REAL MADRID

La última escapada de Bellingham resucita el Real Madrid de los bares castizos: "Beckham me preguntó si había percebes para el desayuno"

Algunos de bares de confianza de varias generaciones de madridistas. Desde el Chiquifrú con Di Stéfano hasta las visitas de Fernando Redondo o Sergio Ramos a Casa Doli.

Beckham, comiendo durante un acto con el Real Madrid./
Beckham, comiendo durante un acto con el Real Madrid.
Guillermo González

Guillermo González

Claro que es noticia ver a Bellingham pasear por Madrid, visitar el templo de Debod y, por supuesto, tomar un aperitivo en La Buha, en el barrio de La Latina. "Que un futbolista del Real Madrid se sentara como uno más…", nos contó sorprendido uno de los camareros que sirvió al inglés. Normal. Es atípico, poco común que alguien como él se desenvuelva de esta forma por las calles de la capital. Y sí, Jude ha mostrado ser un chico distinto desde que llegó, pero esta forma de comportarse tan cercana, abrazando una irrisoria parte del Madrid castizo, no es habitual. Antes no era así. El paso del tiempo ha hecho olvidar la relación del jugador del Madrid con la tasca, con el bar de confianza. Y con mostrarse tal y como es.

Los de antes, y seguro que los de ahora, han tenido su sitio de confianza. De los más de 30.000 bares y restaurantes de la Comunidad de Madrid, muchos de ellos permanecen, otros han sido traspasados y algunos olvidados por el cierre. En esos primeros vínculos conocidos destaca el Chiquifrú, a escasos metros del Santiago Bernabéu, en la calle Marceliano Santamaría. Fue el lugar de reunión de la generación que empezó a ganar Copas de Europa. Santamaría, Pachín, Grosso… pero sobre todo Alfredo Di Stéfano. El argentino mantuvo una gran relación con Luis Aragonés que, pese a la rivalidad y a la diferencia de edad, compartieron mesa, cervezas con gaseosa y timbas. Y en diferentes lugares, como el desaparecido Helen's en Paseo de la Castellana. Era tan asiduo que tenía su espacio, "el rincón de Di Stéfano".

Estar relativamente cerca del estadio se tornó clave. O incluso cerca de la Ciudad Deportiva, como por ejemplo Vicente del Bosque y Toni Grande con La Fuentona. Pero otro de los barrios en el que más proliferó esa cercanía fue el del Retiro. Allí se encuentra el Bar Sanchís, de la familia de los jugadores del Madrid. Al lado, está el Bar Martín, que gozó de la visita de muchos. "Amancio, Sanchís padre…, eran mucho más naturales a la hora de interactuar con la gente", nos cuenta Martín Jiménez, exjugador de las categorías inferiores del Madrid y antiguo dueño del bar, herencia de su padre.

El bar y el barrio, un contexto en el que sentirse cómodo, libre… para hacer cualquier cosa. "Les recuerdo jugando a las cartas, en aquella época había partidas con la gente del barrio. De tute, de mus, de dominó… Y se apuntaban a jugar. Aunque lo mejor era ver a Amancio en el bar de al lado, que tenía una máquina de marcianitos. Le gustaba mucho y jugábamos los chavales con él", recuerda un Martín que echa la vista atrás. Y define esos momentos como el "devenir de la vida", sin importar quién eres ni qué haces. Y ha percibido la evolución, el cambio de ver a Grosso fumar tranquilamente o echarse 'unas patadas' con Santillana en la calle a tener que ayudar a la 'Quinta del Buitre' a salir tranquilamente del bar, asediados por los aficionados. La fama y la admiración acaba con su libertad.

Juanito y Benito: La vida de bar

Goyo Benito, leyenda absoluta en el Madrid de los 70, abrió varios negocios, uno de ellos el Pub Lancaster, en Castellana 113. Otro punto de encuentro para jugadores del Real Madrid, en especial para Juanito, su compañero. "Al mediodía, al Lancaster", decía del '7', sobre la que se convirtió en una de sus casas. Tanto que a veces se olvidó del resto. "Un día fue Luis Velerda, masajista del Madrid, al Lancaster. Estaba buscando a Juan porque salían a jugar hacia Santander. El autobús salía de la puerta 0 del estadio y el hombre le decía: 'Oye, que te estamos esperando'. Le contestó que se esperase un momento porque estaba con unos amigos", recuerda Martín, el cual siente predilección por el que en su día fue su amigo.

El Hacha Brava, como conocían a Benito, no solo abrió negocios. Frecuentó y visitó, pero no solo por el centro de Madrid. Paraba por Casa Doli, en Vallecas, gracias a sus etapas como jugador y secretario técnico del Rayo Vallecano. "Le encantaba la tortilla paisana de mi madre y me pedía que se la hiciera cuando venía", nos cuenta José Antonio, dueño del local. En su testimonio se aprecia la nostalgia y el aprecio hacia una persona "divertida y cercana".

"Un día vino y se fue al baño después de saludarme. En ese momento, una persona en la barra, que era fan del Athletic, me dijo que Benito le había amargado más de un partido, sobre todo uno en el que marcó de cabeza. Cuando regresó, le conté lo que me había dicho y le dijo: 'Te voy a traer unas espinilleras, salimos a la calle y nos damos de patadas'", recuerda como una de las anécdotas más divertidas. Para Goyo, conocer los bares y el barrio era primordial, una consigna que inculcó junto a Camacho a los jugadores del Rayo cuando eran técnico y secretario.

La educación de Redondo y los percebes de Beckham

El boca-oído y las recomendaciones han propiciado que distintas generaciones visiten los mismos lugares. Casa Doli es uno de esos sitios. Al tener un parking privado para los clientes y un salón privado, la discreción era una de sus ventajas. Eso sí, al estar delante de un colegio, el dueño siempre pedía a los comensales del Real Madrid que vinieran con tiempo a comer, para que sus coches no llamaran la atención con todo el trasiego. Y así garantizarse una buena velada para todos. Esto ha permitido que José Antonio haya visto pasar a muchos futbolistas de Concha Espina. ¿El más especial? Fernando Redondo.

"Una persona educadísima, encantador. Jamás puso una mala cara cuando le molestaban, aunque solíamos ponerle en el salón privado. Me acuerdo una vez que me llamó, que venía por la noche de jugar un partido en Barcelona, uno de veteranos. Venían en avión a Madrid y el vuelo se retrasó. Llegaron más tarde y no había servicio pero dije: 'Cenamos todos juntos'. Y me ayudó a poner la mesa, como si estuviera haciendo una barbacoa en su casa. Totalmente familiar. Nada estirado. Pidiéndome disculpas por llegar tarde… Cenamos y nos pusimos a charlar de fútbol", recuerda José Antonio.

Por sus mesas han pasado muchos, destacando la educación de Raúl y Morientes hasta los consejos de Sergio Ramos a su hijo pidiéndole que no dejara los estudios. Momentos que se comparten mientras optan por carnes, pescados a la plancha y marisco. "A David Beckham le gustaban mucho los percebes", revela. Llegando al punto de la obsesión: "Yo di una vez el desayuno en Valdebebas. Y cuando fui, Beckham me preguntó si llevaba percebes. Y dije, no. En el desayuno, no. No llevo percebes", contestó. Los últimos en pasar, como Ramos, Higuaín, Xabi Alonso, Adán… son la clara demostración de que los consejos de otras generaciones continúan. Y Casa Doli es el ejemplo.

El Asador Frontón, El Filandón, El Doble (el lugar de reunión de la Quinta del Buitre) o La Toledana son otros lugares, puntos de encuentro para los jugadores donde se reconcilian con las costumbres de una ciudad que echa de menos la naturalidad. Quien sabe, lo mismo esto se convierte en un hábito y es más difícil encontrarte a tu ex que a Bellingham en cualquier bar.