FC BARCELONA

Lo que se cuece en el Barça: Xavi no se inmuta ante el chorreo incesante de facturas de la cúpula y de sus exfutbolistas

El buen momento físico del equipo de Flick está sirviendo como arma arrojadiza contra el responsable de la etapa anterior.

Xavi conversa con Lewandowski en un Clásico de la temporada pasada. /EFE
Xavi conversa con Lewandowski en un Clásico de la temporada pasada. EFE
Miguel Rico

Miguel Rico

Cualquiera que siga la actualidad del Barça, habrá observado que, a modo de gota malaya, Xavi viene aguantando un chorreo contundente tanto por parte de la cúpula del Barça como de algunos de sus más significativos futbolistas. Con el viento a favor que implica el haber logrado pleno de puntos en los cuatro primeros partidos de Liga, desde Laporta a Cubarsí, pasando por Pedri y Lewandoswski, se han referido al cambio radical que con Flick ha permitido alcanzar unas expectativas superiores a la del más optimista de los barcelonistas que, dicho sea de paso, es el mismísimo presidente del club. El meollo del asunto es la más que notable mejoría en la preparación física y la acusación, sin citar en ningún momento al técnico anterior, da a entender que el déficit físico de la temporada anterior sólo es imputable al staff saliente. Algo que, por contra, no comparten los acusados, entre otras cosas, porque aseguran que los datos físicos extraídos de los GPS que llevaban sus jugadores demuestran que eran mejores que los de las dos últimas campañas.

A todo esto, apurando sus vacaciones, Xavi ni se da por aludido - cree que no hay mala fe por parte de los jugadores - ni piensa replicar a ninguna declaración. Instalado en la tranquilidad de su año sabático, entiende que sólo se han disputado cuatro jornadas, que es demasiado pronto para sacar conclusiones drásticas e irrefutables y que, en definitiva, todo responde a la obsesión de la Comisión Deportiva con la preparación física, postura que desde su entorno entienden que tenía a Enric Masip como crítico máximo. Hasta el punto de convencer al mismísimo presidente.

Es su teoría aunque, efectivamente, el año pasado pasaron cosas. Muchas cosas en este ámbito. Veamos un par de ellas. Una, fuentes próximas al técnico sostienen que desde la zona noble se intoxicó a jugadores dándoles a entender que Xavi quería dar puerta, entre otros, a Lewandowski, cierto, Araujo, falso según él, y a Pedri. Este último asunto creó tensión en la relación y hubo que aclararlo. Aparentemente, se solucionó pero, y aquí aparece la segunda observación, la cosa no quedó ahí. El club, sin consultar con Xavi y entendiendo que Pedri necesitaba un trabajo personalizado más completo, montó un gimnasio en casa de Pedri y puso a Julio Tous, ahora máximo responsable de la preparación física, a disposición del canario. Casualmente, o no, el rendimiento de Pedri mejoró ostensiblemente en el último tramo de la temporada. Y en esta sigue en línea ascendente. Según ha manifestado él mismo, se encuentra más suelto, físicamente mucho mejor. Más o menos lo mismo que han asegurado todos los jugadores que han hablado del asunto.

Por otra parte, eso es innegable, desde la dirección técnica también se compartía la idea de una falta de exigencia en los entrenamientos y Flick, el nuevo entrenador que llegaba advertido de lo que se consideraba una insuficiencia manifiesta, se apresuró a subrayar desde el primer día que aquí se iba a jugar como se entrenaba. Es decir, al cien por cien en todas las sesiones de la Ciutat Esportiva y al cien por cien en todos los partidos. Intención que se mantiene y que comparten los futbolistas asegurando que ahora se trabaja mucho más, que se va a por el rival desde el primer momento hasta el último y que el equipo ya no se viene abajo a partir del minuto 70. Esto, siendo una evidencia que satisface a dirigentes y aficionados, contrasta con los datos que aún maneja el staff de Xavi al considerar que su Barça, aunque perdió a última hora los dos Clásicos, fue el equipo que consiguió más puntos en los últimos minutos de los partidos. Es decir, que se van a poner de acuerdo más allá de una constatación innegable: Xavi apostaba primero por el balón, Flick lo hace por el físico.

Ahora bien, sin necesidad de tomar partido por nadie, parece lógico que cuanto mejor anda físicamente el futbolista, mejor juega.

La cuestión, en todo caso, es preguntarnos si es justo llenar de manos la cara de Xavi para que aparezca como responsable único de lo sucedido en el curso pasado y, especialmente, que cuando se hace balance de su gestión se obvien aportaciones esenciales en las que se puede sostener el proyecto de Flick. Fue Xavi quien se sacó de la manga a Fermín. De eso hace apenas un año. El chico saltó de Primera REFF al primer equipo del Barcelona. Bueno saltó, le impulsó Xavi y hoy Fermín es uno de los mejores futbolistas de la Liga, campeón de Europa y Oro Olímpico. ¿Y Cubarsí? Pues tiene todos los números para ser el mejor central de España. Juega el balón como nadie, es inmune a las críticas y juega como si tuviera 27 en lugar de 17. Indiscutible para Flick como, por descontado, lo es Lamine Yamal. Otro juvenil de quien no hace falta decir más que su nombre para constatar que estamos ante una aparición única. Un futbolista que su edad ya es de los mejores del mundo y, lógicamente, pieza clave para Flick en el Barça y De la Fuente en la selección nacional. Además, al margen de Xavi porque ya fue propulsado por Koeman, Xavi puso en órbita del primer equipo a otros chicos que ya están dando que hablar y que sin ese entrenador, como los tres citados, es muy posible que hubieran tenido un futuro bien distinto. Nada que ver con lo que hoy es su realidad. Jugadores revalorizados multimillonariamente que le vienen al Barcelona, en lo deportivo y en lo económico, como anillo al dedo.

En definitiva, lo que hay que preguntarse es si necesario ir pasando facturas como si no hubiera mañana, en lugar de vivir el presente que es de lo que, en definitiva, se vive. El Barça es lo que es como consecuencia de lo bueno y lo malo de todos. Empeñarse, a nivel de directivos, jugadores y entrenadores, a base del reproche no tiene sentido. Ni en el Barcelona ni en ningún sitio. Basar teorías sólo en base a lo negativo es injusto. Tanto como apoyarse sólo en lo bueno. El equilibrio en el análisis es tan vital como tener un pivote defensivo como Dios manda en el equipo. Quien tiene uno como Busquets, o uno como Rodri, o tal vez uno como Marc Bernal, acaso uno como Marc Casadó, tiene presente y tiene futuro. Quien se mueve desde el rencor, es como si sólo tuviera pasado. Como si lo único importante fuera lo que se ha hecho y no lo mucho que queda por hacer. Llevamos cuatro jornadas y hay motivos suficientes para encontrar temas de conversación en el hoy más que en el ayer. Lo que tenga que ser está por llegar, lo que fue ya ha pasado. Relamerse las heridas es del género tonto.

¿Sabías qué?

Mánchester, Barcelona, Oslo

El lunes, después de ganar el fin de semana al West Ham con tres goles de Haaland, Pep Guardiola aprovechó el parón de selecciones para tomarse unos días libres. Lo primero que hizo fue volver a casa, a Barcelona. Viaje relámpago para comer con su amigo Don Evarist Murtra, barcelonista cabal, oráculo de cualquiera que lleva sangre blaugrana en sus venas y de todos los que, en los últimos 45 años, han tenido intención de ponerse al frente del club. La cita fue en La Venta con insuperables caracoles y memorable longaniza de Lleida. Quedaron mano a mano, sentándose en la mesa más discreta del local, pero resultó inevitable ser reconocidos y saludados por otros clientes. Entre ellos, dos de nivel máximo de relación y condición. Uno, el doctor, Bonaventura Clotet. Un sabio de currículum tan sobresaliente que, si no saben quien es, mejor buscar en Wikipedia y se pasman ante el ordenador. El segundo, el Major Josep Lluís Trapero, que acaba de ser nombrado por Salvador Illa, Presidente de la Generalitat, como nuevo director general de la policía. Y el martes, otra vez de viaje. Pep hizo las maletas para marcharse a Oslo. Iba a ser de incógnito pero un seguidor del City le pilló visitando la Deichmanske ( Biblioteca Pública de la capital noruega). Colgó la foto en Instagram y desde ese momento lo incógnito fue público y notorio en el país de Haaland, donde sospechan que el artillero del City le ha preparado a su entrenador una guía de destinos de obligados.

Oporto, Lisboa, Valencia

En la rueda de prensa que Joan Laporta ofreció el martes, se deshizo en elogios ante el trabajo de Deco al frente de la dirección técnica. Se sospechó que el presidente exageraba la nota como consecuencia de una información periodística en la que, un par de días atrás, se anunciaba la posible dimisión del director técnico como consecuencia del desengaño profesional que había experimentado en el mercado estival, por no poder alcanzar todos los objetivos fijados como consecuencia de la falta de fair play para poder inscribir a los refuerzos. El club desmintió en una nota oficial que Deco tuviera la más mínima intención de cancelar su compromiso y Laporta añadió, en la conferencia de prensa, que Deco se había dejado la salud en el empeño. Y resulta que es verdad. El 14 de agosto, el DT viajó a Oporto para, aparentemente, negociar con Zubizarreta el pase de Vitor Roque al club de O Dragao. Pero no era de eso de lo que se hablaba, sino del traspaso de Ángel Alarcón al club portugués que acabó concretándose semanas después. El plan de Deco era volver enseguida a Barcelona para viajar con el equipo a Valencia para el primer partido de Liga. No pudo. En Lisboa sufrió un mareo que obligó a ingresarle en un hospital de donde salió el mismo día del partido de Mestalla. Llegó tocado, pero a tiempo para vivir en directo la primera victoria del equipo. Después del cierre de mercado, el portugués viajó a Menorca para tomarse un respiro tras un periodo ajetreado. Un descanso al que ha puesto fin. Deco ya ha vuelto para continuar con sus obligaciones.

Montevideo, Barcelona...

La vuelta del parón de selecciones va a ser trascendental en Barcelona, no ya sólo por constatar el estado de todos los internacionales, sino por la prevista reincorporación de tres lesionados que, sobre el papel, serían titulares en el equipo tipo. Empecemos. La semana próxima vuelve Araújo después de pasar en Montevideo la primera fase de recuperación de su lesión muscular. Tiene para rato pero a partir de ahora trabajará en la Ciutat Esportiva con médicos y fisios pendientes de él. Hablemos ahora de Gavi. Operado del ligamento cruzado en noviembre por el Dr. Monllau, el mismo que intervendrá a Marc Bernal de la misma lesión, su recuperación marcha más que bien. Se le espera en octubre y él está deseando volver. Trabaja desde hace días con balón y las sensaciones son buenas, buenas. Y por último, De Jong. Aquí hay que andarse con ojo. Tema delicado. Lleva más de cuatro meses con un esguince de ligamentos y se considera que ha llegado el momento de ir a por todas. La idea es que el holandés, que piensa que todo esto es porque se precipitó su reaparición en su anterior afectación de tobillo, se una al grupo y vaya cogiendo ritmo de entrenamiento. Si se sospecha o sospechan los médicos que la estabilidad de la articulación no responde como debiera, la decisión es clara: quirófano. Al loro, porque ha habido en el Barça jugadores que no aceptaron la intervención cuando la sugirieron los doctores y todavía hoy pagan las consecuencias.