ENTRENADORES VETERANOS EN EL EXTRANJERO

Luis Aragonés se perdió en Estambul el día que cumplía 70 años: "No se le ocurra empezar un entrenamiento más sin estar yo"

Paco Herrera y Caparrós se fueron al Aris Salónica y a la Selección de Armenia con 65 años y 'Mendi' comienza a los 62 su primera aventura extranjera.

Luis Aragonés, en su etapa al frente del Fenerbahce. /EFE
Luis Aragonés, en su etapa al frente del Fenerbahce. EFE
Enrique Ortego

Enrique Ortego

Fuimos muchos los sorprendidos por la noticia. A sus 62 años, después de ganar la Europa League con el Sevilla en mayo y de un traicionero despido en octubre, José Luis Mendilibar firmaba por el Olympiacos griego. Además, sellaba su compromiso por lo que queda de curso, cuando tenía la posibilidad de firmar también el siguiente año. Manías y maneras de pensar. "Si lo hago bien, seguiré y si lo hago mal, me echarán igual aunque tenga un contrato firmado. Y no es cuestión de estar donde no te quieren". Mendi en estado puro. Este jueves se estrena en partido de la Conference League contra el Ferencvaros húngaro.

El suyo no es el primer caso de un técnico español que cumplidas las seis décadas se atreve con su primera aventura en el extranjero. Para algunos entrenadores el banquillo tiene ruedas, pero no edad. Les puede más la devoción que el carné de identidad. Nuestro precedente más significativo fue el de Luis Aragonés, que fichó por el Fenerbahçe turco a punto de cumplir los 70, con la Eurocopa 2008 en la mochila y sus jugadores gritándole en el avión de regreso a Madrid: "Luis quédate, Luis quédate". Demasiado tarde. Ya tenía un compromiso verbal con el club turco que, además, durante la Eurocopa, la misma semana de la final de Viena, lo hizo público ante la perspectiva de que el técnico español, con la presión popular y de sus jugadores, pudiera echarse atrás. En cualquier caso la Federación ya tenía decidido su sustituto: Vicente del Bosque.

Por ser un caso único en el fútbol español, las peripecias de Luis Aragonés en Estambul merecen parada aunque solo duraron una temporada. El contrato era de dos, a razón de 4,5 millones de euros netos cada uno, pero al finalizar la primera el club anunció que no seguía contando con sus servicios. Luis se llevó de su mano a César Mendiondo como segundo entrenador; Carlos Cascallana como preparador físico y Ángel Férez de preparador de porteros. Armando Ufarte y Jesús Paredes, sus manos derecha e izquierda en su etapa de seleccionador, declinaron la posibilidad de acompañar a su jefe en su nuevo periplo. El compromiso era que él pagaría a su cuerpo técnico. Por cierto, la misma cantidad a los tres.

Contrato avalado y sin problema de cobro

Estando al corriente de lo que le sucedió a Vicente del Bosque, su sucesor en la Selección, cuatro años antes, cuando entrenó al Besiktas y le despidieron a mitad del primer curso y no le querían pagar el segundo, Vicente Montes, abogado del técnico, firmó un contrato avalado, con lo que en el momento de la rescisión no tuvo ni que recurrir al TAS. Ambas partes negociaron la fórmula de pago y el total del montante económico lo cobró el técnico mes a mes durante toda la temporada siguiente.

Luis fue recibido en Estambul como un profeta. Venía de ganar la Eurocopa con la Selección y el fútbol español era referencia absoluta en el país. Mientras tenía que improvisar sobre la marca con una plantilla con 11 jugadores nuevos, se encontró con que el club le había reservado para vivir un palacio de tres pisos y 16 habitaciones. El mismo en el que había vivido Zico, su predecesor en el cargo. De su mano llegaron también dos jugadores españoles: Güiza, que venía de ganar la Eurocopa y de ser máximo goleador de la Liga, y Josico, un hombre de la preferencia del técnico, aunque llegara a Estambul fuera de su plenitud.

Dani Güiza, en su presentación como jugador del Fenerbahce.  Reuters
Dani Güiza, en su presentación como jugador del Fenerbahce. Reuters

Allí se encontró a Roberto Carlos, con quien hizo muy buenas migas. El lateral brasileño intentó ayudarle lo más posible, pero Luis nunca logró, ni por medio de los intérpretes, que los jugadores se identificaran con él, ni personal ni futbolísticamente, como le había sucedido en España en los vestuarios por los que había pasado.

César Mendiondo, que se estrenó como segundo entrenador, en esa experiencia, cuenta a Relevo que Luis sentía devoción por Roberto Carlos y rescata una anécdota de un partido. "Estábamos en el banquillo y Luis susurró una frase. "El negro no anda". Como no le entendí en ese momento y nunca había llamado 'negro' a Roberto, no sabía lo que quería decir. Lo repitió. "Que el negro hoy no anda, ¿no lo ves, coño?". César, que sentía y siente admiración por su 'padrino' futbolístico, le insinúa que le pueden cambiar. "En qué hora se me ocurrió insinuarle esa posibilidad. Me dijo de todo. Usted está gilipollas, como voy a quitar a Roberto Carlos... Es el mejor hasta en la caseta".

La temporada se le hizo eterna al entrenador. Además, para un ser muy activo como él su vida era demasiado rutinaria. De casa a una maravillosa ciudad deportiva. Ida y vuelta entre un lío de autopistas y de atascos que duraban más que los partidos, como él decía. El idioma fue clave en su convivencia. No se entendía con casi nadie. Ni con los futbolistas, ni con los del palco, como él les llamaba. Por parte de la directiva se encontró con unas injerencias a las que no estaba acostumbrados. No le decían quién tenía que jugar, pero casi. También le pedían que jugara con dos delanteros y le echaban en cara que no pusiera a la estrella local, Semih Sentürk. Luis amenazó con marcharse no menos de una decena de veces, pero los consejos familiares, sobre todo de su mujer, Pepa, que se mudó también a Estambul, le aconsejaban terminar al menos la temporada. Les hizo caso.

El 28 de julio, día de su cumpleaños, con la temporada ya en marcha por las previas de la Champions, Mendiondo recuerda una anécdota imperdible. "Llegábamos hora y media antes a los entrenamientos. Teníamos habitaciones allí, nos cambiábamos y teníamos una reunión para revisar los planes de la jornada. Ese día el 'míster' no llegaba y no llegaba. Le llamábamos al móvil y no respondía. Entonces decidimos comenzar a entrenar porque todos los jugadores estaban preparados. A la hora apareció Luis y de paisano se quedó en la banda viendo el entrenamiento. Cuando me acerqué a saludarle y preguntar qué le había pasado me dijo al oído: 'No vuelva usted a comenzar un entrenamiento sin que esté yo delante'. Nos dijo luego que se había equivocado, aunque se sabía el camino de memoria, en un cruce de autopistas y para dar la vuelta tardó más dos horas".

El portero de la final de Copa y el “me he equivocado”

Uno de los momentos más tensos vividos en la capital turca fue cuando entraron a robar en los chalets en los que vivían Mendiondo, Cascallana y Férez. Al primero le robaron el reloj conmemorativo del éxito en la Eurocopa 2008 y los tres ordenadores de trabajo. Ese día Luis se fue al club para exigir una protección especial para sus colaboradores y al mismo tiempo pidió a los directivos que cambiaran su arbitraria política de 'primas'. Solo querían dar premios a los jugadores que ellos consideraban que juegan bien y no a la plantilla completa, como era de ley. Luis una vez más, como en el motín del Hesperia de los tiempos del Barcelona, se puso del lado de sus futbolistas.

El Fenerbahçe acabó cuarto la Liga a diez puntos del campeón, el Besiktas, al que había entrenado Vicente del Bosque cuatro años antes. El equipo respondía bien contra los otros dos grandes, ganó al Besiktas los dos partidos y venció uno y empató otro contra el Galatasary, pero se le atragantaban los más débiles, que le montaban la tienda de campaña en su área. En la Champions superó dos fases previas, con victorias ante el MTK y el Partizán, pero en la fase de grupos quedó cuarto en su grupo por detrás del Oporto, Arsenal y Dinamo de Kiev. El punto álgido de la temporada llegó con la final de la Copa turca. El rival fue el Besiktas, que se impuso (4-2).

Esa tarde también sucedió un episodio que definía perfectamente cómo era Luis. Antes del partido preguntó a sus ayudantes quién debería ser el portero titular en la final. En la Copa, había venido jugando el teórico suplente, Babacan. El primero en responder, como entrenador de porteros, fue Ángel Férez, y dijo que creía que tenía que seguir quien venía jugando esa competición. Cascallana era de la misma opinión. El tercero en responder, Mendiondo, opinó lo contrario, que jugara Volkan Demirel. Pensaba que había mucha diferencia entre uno y otro. La decisión final la toma Luis y puso a Babacan, el 'suplente'. Comenzó el partido y en el primer gol del Besiktas, un 'tirito' desde fuera del área, el balón pasó entre las piernas del guardameta. Ahí comenzó el Fenerbahçe a perder la final. Terminado el encuentro, en el hotel, Luis se acercó a sus tres ayudantes y les dijo: "Me he equivocado de portero, hemos perdido la final por mí".

Esa fue su última experiencia como entrenador. Un total de 53 partidos, 28 victorias, 11 empates y 14 derrotas. Aunque sufriera mucho en el momento, Luis y su equipo de trabajo siempre consideraron positiva la experiencia del Fenerbahçee. Conocieron otra manera mucho más pasional de entender el fútbol y otra cultura de vida. Para Mendiondo fue una aventura inolvidable. "Luis sufrió, pero disfrutó mucho, sobre todo en la Ciudad Deportiva, entrenando. Teníamos de todo. Estuvo siempre muy pendiente de nosotros. Nos obligaba a que nuestras familias vinieran a vernos al menos una vez al mes, aunque no podían, claro. Nos sacaba a comer y pagaba siempre. Quería que nos sintiéramos felices y desde luego para mí que por primera vez era su segundo, fue algo imborrable".

Paco Herrera y Caparrós, otros dos aventureros

Sin llegar a ser septuagenarios, otros técnicos españoles afrontaron cumplidos los 60, o cerca de hacerlo, sus andanzas forasteras. Paco Herrera (Barcelona, 1953) después de un largo periplo por clubes españoles de todas las categorías, firmó como primer entrenador del Aris Salónica para la temporada 2018-19. Tenía 65 años. Si bien, en su caso, ya había cumplido una experiencia en el extranjero formando parte del cuadro técnico de Rafa Benítez en el Liverpool (2004-06). Le faltaba vivir el episodio como máximo responsable y no le pesó la edad. Estuvo cinco meses y 11 partidos (cinco victorias, un empate y cinco derrotas). A la temporada siguiente, 2019-20, firmó por el Birmingham City, Championship inglesa como segundo de Pep Clotet. Allí entrenó a Jude Bellingham.

Paco Herrera EFE
Paco Herrera EFE

Joaquín Caparrós (Utrera, Sevilla, 1955) tampoco dudó cuando la Federación de Armenia llamó a su puerta en marzo de 2020. También tenía 65 años, aunque no era su primera aventura foránea. Su experiencia fue tan tensa y peligrosa como apasionante por el momento social y político que vivía el país, en plena guerra con Azerbaiyán y el frente bélico a 200 kilómetros de la capital donde se quedó a vivir. El técnico sevillano sacó lo mejor de sus jugadores, muchos de ellos con familiares y amigos en el frente y logró el ascenso a la Liga B de la Nations League.

Fue recibido en Ereván con gritos de "presidente", "presidente" y sus jugadores comenzaron a llamarle "Comandante". Renovó por un año más, y tras un brillante comienzo en la fase de clasificación para el Mundial de Catar 2022, una derrota ante Macedonia le dejó sin opciones de acudir siquiera a la repesca. En la Nations League B acusó la diferencia de categoría de las selecciones y Armenia descendió de nuevo a la Liga C. El técnico llegó a un acuerdo con la Federación para concluir la situación contractual. Estaba a punto de cumplir 67 años. Con anterioridad, en el 2011, con 56 años, había cumplido su primer periplo fuera de nuestras fronteras. Dirigió durante cinco jornadas al Neuchatel suizo. Dimitió después de comprobar que el presidente y el director deportivo del club entraban al vestuario con sendas pistolas y que aquello, a pesar de ser Suiza, no era lo que le habían prometido. En 2017 también se aventuró a marcharse a Catar, al Al Alhí. También dimitió tras 11 partidos.

Otros ilustres técnicos españoles, algunos exseleccionadores, tampoco duraron en buscarse la vida en toda clase de destinos, algunos más exóticos que otros, pero la mayoría lo hizo en edad mas joven. Los más intrépidos, como Javier Clemente, repitieron tanto fuera que en su segunda 'locura' en Libia, en 2021 (9 partidos) ya tenía los 71 años cumplidos. La primera había sido entre 2013 y 2016. Antes ya había pasado por Camerún (2010-11), Serbia (2006-07) y Olympique de Marsella (2000-01). José Antonio Camacho cerró su carrera en los banquillos en Gabón (2016-18) con 61 años, después de pasar por China (2011-13). Su primera cita foránea había sido con el Benfica, en dos etapas, en 2002 y 2007.

Del Bosque, pasillo de los jugadores en la despedida

También fue sonado en su momento, en el verano de 2004, el fichaje de Vicente del Bosque por el Besiktas turco. Tras un año sabático después de su salida del Real Madrid, el técnico salmantino decidió conocer nuevos horizontes y junto a Toni Grande, Javi Miñano y Paco Jiménez se marcharon a orillas del Bósforo. Firmó por dos temporadas, pero fue despedido a los ocho meses. El equipo iba quinto en la Liga y había sido eliminado de la Copa de la UEFA y la Copa turca. En su despedida, los jugadores, algunos con lágrimas en los ojos, le hicieron pasillo.

Del Bosque, en el Besiktas.  EFE
Del Bosque, en el Besiktas. EFE

Lo peor, más que la desilusión de no poder cumplir el compromiso, fue que el club otomano se negó a pagar el segundo año de contrato y los abogados del técnico y su equipo de trabajo tuvieron que recurrir hasta el TAS y el Tribunal Supremo suizo para cobrar... dos años más tarde. A Vicente le dio tiempo a aprender algunas palabras en turco: shakin (tranquilo), ikad (atento), "en Buyuk Besiktas" (Besikas es el más grande") que pronunció el día de su presentación televisada en directo y a darse cuenta de que "el fútbol es igual en todos los sitios. Hay más similitudes que diferencias".

A pesar de que la aventura no concluyó como él esperaba, 20 años después no se arrepiente de haber dejado las cuatro paredes del Bernabéu y de la Ciudad Deportiva. "El presidente y varios directivos me respaldaban, pero había mucha crítica en el exterior y cuando se vive en medio de este tipo de situaciones, uno ya tenía experiencia y sabía lo que puede pasar en el mundo del fútbol. Fue un momento amargo creo que hasta para ellos, porque habíamos congeniado bien. Yo les tengo a los turcos, y especialmente al Besiktas, una gran estima. Para nosotros fue una experiencia inolvidable en todo, en el terreno personal y en el terreno futbolístico Tuvimos una etapa de ocho meses en la que lo pasé muy bien. Tengo excelentes recuerdos del club y de todas las personas con las que trabajé y conviví. Los recuerdos son inmejorables. Me dio muchísima pena irme de Estambul".