Los tres minutos que el vestuario del Real Madrid se pone como ejemplo para derribar murallas

El Real Madrid digiere la victoria del domingo ante el Pucela (3-0) con una mezcla de satisfacción y ansia por explotar el margen de mejora del equipo. El vestuario, aliviado por dejar atrás el borrón de Son Moix, mira ya a Las Palmas (este jueves, 21:30 (hora peninsular española), M+ LALIGA TV) con un guion claro de lo que debe hacer para elevar su nivel: calcar los tres primeros minutos de la segunda parte contra el Real Valladolid.

Después de un primer tiempo de ritmo "bajo, lento", como reconoció Ancelotti, los blancos salieron del descanso con una marcha más. Habían recibido instrucciones claras (Carletto pidió amplitud) y cumplieron a la perfección con las demandas del entrenador. En esos 180 segundos generaron una ocasión clara, remate de Güler a pase interior de Valverde; asediaron con centros al área ante los que tuvo que intervenir Boyomo; e impidieron que el rival saliese a la contra con una presión tras pérdida brillante.

El vestuario sabe que ese debe ser su espejo y, de hecho, los jugadores lo han tratado en las últimas horas como ejemplo de cómo combatir un bloque bajo. Saben que esa será la tónica de la temporada (los rivales esperarán muy atrás salvo excepciones) y todavía buscan la manera ideal de enfrentarse a esas murallas que impiden que Mbappé, Vinicius y Rodrygo disfruten de espacios para correr. Sin un generador como Kroos, el Madrid tendrá que arreglárselas para encontrar huecos y desarbolar a los contrincantes que visiten el Bernabéu con ganas de atrincherarse.

En esos tres minutos se cumplió casi todo lo que demanda el cuerpo técnico: Rodrygo y Vinicius estuvieron pegados a la línea de cal para ensanchar el campo y abrir huecos, Fran García generó inquietud al aparecer por dentro y Valverde, Tchouameni y Güler circularon el balón con una velocidad que en la primera parte dificultó el asfixiante calor. Creen que sólo así, a partir de un orden táctico claro y con mecanismos automatizados que multipliquen las amenazas, conseguirán doblegar planteamientos como el de Pezzolano. Y esos 180 segundos les sirven como punto de partida.

El choque dejó otras noticias positivas: el equipo valora enormemente la sustancial mejora a nivel defensivo (el staff acabó con un cabreo considerable el duelo de Son Moix por la falta de "actitud") y que los tres atacantes se mostrasen implicados al correr para atrás. El grueso del trabajo semanal residió en eso: en tratar de corregir que el grupo se partiese y que el Madrid del orden y la pegada se transformase en un 4-2-4 que hizo imposible ganar al Mallorca.

Con aspectos que corregir, desde dentro se elogia que el Valladolid apenas generase peligro y que la unidad B, con Brahim y Endrick a la cabeza, encontrase la llave para tumbar el 5-4-1 del Pucela. Los duelos de lo que va de temporada se consideran atípicos (ante una Atalanta pegajosa en la presión y contra dos rivales con propuestas claras de resistencia) y se mantiene la confianza en que, según Kylian se ruede y los brasileños entiendan que deben ajustarse, los blancos serán un rodillo.

La siguiente prueba pasa por Gran Canaria (21:30), con Las Palmas necesitada de puntos (empató en el estreno contra el Sevilla y viene de perder en Leganés) y las rotaciones de Carletto en el horizonte. En el Bernabéu hubo varios, también Ceballos, que llamaron a la puerta del once, y Modric se postula para entrar después de ni haber entrado en la terna de posibilidades para reemplazar a Bellingham. Sean los que sean los que jueguen, Ancelotti pide "compromiso"... y que se tomen el tiempo transcurrido entre los minutos 46 y 48 ante el Pucela como ruta a seguir.