GIRONA - BARCELONA

El día que Xavi se autoratificó en Montilivi mientras Laporta lo sentenciaba en el palco

El bochornoso 4-2 que le endosó el Girona al Barça, tan solo nueve días después de anunciar la continuidad del entrenador, llevó al presidente a arrepentirse de su decisión.

Xavi, con su cuerpo técnico antes de jugar en Montilivi./AFP
Xavi, con su cuerpo técnico antes de jugar en Montilivi. AFP
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Nueve días después de la rueda de prensa que escenificaba, tras la noche del sushi, que Xavi continuaría al frente del Barcelona, su proyecto caía en un foso del que ya no saldría. Fue en Montilivi. Del mismo modo que en la ida, el Girona de Míchel se cargó a los blaugrana por un vergonzoso 4-2. En Montjuïc, con una propuesta futbolística que puso celoso a más de un directivo. En la vuelta, en territorio gironí, con un vendaval ofensivo que comandó Portu.

"Això no pot ser!" [¡Esto no puede ser!] se puso a gritar Joan Laporta en un reservado del palco. El eco de sus gritos llegaron a varios de los asistentes y rápidamente se propagó en los medios de comunicación. A aquella hora de la noche se cumplían exactamente diez días desde la cena en casa del presidente, a orillas del Camp Nou, en que un Laporta dispuesto a echar a Xavi rectificó al escuchar el discurso del entrenador.

Meses atrás, tras perder en casa contra el Villarreal, Laporta ya había estado decidido de despedir al técnico catalán. Xavi, aquella vez, puso las normas. Se iría él a final de temporada. El presi lo aceptó "porque era Xavi". El mismo argumento le sirvió para comprar su discurso en su propia casa y ratificarlo en la rueda de prensa de la mañana siguiente en la ciudad deportiva. Pero en Montilivi se evidenció que la decisión había salido puramente del corazón. No había bases sobre las que construir, todo se había derrumbado.

Portu explotó el partido en la segunda parte

Unos días antes, el Barça había sufrido para ganar al pueril Valencia de Baraja. Lo hizo con dos goles de Robert Lewandowski en el último tramo de partido, futbolista del que Xavi pidió su salida. En Girona, los blaugrana empezaron ganando gracias a un gol de Christensen. Un minuto después empató Dovbyk, síntoma de los problemas crónicos de los blaugrana en materia competitiva. Antes del descanso, gol de Lewandowski desde los once metros.

Tras el descanso, el Barça siguió dominando. Hasta el minuto 64, el partido había sido de notable para los de Xavi. A media hora del final entró Portu y todo cambió. El delantero anotó en el primer balón que tocó, tras un error de Sergi Roberto a la hora de ceder un balón hacia atrás. Dos minutos después, asistencia de Portu para que marcara Miguel Gutiérrez. Y cinco más tarde, volea espectacular del murciano para culminar la remontada y la vergüenza culer. El Girona certificó un puesto en Champions y se ponía segundo.

"Los 65 minutos han sido fantásticos y luego hay que corregir muchas cosas a nivel mental, psicológico y de competitividad. Es una pena. Nos venimos abajo con cualquier situación negativa. Son errores puntuales, sobre todo a nivel individual", lamentó Xavi en rueda de prensa.

Una de las imágenes más representativas del encuentro fue la entrada de Oriol Romeu. Relegado al ostracismo durante toda la temporada, fue invitado por Xavi a la fiesta del Girona, aquel Girona del que fue eje fundamental y del que se despidió para regresar al conjunto blaugrana. Entró a diez minutos del final, justo después de recibir el 4-2. Un Montilivi extasiado lo ovacionó. Solo Xavi entendió aquel cambio. Ni en Girona ni fuera del staff culer entendieron aquel gesto envenenado con el mediocentro.

«No habrá debate [sobre mi continuidad]»

"Míchel me ha dicho que es increíble que nos hayan ganado este partido. Él no se lo creía y yo tampoco", dijo Xavi al final del encuentro. "Estoy triste y decepcionado porque hemos regalado el partido", añadió. Y al ser preguntado sobre si aquella derrota podría reabrir el debate su continuidad, el técnico fue claro: "No, no habrá debate". El entrenador no sabía que a unos metros de él, el presidente se desesperaba al lado de Deco y Rafa Yuste. El primero, partidario de apostar por otro proyecto. El segundo, de seguir confiando en Xavi. Aquellas diferencias dejaron cicatriz.

Nueve días después de la foto de familia entre directiva y cuerpo técnico, la caída en Girona quebró la decisión estratégica de Laporta de seguir creyendo en Xavi. Fue la tercera derrota en los últimos cuatro partidos, después de la eliminación contra el Paris Saint-Germain y la derrota en el Santiago Bernabéu. Después de Montilivi, el club dejó solo a Xavi.

El silencio institucional deslizó el despido de Xavi

El Barça derrotó a la Real Sociedad en casa y en el viaje a Almería no subieron al avión ni Laporta ni Deco. Yuste, defensor acérrimo de Xavi, encabezaba la expedición. "Puedo confirmar al 100% que seré el entrenador del Barça la próxima temporada. Tengo muchas ganas de que empiece. Seguimos planificando la temporada con Laporta y Deco", dijo después de vencer en Almería. Internamente, el técnico empezó a tener dudas sobre su futuro.

En la previa del partido contra el Rayo Vallecano, silencio institucional. Ni Deco ni ningún directivo salieron a hablar como es habitual antes del inicio del encuentro. Xavi, una vez más, solo. El Barça ganó en Sevilla la última jornada, donde Fermín, como muestra de agradecimiento, celebró uno de los goles abrazándose con el entrenador. Unas horas antes del histórico partido del Barça femenino en Bilbao, en la final de la Champions, Laporta decidió cargarse a Xavi. Todo empezó en aquella noche de invierno contra el Villarreal. El final ya estaba escrito al acabar el partido en Montilivi.