Los tres segundos en los que Lamine Yamal dibujó en sus pies un futuro que nadie se puede imaginar
El 2024 ha sido el primer año entero en el fútbol profesional de la joya del Barcelona. En 2025, cuando cumplirá los 18, le espera la renovación.
La primera vez que Lamine Yamal subió a entrenarse con el primer equipo, Jules Kounde entendió rápidamente por qué Xavi le había llamado. "No pudo pararle, lo regateaba cada vez que tocaba el balón", recuerda uno de los presentes en aquella sesión. Debutó en abril de 2023, con solo 15 años. Meses antes, por la oficina de Ramon Planes, entonces director deportivo del Barcelona, ya se hablaba con asiduidad de aquella joya que crecía en La Masia. "Este es una bomba... Es mejor que todos. Será mejor que Dembélé, que Ansu Fati... Les adelantará a todos", comentó en una ocasión alguien de la comisión deportiva.
20 meses después, Lamine ha cerrado su primer año natural entero como futbolista profesional. Si en 2023 cosechó cuatro goles y dos asistencias, el 2024 lo cierra con 13 tantos y 23 pases de gol. Ya está en el selecto grupo de los futbolistas más determinantes del planeta. Pronto tendrá que renovar su contrato, al cumplir los 18, el próximo mes de julio, y Jorge Mendes pedirá una firma al nivel del estatus que tiene. Quiere ser una leyenda del Barça. Para poner en perspectiva su edad: del once con el que el Barça se midió contra el Borussia Dortmund en Youth League, en el último encuentro de competición europea, Lamine hubiera sido el segundo más joven, solo superado por Juan Hernández, ocho días menor.
Si hay una imagen que define a Lamine a la perfección es la secuencia del documental Un equipo llamado España. De camino a la final, el catalán se quedó dormido en el autobús. "Es todavía un chaval, pero te das cuenta de que su inteligencia está por encima de la media", dice alguien que le conoce bien. Unos días antes, marcó ante Francia el gol que le confirmó entre los mejores futbolistas del planeta. En apenas tres segundos, apartando a Rabiot, se instaló entre los tops. Fue el gesto de elegido que demostró que sus últimos meses no habían sido una inspiración temporal.
La temporada en la que se ganó una jerarquía
Durante aquella temporada, la pasada, Lamine fue escalando jerárquicamente. El staff de Xavi quiso protegerle, pero llegó un punto en que su talento derribó todos los muros. Algunos compañeros le miraban con recelo, conscientes de que aquel niño elevaría la competencia interna del equipo -y amenazaba con relegarlos a la suplencia-. Lamine se dedicó a la pelota. Sobre el campo, tuvo un pequeño encontronazo con Lewandowski cuando el polaco le retiró el saludo. En verano, tras la Eurocopa, Robert le mandó un WhatsApp para felicitarle por el campeonato. De alguna manera, fue la aceptación de Lewandowski de que Lamine ya estaba a la altura de los mejores.
Su explosión tampoco ha pasado inadvertida fuera de los terrenos de juego. A Lamine le llueven propuestas de patrocinios. Adidas apostó fuerte por él a pesar de que, como Messi, empezó llevando Nike. Ahora es una de sus caras a nivel mundial. Otra que intuyó su futuro fue Beats, que apareció cuando Lamine era todavía una promesa. También es embajador de Unicef. En el último Clásico, cuando anotó, enseñó sus brackets Two Jeys. "Marcaré, iré a la cámara y los enseñaré", les prometió a Biel Juste y Joan Margarit, los creadores de la marca, que vivieron el encuentro en directo en el Santiago Bernabéu.
La fama, sin embargo, también presenta una cara más oscura. Hace ya mucho tiempo que Lamine dejó de poder hacer una vida 'normal'. Cuando mejor entendió su magnitud fue el pasado verano. Pasó algunos días de vacaciones en Grecia y en algunos momentos la presencia de aficionados le sobrepasó. Después se marchó a Marbella con su amigo Nico Williams. Este 2024 también fue el año en que se independizó. Dejó La Masia y se mudó cerquita, con sus dos personas más inseparables: su primo Mohamed y su colega Souhaib. Raro es el desplazamiento del Barça en que no le apoyan desde la grada.
En las calles de Rocafonda también es un icono. "Más Lamine y menos desahucios", se puede leer en algunas zonas. Al barrio regresa para ver a su familia, pero lo tiene que hacer prácticamente camuflado. Lo tiene muy presente. Su tío cerró la panadería y abrió un bar donde no se pierden los partidos del hijo pródigo del 304, el número que el propio Lamine puso de moda celebrando los goles y que replican todos los chavales del barrio. El 2024 fue el año de la confirmación total: ganó Golden Boy, Kopa y quedó octavo en el Balón de Oro. En 2025 cumplirá los 18.