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El Barcelona empieza a ver a Flick como el Real Madrid a Ancelotti: "Es un señor"

El entrenador alemán ha empezado con muy buen pie y en pocas semanas se ha ganado el respeto de los barcelonistas.

Flick y Ancelotti se vieron las caras en el amistoso de pretemporada en Estados Unidos. /AGENCIAS
Flick y Ancelotti se vieron las caras en el amistoso de pretemporada en Estados Unidos. AGENCIAS
Alex Pintanel

Alex Pintanel

Pocos podían imaginarse el impacto que ha tenido Flick en sus primeros meses en Barcelona. Se cuestionó su llegada en muchos sectores del barcelonismo. Por su poco carisma, de puertas hacia fuera, y su última mala experiencia como seleccionador de Alemania. Pero su llegada a la Ciudad Condal ha servido para cambiarle la cara al equipo, ganarse el respeto del fútbol y quizás lo más complicado, viendo como acabó el equipo la pasada temporada, levantar el ánimo del barcelonista.

Flick y Ancelotti juntos en la reunión de entrenadores en Las Rozas.
Flick y Ancelotti juntos en la reunión de entrenadores en Las Rozas.

Flick es un tipo que cae bien. No genera animadversión como otros entrenadores que han estado en el banquillo culé: Pep Guardiola, Luis Enrique o Xavi Hernández. Enemigos del madridismo por su pasado blaugrana. Tres entrenadores odiados en la capital. No sucede lo mismo con Flick. Su puesta en escena es semejante a la de Ancelotti, una persona respetada en la Liga. Si en una cosa coinciden el italiano y el alemán es en el saber estar. Dos entrenadores elegantes, que no suelen meterse en jardines, humildes y respetados. A pesar de su acérrimo barcelonismo, es cierto que en la directiva no gustaban algunas de las actitudes de Xavi. El egarense fue expulsado en tres ocasiones. Es el entrenador del Barça que más tarjetas rojas ha visto. La última fue en la vuelta de los cuartos de final de la Champions ante el PSG la pasada temporada. Como futbolista vio la roja en dos ocasiones.

La llegada de Flick refuerza la imagen del Barça. Sin salidas de tono ni faltas de respeto. Elegancia y convicción con el proyecto culé por los cuatro costados. "Es un señor", bromean desde la zona noble culé. Y esa es una de las cosas que buscaba el club con la llegada del germano. El barcelonismo ya empieza a ver a Flick como el madridismo ve a Ancelotti.

El saber estar de Flick

Varios detalles lo demuestran. No entra al trapo ni habla de árbitros. En Vallecas, el Barça se vio gravemente perjudicado con varias acciones polémicas. Ni protestó como un poseso en la banda ni alzó la voz en la sala de prensa. Así es Flick. Estos detalles gustan a la afición culé. No busca excusas y se adapta a lo que tiene. En la previa al debut liguero en Valencia, su discurso fue contundente, alejándose de cualquier tipo de excusa. "Si no depende de nosotros, si no lo podemos cambiar, no pensamos en ello. No queremos excusas. Llegué aceptando esta situación, que no puedo cambiar. Estamos centrados en el partido, queremos jugar un buen partido e intentar ganar".

El club también está encantado con este carácter. A Laporta le gusta su posicionamiento, lo directo que es y que se adapta a lo que tiene. "Él no busca excusas, se arregla con lo que tiene. Es exigente", reconoce. "Estamos muy contentos con el entrenador que tenemos, habla claro y directo y tenemos mentalidad ganadora. Tiene mucho mérito poner a jugadores de nuestra cantera en el primer equipo. A Flick le exigimos trabajo, profesionalidad, que sea un entrenador que viva el día a día con intensidad, que nos ofrezca un fútbol que nos guste. Y está sentando las bases para que los objetivos se cumplan", añade.

Laporta valora el inicio de temporada de Flick.

"Mientras tengamos 11 titulares y algunos suplentes, debemos mantener la intensidad y jugar bien, el objetivo es ganar todos los partidos", recordó antes de visitar Vallecas a pocos días de cerrarse el mercado. Y esa manera de ser gusta. Promete trabajo, sacrificio, defiende a sus jugadores y su trato tan cercano ha caído francamente bien en el vestuario. No quiere protagonismo y lo cede absolutamente todo a los jugadores. Ante el Valladolid le cantaron y animaron, pero el técnico quiso quitarle trascendencia. "Solo existe el equipo", dijo. Su posicionamiento ha enamorado al barcelonismo.