Cuando una hora buena del Barça sucumbe ante el ser superior

Queda tanta Liga por delante que ni los madridistas deberían irse a celebrar el título a la Cibeles, ni los azulgranas deberían repudiar de por vida a Canaletas. Ganaron, sí, los de Ancelotti por su notable media hora final, pero los de Xavi estuvieron bastante más cerca de la victoria en la primera hora de partido. Cuando un equipo domina y es muy superior al contrario, se suele decir, en plan coloquial, que "parece que tiene más jugadores sobre el campo". Pues eso fue precisamente lo que ocurrió en el Clásico. De 'haber' más azulgranas, se pasó a 'haber' más blancos. ¿Por qué?
No por casualidad, desde luego. Pasó porque en los primeros 60 minutos de encuentro, los de Xavi estaban mejor colocados sobre el campo, se juntaban mejor para defender y para atacar, tenían un punto más de agresividad bien entendida que les permitía llegar antes a los duelos y a los balones divididos. Ganaban más disputas. Se imponían en esas marcas individuales que aparecieron sobre el campo de una manera un tanto sorprendente. Gavi se comió a Bellingham, Fermín a Kroos y Balde arrinconaban a Valverde en el lateral derecho hasta no dejarle proyectarse en ataque... Además, Iñigo borraba a Rodrygo y entre Araujo y Cancelo volvieron a desesperar a Vinicius. En esos momentos, "parecía que había más jugadores del Barça sobre el campo". Tal cual. Así se intuía. Quizá porque Gavi, Fermín y Cancelo, especialmente, valían por tres en una zona del campo donde se nota mucho la superioridad.
Le duró al Barça la inercia el primer cuarto de hora del segundo tiempo, pero a partir de ahí, como si fuera otro partido y otros protagonistas, comenzaron a contarse sobre el campo más camisetas blancas que azulgranas. Entró Camavinga, el titular sacrificado, y su '12' comenzó a vérsele infinitamente más que el inoperante '23' de Mendy. Y, además, se dejaba ver por varias zonas del campo, las que el francés es capaz de abarcar con su 'energía' natural. Entró Modric dando órdenes. Las que le había transmitido el entrenador. Lo señaló con sus dedos y el receptor del mensaje fue Tchouameni, que era el único que no tenía que cambiar de posición. "Pasamos al 1-4-3-3".
A partir de entonces, el '10' del croata comenzó a verse mucho más que se había visto el '8' de Kroos. Y el '14' de Joselu ocupó más espacios que el '11' de un Rodrygo menos participativo que de costumbre. El cambio táctico reubicó a Bellingham en una zona más central coincidiendo en el tiempo con que su marcador, Gavi, comenzaba a estar con la lengua fuera. "Ahora parece que hay más jugadores blancos que azulgranas". Así era. Y, al mismo tiempo, ocupaban el campo contrario y no el suyo, como en la primera hora. Carvajal, Modric y Valverde, por la derecha; Camavinga, Bellingham y Vinicius, por la izquierda. Metamorfosis evidente que llevó al Real Madrid a la remontada y a ser netamente superior al contrario.
Las sensaciones futbolísticas y las estadísticas del partido, muy parecidas, coinciden en que el Barça fue superior durante más minutos, pero también admiten que el Real Madrid reaccionó en el momento justo para llegar a ese triunfo que valora y le complace mucho más viniendo de la primera parte de la que venía. Cuestión de tener más camisetas o menos sobre el campo. Y también de quiénes llevan esa camiseta. El que lleva el '5' del Madrid es un ser superior, con permiso de Butragueño y de Florentino.