ELCHE CF

El Elche prohíbe las pipas en su estadio con argumentos de peso: "Es inviable"

El club explica al detalle cómo las cáscaras ponen en jaque el buen estado de sus instalaciones.

La afición del Elche./LALIGA
La afición del Elche. LALIGA
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Se conoce como "piperos" a aquellos aficionados que van al fútbol a quejarse o mantenerse en silencio y no animar a su equipo como corresponde. Este concepto, que ha evolucionado a lo largo de los años, comenzó para hacer referencia a aquellos que devoraban la bolsa de pipas durante los partidos y dejaban su asiento repleto de cáscaras, que ya prácticamente eran una continuación del mismo. No hay nada más clásico que la venta de bolsas en los aledaños del campo o incluso en los puestos que los propios clubes ponen en el interior de la instalación. Aunque a día de hoy tenga una percepción negativa, no deja de ser lo más natural del mundo. Pero un club de nuestro fútbol ha decidido poner fin a esta tradición de forma tajante. Hablamos del Elche.

La iniciativa no busca ni mucho menos castigar a aquellos seguidores que no animan lo suficiente a su equipo. De hecho, el Martínez Valero está demostrando esta campaña tener una de las hinchadas más fieles de toda Segunda División, como bien se ha demostrado en los recibimientos masivos a los jugadores y el cuerpo técnico tras brillantes victorias que les sitúan en este momento como uno de los grandes candidatos al ascenso. Más bien, argumentan motivos de peso en los que muchos no habían reparado sobre los efectos nocivos que tienen las cáscaras y las pipas sobre el mantenimiento de la instalación.

El Elche, probablemente consciente del ruido que haría esta publicación, quiso emitir un amplio comunicado oficial en el que detallan los motivos detrás de esta extraña medida. Antes de ello, remarcan que a partir del próximo partido ante el Levante, estaba prohibido el consumo de pipas en el Martínez Valero debido a la necesidad de "proteger las instalaciones, garantizar la higiene y reforzar el compromiso del club con la sostenibilidad y el respeto al entorno".

De primeras, puede parecer algo exagerado y más cuando el Elche, justo a continuación, remarca que el Martínez Valero es un símbolo. Entonces, pasa a ser más comprensible su propuesta, en base a una serie de argumentos enumerados uno tras otro: "Las cáscaras obstruyen drenajes y tuberías; deterioran las butacas y afectan la pintura y los acabados de múltiples superficies; elevan significativamente los costes de limpieza y mantenimiento; atraen plagas de ratas y palomas; y, sobre todo, pone en riesgo la salubridad de las gradas".

No es flor de un día. Tras cada partido, como siempre ha ocurrido, los servicios de limpieza contratados por el club han tratado de retirar las cáscaras y otros muchos residuos que se acumulan por parte de su público, pero no siempre es posible y menos hacerlo por completo. "Contribuyen a la erosión del hormigón del suelo y a la acumulación de restos en zonas de difícil acceso", continúan.

El comunicado, de hecho, tiene una dosis de comprensión y naturalidad con sus seguidores: "Esta decisión no pretende sancionar a ningún aficionado, sino preservar un espacio común en las mejores condiciones posibles. El Elche CF, inmerso en un proceso de mejora integral de su estadio, apela a la responsabilidad colectiva para mantener el Martínez Valero como un ejemplo de civismo, respeto, limpieza y orgullo franjiverde".

Una medida revolucionaria que acaba para siempre con las pipas en un estadio del fútbol español.