LIGA RUSA

Robert Moreno y el petróleo dibujan la nueva vida del futbolista español que pasa más horas en el avión que en el campo

El albaceteño Borja Martínez atiende a Relevo para contar su experiencia como futbolista del equipo ruso.

El SKA Khabarovsk pertenece al Extremo Oriente ruso, a 45 kilómetros de la frontera con China. El viaje más corto que realiza a lo largo de la temporada es de 8.200 kilómetros. /SKA Khabarovsk.
El SKA Khabarovsk pertenece al Extremo Oriente ruso, a 45 kilómetros de la frontera con China. El viaje más corto que realiza a lo largo de la temporada es de 8.200 kilómetros. SKA Khabarovsk.
Joaquín Serna

Joaquín Serna

¿Se imaginan tener que viajar siete horas y media como mínimo para jugar un partido fuera de casa? ¿Que la ciudad más cercana a la suya esté a dos horas en avión? ¿Que haya que lidiar con un jet lag de siete horas cada vez que el calendario te obligue a actuar como visitante? Pues esa es la cruda realidad con la que convive el SKA Khabarovsk de la segunda división rusa. Un equipo que, como ya podrán deducir, es uno de los que más kilómetros tiene que recorrer de todo el mundo para completar una temporada.

En total, si no fuese por ciertas facilidades que aporta la competición y que se irán desvelando en este reportaje, la plantilla tendría que viajar alrededor de 263.598 kilómetros, o lo que es lo mismo: dar la vuelta al mundo casi siete veces para jugar sus partidos fuera de casa. Es lo que tiene formar parte del equipo de una ciudad del Extremo Oriente ruso que se encuentra a solo 45 kilómetros de la frontera con China y a 500 de la de Japón, unas distancias que para sus habitantes no dejan de significar un agradable paseo en coche.

Para añadirle un ápice más de surrealismo al asunto, el club cuenta con un español en sus filas: el albaceteño Borja Martínez. A sus 29 años, y tras quedarse a las puertas de ascender a LaLiga Hypermotion, decidió emprender una aventura de la que, sorprendentemente, no se arrepiente.

Ahora, acaba de aterrizar en su pueblo, Elche de la Sierra, para disfrutar de unas vacaciones que se van a extender hasta mediados de enero debido al parón de las competiciones por las bajas temperaturas. Y ha podido atender a Relevo para contar anécdotas sobre el fútbol ruso, los motivos que le llevaron a marcharse hasta allí y cómo es capaz de soportar tantos viajes a sus espaldas.

Una llamada inesperada

A Borja, la oportunidad del SKA Khabarovsk le llegó por sorpresa cuando se había quedado sin equipo este verano. Tras perder con el Gimnàstic de Tarragona en la final del playoff de ascenso a Segunda División contra el Málaga, decidió que su etapa en el Nou Estadi había llegado a su fin ante la falta de protagonismo sobre el césped.

La situación con el club se enquistó con el paso de las semanas y, tras realizar la pretemporada con la plantilla, se volvió a su pueblo para buscar otra alternativa con el mercado español ya cerrado. Fue entonces cuando le llegó la llamada de un agente externo, que le puso encima de la mesa la oferta del SKA Khabarovsk por medio de su director deportivo Sergey Lenivkin, que conoce el fútbol español y de hecho se defiende con el idioma.

Borja Martínez se marchó a la segunda división rusa tras quedarse sin equipo en verano. Relevo

Con la decisión tomada, el futbolista ya vivió en sus propias carnes una pequeña muestra de lo que le esperaba en los próximos meses solo para pasar el reconocimiento médico con su nuevo equipo.

Viajó una hora desde Elche de la Sierra a Albacete en coche, allí cogió un AVE para Madrid que duró hora y media, después voló cuatro horas y media hasta Estambul, donde tomó otro vuelo de cinco horas para aterrizar en Moscú. Una vez en la capital rusa, cogió un taxi de una hora hasta el hotel, al que llegó a las cuatro de la madrugada, durmió lo que pudo y, tras hacer los chequeos pertinentes, viajó otras siete horas y media en avión hasta Khabarovsk, su nueva casa.

A pesar del trasiego, afirma que lo vivió como un reto para seguir siendo futbolista: "Fui con la ilusión de empezar un nuevo proyecto en mi carrera. A mí los cambios nunca me han asustado. Quería seguir jugando al fútbol y me agarré al Khabarovsk como si fuese el último equipo del mundo, que prácticamente lo es".

Pero su llegada a la ciudad fronteriza con China tuvo un protagonista clave: Robert Moreno. El exseleccionador español, que ahora entrena al FK Sochi en la misma categoría en la que juega Borja, atendió su llamada para convencerlo de que aceptase el reto: "Me aclaró muchas cosas, me dijo que él estaba tranquilo y encantado en el país. Me comentó que Khabarovsk era un sitio que estaba muy lejos para ir a jugar los partidos y que tenía una gran diferencia horaria, pero que el club era un trampolín en el que si haces las cosas bien puedes dar el salto a otros equipos o a la primera división de allí. Me tranquilizó tanto que fue una opinión importante para decantarme por el sí".

Robert Moreno firmó por el FK Sochi en diciembre de 2023 tras pasar por el Granada. Relevo

Entre aeropuertos

Una vez instalado en Khabarovsk, ya pudo constatar que su nueva vida iba a estar marcada por los viajes, las esperas en aeropuertos y las concentraciones en Moscú, donde el equipo tiene montada una base para poder prepararse de cara a los partidos fuera de casa.

Y es que sería muy complicado funcionar de otra forma, ya que la mayoría de rivales se encuentran en el otro extremo de Rusia, más cercanos a la capital, desde donde hay más facilidades para transportarse. Para hacerse una idea, el viaje más cercano que tiene el SKA Khabarovsk en todo el año es a la ciudad de Krasnoyarsk, a unos 4.100 kilómetros de distancia (solo la ida), lo que equivale a realizar cuatro veces seguidas el trayecto de ida y vuelta entre Almería y A Coruña.

Con esta problemática sobre la mesa, los organizadores de la competición toman una medida que le facilita la vida al equipo: crear un calendario adaptado que le lleva a disputar dos jornadas seguidas fuera de casa para después regresar a Khabarovsk y jugar otros dos encuentros como local.

"Entrenamos y vivimos en Khabarovsk, pero tenemos una especie de base en Moscú. Como estamos tan lejos, lo que haces es jugar dos partidos en casa y luego dos partidos seguidos fuera de casa para no tener que estar viajando todo el rato. Vamos a Moscú para el primer partido y cuando acaba no volvemos a Khabarovsk, sino que nos quedamos toda esa semana entrenando allí en un campo que el club tiene alquilado. Allí estamos en un mismo hotel y hacemos vida: comemos, cenamos, merendamos… tenemos libertad para hacer lo que queramos por la ciudad".

La plantilla del SKA Khabarovsk pasa casi siempre por Moscú antes de viajar al destino final en el que se celebre el partido liguero. Relevo

Esta medida cobra más sentido que nunca cuando llega una fecha marcada en rojo en la temporada: el duelo ante el FC Baltika, que representa el viaje más largo para disputar un partido fuera de casa de todas las ligas europeas. 7.020 kilómetros separan a ambos equipos, 14.040 entre ida y vuelta, lo que se podría comparar con viajar desde Madrid a Nueva Delhi.

La distancia en coche entre ambas ciudades es todavía mayor y el trayecto duraría más de cinco días, eso sin parar a descansar.   Relevo
La distancia en coche entre ambas ciudades es todavía mayor y el trayecto duraría más de cinco días, eso sin parar a descansar. Relevo

Para poder disputar este dramático encuentro, el equipo hace el viaje de siete horas y media hasta Moscú, espera en el aeropuerto y después coge otro avión de cuatro horas y media hasta el territorio de Kaliningrado, que cuenta con la peculiaridad de ser un enclave ruso situado entre Polonia y Lituania. Todo ello para llegar al Baltika Arena, estadio del equipo de la ciudad y escenario en el que empataron España y Marruecos (2-2) en la fase de grupos del Mundial de Rusia 2018.

Pero eso no es todo lo que rodea al choque. Y es que la distancia a recorrer es tal que también se ve reflejada en la diferencia horaria, que es de ocho horas, algo de lo que intentan sacar ventaja ambos clubes cuando les toca actuar como locales.

Según Kirill Volzhenkin, exdirector de fútbol del FC Baltika con quien Relevo ha podido hablar, lo que suelen hacer es poner el partido en la franja del mediodía para que sus rivales jueguen con un jet lag terrible en el cuerpo. Esto hace que les cueste mucho más adaptarse y que sufran más fatiga a nivel físico, y es que cuando en Kaliningrado son las dos de la tarde, en Khabarovsk son las seis de la mañana.

Como no puede ser de otra forma, este tipo de odiseas acaban repercutiendo de forma negativa en los jugadores, especialmente en los del SKA Khabarovsk, que no cuentan con las mismas facilidades para cuidarse que el resto de equipos por razones obvias: "Contra el Baltika, nuestro capitán y lateral derecho tuvo una rotura muscular en el minuto 15. Otro mediocentro, en un partido en casa, se rompió el gemelo también en los primeros minutos. Los viajes, la mala alimentación en los aeropuertos, el poco descanso que tenemos en los aviones y el frío son factores que influyen. Realmente no sabes por qué te rompes, pero le vas sumando causas al cuerpo y por algún lado tiene que salir la lesión".

El partido entre SKA Khabarovsk y FC Baltika es el que más kilómetros engloba de todas las ligas europeas. Relevo

Con todos estos condicionantes para poder competir, lo sorprendente es que el equipo salga adelante cada temporada con el esfuerzo económico que debe realizar para poder afrontar todos los gastos derivados de los vuelos, hoteles, dietas y salarios. Y más aún sabiendo que los clubes no ingresan prácticamente nada por derechos televisivos en la segunda división rusa.

"Khabarovsk es una ciudad con dinero por el tema del petróleo, entiendo que los patrocinadores serán empresarios de la ciudad a los que les guste el fútbol. Creo que tanto este equipo como la mayoría de los de la liga debe perder dinero con todos los gastos porque no hay beneficios por derechos televisivos, los partidos los puedes ver gratis a través de un enlace. Lo que me sorprende es que el club tampoco parece especialmente interesado en hacer caja, ya que en alguna ocasión han venido equipos preguntando por jugadores y no ha aceptado las ofertas".

Del Vicente Calderón al Estadio Lenin

Para Borja, que se crió en la cantera del Atlético de Madrid, llegando a hacer una pretemporada con Simeone en los Ángeles de San Rafael y completando entrenamientos con Luis de la Fuente en la Selección Española sub-19, la adaptación a su nueva vida ha sido cuestión de "dos o tres semanas, lo que costaría en cualquier otro equipo a cualquier futbolista". Eso sí, el proceso podría haber sido mucho más lento de no ser por uno de sus compañeros, el armenio Artem Simonian, que sorprendentemente habla castellano y le ha ido guiando durante estos meses.

"Yo llegué allí sin saber nada de ruso, imagínate. Los primeros días, iba con 'Simo' de la mano hasta al baño. Los compañeros han tenido muy buen trato hacia mí. Sí que es cierto que a veces me he llevado algún mal gesto en el campo que les ha salido subconscientemente al intentar explicarme algo que yo no he podido entender, y yo algunas veces les he respondido en español, pero claro, no te hacen ni caso (se ríe). Eso sí, algunos han estado de vacaciones en España y no paran de decirme que hable con mi representante para que les lleve a jugar allí. Flipan con la comida, el clima y LaLiga".

A pesar de estar tan lejos de casa, no ha tenido problemas para entender un fútbol muy diferente en el que está de moda el ida y vuelta y no puedes dar por hecho que vayas a ganar un partido por muy encarrilado que lo tengas: "En Rusia da igual que vayas ganando 2-0 en el minuto 70, puedes acabar perdiendo 2-4 tranquilamente. Hay muchas ocasiones, muchas transiciones… es otra manera de entender el fútbol. Si hay un balón en la banda, entran seis a rematar, no se queda nadie en la frontal aunque vayas ganando", comenta sobre una liga en la que, según él, el nivel se asemeja al de Primera RFEF pero los sueldos se corresponden a los que ganan en la actualidad futbolistas de la Segunda División española.

El mediocentro, que llegó a Khabarovsk en la jornada once de liga, ya se está empezando a asentar como titular y cree que el equipo tiene margen de mejora tras un pobre inicio de temporada. "Cuando me plantearon la posibilidad de venir, vi la clasificación e iban últimos. El equipo empezó muy mal y cambiaron al entrenador. Con el que tenemos ahora, solo hemos perdido un partido de los últimos diez. Ahora podemos ganarle a cualquiera, aunque es difícil llegar al nivel de los equipos que más presupuesto tienen", refiriéndose al FC Baltika, al Torpedo de Moscú o al FK Sochi del citado Robert Moreno.

A pesar de la lejanía con respecto a su familia y a su país, el albaceteño no parece tener intención de que su paso por el fútbol ruso sea corto y anecdótico. Pretende continuar en el otro extremo del mundo, al menos hasta final de temporada, aunque está dispuesto a aprovechar su momento en una división llena de oportunidades: "Estoy muy a gusto, disfrutando mucho del fútbol. Tengo margen de crecimiento en el equipo y creo que puedo seguir mostrando un buen nivel para continuar desarrollándome. Me veo creciendo como futbolista en Rusia y, por qué no, intentando dar el salto a la primera división".

Con todo ello, intentará dar alegrías a un equipo cuyo mayor logro sería volver a la Liga Premier, la máxima categoría del fútbol ruso, donde ya estuvo en la temporada 2016/17. Y es que esa hazaña no solo supondría un premio enorme a nivel deportivo y económico, sino que reduciría las travesías como visitante de 17 a 15 y jugaría hasta en cuatro ocasiones en Moscú (ante Spartak, Lokomotiv, Dynamo y CSKA), su segunda casa. Por tanto, sería una bendición para una plantilla acostumbrada a pasar más tiempo montando en aviones que compitiendo sobre el césped.