecano siempre fue el tercer club de Madrid tras el Real Madrid y el Atlético con el aval de sus 22 años en Primera, 38 en Segunda, cinco en Segunda B y 11 en Tercera. Club de barrio, obrero, sin alardes, pero que siempre mantuvo sus aires rebeldes, subversivos, como sus vecinos. Ahora que James Rodríguez, ex de Banfield, Oporto, Mónaco, Real Madrid, Bayern Múnich, Everton, Olympiacos, Sao Paulo y 106 veces internacional con Colombia (28 goles), se va colgar la franjirroja, es casi de obligado cumplimiento repasar todos los grandes fichajes que pasaron por 'la Bombonera' de Vallecas.
Un nuevo desafío, una nueva ilusión. ⚡️@RayoVallecano pic.twitter.com/PPOOxunYjo
— James Rodríguez (@jamesdrodriguez) August 26, 2024
Casi siempre fueron operaciones rocambolescas. Medio personales. Surgidas de la nada, extrañas y en las que al final el dinero, sorprendentemente, siempre perdía la batalla. Parecía imposible que jugadores de talla mundial, en un momento determinado de su carrera, decidieran bajarse en el metro de Portazgo. El tirón de la capital. La sombra alargada de dos clubes como el Real Madrid y el Atlético. Posiblemente, la primera gran operación galáctica del Rayo Vallecano fue la de Fernando Morena (2-2-1952). Uno de los mejores futbolistas que ha dado el fútbol uruguayo en toda su historia. Sin exagerar. Goleador que pasó por River Plate de Montevideo, Peñarol, Rayo Vallecano, Valencia, vuelta a Peñarol, escala en Boca Juniors, para volver a su casa para retirarse en 1984 con 32 años, 54 partidos con la 'Celeste' y un total de 668 goles en toda su carrera.
Pirri a Morena: ¿Cuándo fichas por nosotros?
Con 21 años, Morena jugó el Mundial de 1974 y era codiciado por los grandes clubes de Europa, el Real Madrid entre ellos. Según confesó el propio jugador cuando fichó por el Rayo a quien este escribe, su fichaje por el club blanco estaba prácticamente hecho cuatro años antes, "pero mi ficha pertenecía a River de Montevideo y Peñarol, y estos últimos se echaron atrás a última hora. Sin embargo, cuando en el verano de 1978 Héctor Núñez me pidió para el Rayo, se cerró la operación relativamente barata, 750.000 dólares. Bastante menos de lo que pedían cuatro años antes al Real Madrid, dos millones. Aparentemente yo sabía que el Rayo no era un equipo adecuado para mí, pero me vinieron a buscar, lucharon por mí. Nadie me engañó". Un día, pasados los años, alguien del club blanco le explicó que no le habían fichado porque era demasiado joven y demasiado caro, "pero a mí un día Pirri, en el trofeo Teresa Herrera de La Coruña, me preguntó que cuándo fichaba por ellos. Sé que estuve cerca".
Morena tenía ya 27 años y era un jugador consagrado con seis títulos de máximo goleador en la liga de su país. El Rayo descendió esa temporada 1978-79 a pesar de los 21 goles del charrúa. Cuarto realizador del campeonato con 21 goles tras Quini (24), Santillana (23) y Kempes (22). A la mitad de la liga, Morena ya sabía que el Rayo se le había quedado pequeño en todos los sentidos. En el económico, su ficha estuvo embargada por falta de liquidez y en el futbolístico, era jugador de un grande. Su amigo Kempes hizo lo indecible por llevárselo al Valencia. Y allí se fue. A seguir goleando. El propio futbolista tomó parte activa en el traspaso y consiguió cerrar una operación que benefició a las tres partes. Su marca registradora en el Rayo se mantuvo viva hasta la temporada 2017-18, cuando Raúl de Tomás llegó a los 24 goles... en Segunda.
«Pero si esta es la camiseta de River...»
En la década de los 80, el Rayo siempre estuvo atento al mercado para 'pescar' jugadores, preferentemente delanteros, con nombre y poder de atracción para el aficionado y los medios de comunicación. Jóvenes o veteranos. Le daba igual. Pero tenía que tener caché. Incluso cuando estaba en Segunda miraba en grandeza. En el verano del 86 aterrizó en Vallecas para acabar su carrera Rubén Cano, 35 años, que ya había triunfado en el Atlético y había marcado el gol que clasificó a España para el Mundial de Argentina 78. Fueron dos temporadas. 1985-87. Curiosamente, el entrenador también era Héctor Núñez, como con Fernando Morena. Su presencia en el banquillo era una garantía para atraer futbolistas por su reconocido prestigio. En ese curso, Rubén marcó 16 goles.
En la segunda temporada, el hispano-argentino, a quien en el Atlético llamaban y llaman 'Pilili', coincidió con Laurie Cunnigham, que a sus 30 años también estaba de vuelta del Real Madrid (1979-82), del Manchester United, del Sporting de Gijón, del Leicester. Cunningham jugó una temporada en Vallecas (37 partidos, tres goles). En la siguiente se fue cedido, medio curso en cada sitio, al Jupiter belga y al Wimbledon inglés. Para volver (1988-89) y compartir vestuario con Hugo Maradona, el hermanísimo pequeño de la saga, que había recalado en la Avenida de la Albufera cedido por el Nápoles para intentar una vez más el ascenso a Primera. Tenía 19 años y Diego no se cansaba de repetir que era mejor futbolista que él. El caso es que el Rayo pagó 24 millones de pesetas por su cesión. Un pastizal de entonces y también de ahora. Por el camino se quedó sin celebrarse un amistoso contra el Nápoles con el que el club vallecano pretendía compensar el desembolso de su cesión.
Lo peor de todo ocurrió el día de la presentación, cuando Hugo Maradona recibió la camiseta con su franja roja en diagonal. "Che, pero si esta es la camiseta de River...". Al parecer, su hermano Diego, fanático de Boca, le había dicho que el Rayo vestía de verde, ocultando la realidad, por si su hermano, medio 'bostero', también se echaba para atrás en la operación. Su paso por Vallecas fue discreto. En el primer año, 35 partidos y seis goles con ascenso incluido a las órdenes del mítico Felines. Y en el segundo, dos partidos y tres tantos con nuevo descenso a Segunda.
Polster llegó pasado de kilos...
La década de los 90 volvió a convertir Vallecas en un escenario atractivo. Se convirtió en Sociedad Anónima y con la llegada de la familia Ruiz Mateos a la propiedad no se escatimaban gastos, y menos con la vuelta a Primera. En la temporada 1992-93, con José Antonio Camacho en el banquillo y Gregorio Benito en la dirección deportiva, las miras se pusieron altas. Nada más y nada menos que Anton Polster, uno de los mejores delanteros europeos en el momento. Tenía 28 años y venía de triunfar plenamente en el Sevilla, tres temporadas, y en el Logroñés, una.
Después de semanas de negociación, el Rayo pagó 200 millones por su fichaje. Una barbaridad para la época, pero Polster aseguraba gol. De hecho marcó 14 en 31 partidos. Y no hizo más porque llegó pasado de peso, como recuerda su compañero de entonces Paco Jémez. "Sí, sí, vino gordito. Se descuidó un tiempo con las negociaciones del fichaje y tuvo que hacer una preparación especial para perder peso. Además se fumaba un par de paquetes de tabaco diarios, pero era muy bueno. De los mejores delanteros que yo he visto en mi vida". Solo una temporada recaló en la Avenida de la Albufera porque Ruiz Mateos vio en una oferta del Colonia alemán el negocio perfecto para recuperar la inversión del año anterior.
Hugo Sánchez llegó obligado y por dignidad
Además, el empresario tenía otras ideas en la cabeza, como la de fichar a Hugo Sánchez, ex del Atlético y del Real Madrid... a pesar de sus 35 años. Operación inmediata. Venta del austriaco, compra del mexicano. Una operación puntual. Hugo no se sentía bien en el América, donde había recalado tras salir del Bernabéu, y se las ingenió para regresar a Madrid. Una sola temporada, la 1993-94, 29 partidos de Liga, 16 goles, pero no pudo evitar el descenso de su equipo, que llegó a tener tres entrenadores a lo largo de la temporada. Su primera vuelta fue extraordinaria con 12 tantos, pero en la segunda se divorció del gol. No marcó en las seis últimas jornadas, ni en los tres partidos de promoción contra el Compostela.
"Fiché por el Rayo porque preferí morir de pie que vivir de rodillas. No podía aceptar lo que me quería hacer la presidencia de América con mis derechos de imagen. Mi dignidad está por encima de todo. No vine por voluntad propia, pero fue una buena experiencia estropeada por el descenso", declaró.
En los últimos años, con una economía de batalla, como casi todos los clubes españoles, el Rayo no ha renunciado a tener jugadores de 'cartel' en su nómina, pero se tiene que inventar fórmulas financieras para conseguir sus objetivos. Tiempo atrás, las cesiones fueron su mejor arma: Baljic (2001-02), Diego Costa (2011-12)... y también la incorporación de jugadores veteranos ya en el último escalón de su carrera, como fue el caso de Tamudo, autor de un gol con valor permanencia (2011-12) o el último caso, el colombiano Falcao, que ha estado tres temporadas en la nómina vallecana, con un irregular rendimiento, pero demostrando su profesionalidad en cada encuentro que ha jugado: 89 partidos (16 como titular) y 12 goles. El colombiano llegó con la misma edad que Hugo Sánchez, 35 años.