Todo lo que cambió Ancelotti para arrebatarle el Clásico a Xavi en el segundo tiempo
El Real Madrid se repuso de un muy mal primer tiempo.

Para Xavi, todo salió según lo planeado. El técnico azulgrana dijo en DAZN después del partido que "el resultado es una desgracia porque todo lo que hemos pensado ha salido a la perfección. Hemos estado muy bien". Los azulgrana jugaron unos muy buenos 55 minutos en los que, en base a unas decisiones tácticas que le dieron la razón a Xavi, logró anular al Real Madrid y ponerse por encima en el marcador. Pero algo cambió a partir de ese minuto, como si se invirtiese el plan. ¿Qué cambió Ancelotti?
Para entenderlo se debe mirar el inicio. Xavi sentó a Oriol Romeu, apostando por Cancelo como extremo diestro y a Gavi y Gündogan en el doble pivote, buscando tener a sus dos mejores centrocampistas cerca de la base para que la presión del Real Madrid nunca llegase a imponerse. Con Fermín atacando a Kroos en la parte alta del cuadrado y Joao Félix ganando zonas interiores, el Barça encontró una circulación fluida en la que sus mejores jugadores recibían casi siempre de cara. El Barça se sentía seguro porque el Real no corría a su espalda y el campo se hacía corto, facilitando que los de Xavi tocasen con comodidad, encontrando las grietas que Ancelotti no logró disimular con su plan inicial.
Los cambios ganadores de Ancelotti
Por su parte, el italiano apostó por Mendy en vez de Camavinga, con Joselu aguardando en el banquillo. El resultado fue pésimo en los primeros 45 minutos porque ni pudieron robar arriba ni lograron correr tras robar la pelota, dibujando a un equipo planísimo en todas las fases del juego, como si en vez de Bellingham, Vinícius y Kroos, el equipo tuviese a sus dobles. El Barça, que iba muy corto de calidad diferencial en el último gesto, no castigó la superioridad en el juego y eso le dio una vida extra al Real Madrid, que se toma cada segunda oportunidad como si fuese la última. Y Bellingham, que parece jugar sin memoria alguna, impidió que la superioridad táctica azulgrana lo fuese en el marcador. Pero todo nació en Camavinga.
Que Eduardo Camavinga es un jugador distinto está fuera de toda duda. Su último Clásico, en el 0-4 de Copa del pasado curso, ya mostró que desde del lateral es un futbolista que abre nuevos horizontes: sus conducciones suben la altura de las posesiones del Real Madrid, fuerza a la línea defensiva rival a estar más pendiente de él y eso permite que los blancos corran más y mejor. Es un potenciador. Su entrada le dio al Real Madrid lo que no estaba encontrando: espacios. "Cuando empezamos a estar largos se nos fue el partido. En transiciones ellos son los mejores", explicó Ronald Araujo tras el choque.
A pesar de que Vinicius jugó uno de sus peores partidos ante el Barça, el Real Madrid fue encontrando ventajas con pelota que le dieron una amenaza distinta. Modric dinamizó la zona de tres cuartos, Camavinga empezó a hundir la medular azulgrana y Joselu, que estuvo errático en acciones individuales, logró fijar a Christensen e Íñigo Martínez para que sus compañeros, especialmente Bellingham y Fede Valverde, tuviesen más alcance, ensanchando el campo y obligando a largos recorridos a los azulgrana.
El Barça se quedó sin gasolina y dejó de poder cerrar espacios en el carril central, llegando tarde a las coberturas y facilitando el cambio de poderes en el segundo tiempo. Sencillamente, los cambios de Ancelotti fueron mejores. Entraron Camavinga y Modric, jugadores de un talento superior, y Joselu molestó lo justo como para que los interiores azulgrana tuviesen que hacer más metros. Por contra, Xavi no pudo mejorar a los suyos con los cambios, de hecho el conjunto azulgrana empeoró notoriamente al dejar de encontrar las ventajas potenciales que estaba encontrando.
Xavi y un banquillo inoperante
Los principales señalados son Oriol Romeu y Robert Lewandowski. El primero entró por Fermín, que estaba amonestado, pero con ese cambio se perdieron dos cosas: la primera a Gavi cerca de Gündogan, desplazando al que estaba siendo el MVP de los azulgrana a una zona más adelantada, y la segunda fue perder a Fermín en el cuadrado, resaltando más por la lentitud de Romeu en la toma de decisiones y movimientos. Su presencia hundió unos metros al Barça y le forzó a jugar en su propia mitad.
Habrá que estar atentos a cómo evoluciona Lewandowski, porque su pretemporada y su inicio de curso ya apuntó a señales de un cierto ocaso. Quizás no en el último gesto, pero sí en la suma de pequeños detalles que conforman ventajas en la máxima élite. No pasa la pelota tan rápido, los controles no son del todo finos y corre el riesgo de no asumir una nueva realidad, lo que brindaría una disyuntiva entre su cuerpo y su juego. Sus minutos ante un Real Madrid abierto evidenciaron su falta de forma, lógico tras la lesión, y el Barça dejó de poder amenazar a los de Ancelotti tras robo, desaprovechando toda ventaja que el rival ofrecía.
El partido ofrece tantas lecturas como cada técnico desee. Para Xavi, el Barça mereció ganar y el juego fue mejor que el de su rival. Ancelotti, con la barriga llena después de una victoria tardía, el equipo se creció cuando peor estaba. La realidad está hecha de millones de pequeñas porciones de realidades ajenas, y lo que enseña este Clásico, que ha estado bajo mínimos durante muchos minutos, es que no hay nada tan importante como controlar los tempos del partido. Y no hay nadie mejor en el alambre que el Real Madrid, que anula ventajas con un segundo de inspiración.