REAL ZARAGOZA

Azón, Francho y Aguado: los pilares de la tierra siguen sin oferta de renovación y con su futuro más fuera que dentro

Los canteranos ejercen de sostén en el campo y de símbolo fuera, pero acaban contrato en junio, no les faltan pretendientes y en enero quedan libres para negociar.

Azón, jugador del Real Zaragoza. /
Azón, jugador del Real Zaragoza.
Mario Ornat

Mario Ornat

Iván Azón, Francho Serrano y Marc Aguado tienen su futuro pendiente de definición y, a la vista del final de sus contratos en junio y de la falta de movimientos nítidos a estas alturas, los tres parecen más fuera que dentro del Real Zaragoza. Especialmente Azón, a quien se liga al Getafe cara a la próxima temporada... o incluso para el inminente mercado invernal. La situación ha puesto a la hinchada del Real Zaragoza en vilo: Francho y Azón encarnan el sentido de pertenencia y son un banderín de enganche con la afición. Si vale como referencia el marketing -que siempre procura acciones con un retorno, tangible o intangible-, ambos hicieron de modelos para la última camiseta lanzada la pasada semana por el Real Zaragoza.

A su llegada al club, la actual propiedad declaró sus intenciones ampliando los contratos a Francés, Francho y Azón, quienes habían jugado un papel principal en las temporadas más críticas de los últimos tiempos. Ahora su futuro regresa bajo el foco, pero en un escenario muy distinto. También Marc Aguado (que acaba en junio) y Marcos Luna tienen pendiente la resolución de su futuro. ¿Cuántos de ellos quedarán en el Zaragoza dentro de unos meses? La incógnita está justificada, como demuestra el precedente de Francés: el central dio el salto a Primera con el Girona, tras dejar pasar oportunidades anteriores. Todo el mundo entendió que había llegado su momento y nadie pudo hacer objeciones tras varios años de magnífico rendimiento. Los chicos de casa también abrigan legítimas intenciones de mejora.

Conforme se acerca el 31 de diciembre, la incertidumbre aumenta: a partir de esa fecha, Francho, Azón y Aguado serán libres de cerrar un acuerdo con el club que deseen. Aunque, si bien esta es la normativa de la FIFA, conviene no ser ingenuo: en el mundo real el mercado anticipa los plazos y el club que pretende a cualquier futbolista lo cierra bastante antes. La impresión general es que el Zaragoza llega tarde y que los números, además, han fortalecido la posición de los futbolistas: siete goles (seis en LaLiga y uno en Copa) lleva anotados Iván Azón; cuatro suma ya con el que marcó el sábado Francho, centrocampista todoterreno que este año ha pisado el área y llegado al gol con más frecuencia que nunca en su carrera. Y Aguado, aunque de forma discontinua en cuanto a la titularidad, ha dejado la impronta de un perfil distintivo en lo táctico. Más allá de las opiniones, tiene la llave del equilibrio sobre el campo.

En el caso de Azón, se habla del Getafe como destino más probable, aunque no es la única posibilidad que maneja su agencia de representación. Incluso para el próximo mercado de enero. Pero no ha habido una sola declaración que ratifique o dé pistas concretas de ese movimiento, convertido en vox populi. El Zaragoza aún no ha movido ficha y en el mercado el runrún apunta a que su salida está, de hecho, cerrada.

Azón cumplirá 22 años el próximo 24 de diciembre. Llegó a las categorías inferiores del Real Zaragoza en edad alevín y alcanzó el primer equipo en noviembre de 2020, aún sin cumplir la mayoría de edad. Tenido siempre por un complemento de casa para las incorporaciones de fuera, el Tiburón se las ha arreglado no sólo para competir de igual a igual, sino incluso para ser el goleador más fiable, en unos años en que el refuerzo del ataque se ha convertido en un fiasco crónico. Renovó en 2022 su contrato hasta el próximo 30 de junio, pasando a tener ficha del primer equipo. Hasta entonces percibía el salario mínimo como jugador ascendido del filial.

Este año, Azón partía de nuevo por detrás de Soberón, Bazdar e incluso el cedido Alberto Marí. Los ha adelantado a todos. Después de contribuir de manera decisiva con siete tantos en la crítica campaña 21/22, sus dos últimas temporadas han resultado irregulares: las lesiones recortaron su vuelo junto a Giuliano Simeone hace dos años (3 goles). La pasada subió a cinco, con apariciones esporádicas que aun así le dieron para estar por delante de Bakis y Sergi Enrich. Siempre se aprecia su trabajo y el peso de sus tantos en momentos críticos, pero mucha gente aún considera que su rendimiento no avala un contrato de grandes cifras. Como el millón de euros anual del que se habla en caso de salir. El problema con ese planteamiento es que el mercado aprieta. Y el mercado es quien determina el valor de un producto.

En cualquier caso, a día de hoy el delantero aragonés es titular indiscutido y sus números mejoran una vez más los de todos los competidores por el puesto. Investido y asentado en el once inicial, Azón ha mejorado sus prestaciones en el juego, en la resolución de las jugadas y, desde luego, en la finalización: su media docena de goles ha sonado como un aldabonazo en un momento en el que su futuro parece más alejado que nunca del Zaragoza.

La incógnita de Francho

Si a estas alturas a Azón se le da casi por perdido, algo más de confianza rodea el caso de Francho. Sin embargo, su renovación ha quedado también en un interpretable suspenso, desde que Cordero dijese en verano que el club se sentaría con la agencia de representación de Francho el pasado mes de septiembre. Esa intención no ha cristalizado en ningún movimiento tangible ni una oferta.

Como Azón, Francho llegó al primer equipo en la campaña 2020/21. Había sido compañero de Francés en el juvenil que, a las órdenes de Iván Martínez, se proclamó campeón de España en la temporada 2018/19 (ese año, Iván Azón estaba cedido en El Olivar, otro club de la capital aragonesa). De la mano de sus compañeros de generación, Francho ha tomado en estas últimas temporadas la forma de un valor confiable, transmisor de las cualidades de la escuela de la Ciudad Deportiva en unos años en los que el Zaragoza ha parecido una noria con futbolistas de paso.

Capaz de asumir roles diferentes en el campo y de defender su presencia en configuraciones de juego diversas, su cotización ha ido creciendo al tiempo que agregaba matices a su juego. Y los goles aceleran ese proceso. Frente al Deportivo apareció desde el banquillo para firmar el empate con una de sus ya clásicas irrupciones en el área. Sus cuatro goles hay que ponerlos en contexto: el arranque de la temporada se vio afectado por una fastidiosa lesión en la fascia plantar que le restó presencia en un buen tramo del final de la campaña pasada. Y que prolongó su recuperación durante el verano y la pretemporada.

Una vez reincorporado, Francho ha sido titular en nueve encuentros. Sólo cinco veces ha disputado el partido completo. En ocho más ha entrado como recambio. Suma 924 minutos, de forma que su contribución, sin tener un papel protagonista, es más que apreciable. Su rendimiento ha ido en claro ascenso con el paso de los meses y las variaciones introducidas por Víctor Fernández en el medio campo. Pero, una vez más, no falta quien se pregunta: ¿Cuál es la apuesta real por estos jugadores? ¿Y cómo se traduce esa apuesta en términos económicos?

El precedente de Alejandro Francés, que salió el verano pasado al Girona tras dejar pasar otras oportunidades, subraya que los canteranos también abrigan intenciones legítimas de mejora

Como ocurre con todos los futbolistas producidos en casa, la cuestión va mucho más allá de las estadísticas y toca activos que cualquier club considera estratégicos: la aportación intangible generada por el sentimiento de pertenencia, el compromiso y la fidelidad de un canterano. La importancia de este tipo de futbolistas se hace aún mayor en un contexto de Segunda División. Cuando en agosto pasado se le preguntó por su renovación, Francho manifestó su voluntad de seguir en el club de toda su vida, aunque con un matiz: "Espero poder llegar a un acuerdo. Lo que de verdad espero es que se me valore y me llegue lo que creo que me merezco", fue su mensaje.

El sábado pasado, cuando tras el empate en La Coruña habló ante los medios, el discurso resultó menos explícito: "Sé que la gente me quiere mucho —subrayó en referencia al "¡Francho, quédate!" de la hinchada aragonesa en Riazor—. Yo estoy muy contento aquí. Termino contrato, así que ya veremos… A ver qué pasa. Yo sigo centrado en jugar y en hacerlo lo mejor posible". Leyendo entre líneas, el último mensaje parece contener más incertidumbre que el primero.

Más allá de la declarada voluntad de ambas partes por un entendimiento, la posición negociadora del Zaragoza parece más debilitada que nunca. Juan Carlos Cordero reveló en su momento que Francho había rechazado una oferta de prolongación del club aragonés. Aquella propuesta revisaba los términos de su contrato a la baja. Aun así, queda un resquicio de optimismo respecto a la posibilidad de un acuerdo que, por ahora, no ha llegado.

No son los únicos casos que debe resolver Juan Carlos Cordero, el director deportivo. En los últimos seis meses el Zaragoza se ha asegurado hasta 2029 a Adrián Liso, tras su fulgurante aparición en el último tramo de la campaña pasada, y a Pau Sans, que ha ganado protagonismo en el arranque de la actual. Pero la nómina de canteranos con su futuro pendiente de resolución presenta otros dos nombres muy relevantes: Marc Aguado acaba también su contrato el próximo mes de junio; y en 2026 lo hace Marcos Luna, convertido en la gran revelación tras haber tenido pie y medio fuera de club el pasado verano.

En su caso el plazo es más largo y hay tiempo para resolverlo, pero la impaciencia crece conforme Luna se asienta en la titularidad: ahora ya compite cara a cara con Iván Calero, fichado como titular indiscutible para el puesto. Y en La Coruña hizo un partido que compendió su carta de presentación: un lateral con un físico potente y distintivo, muy demandado en el mercado; contundencia atrás y capacidad de hacer daño cuando va adelante: dos goles y dos asistencias. Con un pie fuera del club el verano pasado tras pasar el anterior cedido en el Real Unión, Marcos Luna convenció a Víctor Fernández para quedarse y progresa a bocados.

El mercado invernal, en el que el Zaragoza aspira a apuntalar su plantilla con un atacante de banda, un medio centro y al menos un defensa central (todos los indicadores apuntan al serbio Lekovic), tiene en las renovaciones de Aguado, Luna, Francho e Iván Azón un reto tanto o incluso mayor que el de los refuerzos.