TERTULIA

Alfredo Relaño y Elías Israel cuentan la soledad del director de periódico y la realidad de las presiones: "Cuando te cambiaron me llamó Ferreras y me dijo 'Tú sabrás, estos han aprendido"

Los exdirectores de As y Marca, comparten recuerdos e impresiones de sus historia periodística.

Elías Israel y Alfredo Relaño. /RELEVO
Elías Israel y Alfredo Relaño. RELEVO

El director de un periódico vive una dicotomía constante. Es, por supuesto, un miembro de la redacción, el que tiene la última palabra y lleva las riendas, pero también habita las esferas del poder, esos lugares que para el resto de los periodistas son un espacio ajeno, uno que hay que escrutar con mirada de sospecha y algo de rebeldía.

Alfredo Relaño y Elías Israel conocen este juego, lo han disfrutado y lo han sufrido. El primero es uno de los periodistas deportivos más importantes de la historia de España, y esa frase sería cierta incluso sin contar los 24 años en los que dirigió el diario As. Hoy es su presidente de honor. Israel fue estrella en el equipo rival, el Marca, donde fue su más brillante canterano, el redactor jefe al que todos sus compañeros querían parecerse y, finalmente, durante cuatro años, un director insultantemente joven que completó con ese ciclo todo el recorrido posible dentro de una redacción. Cuando terminó todo aquello, en unas circunstancias que se contarán en este capítulo, siguió vinculado al deporte como editor, comentarista, asesor...

La relación entre ambos es cordial y no dejó de serlo tampoco cuando ambos ejercían como rivales. Se da, de hecho, una enorme curiosidad, y es que la hermana mayor de Alfredo, Irene, fue profesora de matemáticas de Elías. El mundo es un pañuelo.

Abre fuego Relaño, con una pregunta para Israel, que de 2001 a 2005 se sentó en el puesto que en política se consideraría 'la oposición': "De director a director ¿Qué te comía a ti la cabeza cuando eres director de Marca?"

"Me comía el coco el legado que tenía. Yo además soy muy mal perdedor, con lo cual quería ganar siempre. Para mí empatar era perder, la obsesión era intentar hacer el periodismo más honesto posible. Trabajábamos muchísimo inventábamos muchos suplementos, nos volcábamos en hacer cosas nuevas. A mí me obsesionaba la portada porque creo que era una seña de identidad de Marca. Tener la mejor portada, no siempre la más original sino la mejor, la mejor enfocada o sea, algo así como tu editorial pero en una primera página", le responde Israel.

Israel y Relaño comentan la soledad del director.

En la conversación se intercambian flores y entre ambos dejan ver las diferencias entre uno y otro medio. El Marca, al menos el de Elías, era muy coral. El As de Relaño era, sin duda, el periódico de Relaño.

"Teníamos portadistas buenísimos. Algunos que ahora están en esta casa, como Carlos Caneiro, que era el jefe de maquetación, pero todo el periódico era muy coral. Yo creo, y ahora me corregirás si no, que el As que tú dirigiste eran más personalista, quizá un poquito de autor, porque tú eres un poco... tan inmenso como periodista que solo podrías, pero el Marca en el que yo vivía era muchísimo más coral, era muy horizontal. Yo era alguien de la redacción, yo era un redactor jefe que pasó a director directamente. Me sentía parte de esa redacción y al final no era mejor que nadie. Sencillamente era el que ponían de director. La portada era muy coral, la hacíamos entre todos y la mejor idea, la que más nos gustaba y la que más respondía a la línea editorial, era", explica el exdirector de Marca.

Las portadas del periódico de Recoletos, la empresa que lo editaba en el tiempo de Elías, eran proclives a los juegos de palabras, a la búsqueda de la originalidad. En el As si una pieza destacaba era la columna del propio Relaño, anclada en la página dos y que marcaba la línea de todo lo que iba a suceder en las siguientes páginas.

Si la obsesión de Israel era la portada, a Relaño lo que le quitaba el sueño era, precisamente, la competencia. "Siempre me acostaba pensando 'llevará el otro algo muy fuerte'. No es porque os temiera tanto, pero sí es verdad que siempre me he levantado un poco en esa idea. Además, recuerdo que en esos tiempos las radios solían dar nuestras portadas. Cuando yo llevaba algo gordo no lo mandábamos y le decía De la Morena 'No lo digas'. Cuando las radios no daban la portada de Marca yo decía 'Qué demonios llevarán estos tíos hoy' que luego igual no era para tanto, o sí era para tanto, pero era una comida de coco", cuenta el veterano periodista, que también fue jefe de deportes de la Ser y Canal+.

Israel contaba previamente que lo suyo era ser el capitán del equipo, el primero de los iguales, pero es él mismo quien remarca otra de esas cuestiones que siempre se dibujan cuando se piensa en un director de periódico: "Hay una característica que digo desde entonces y es la soledad del que toma las decisiones. Todo el mundo piensa que es alguien muy arropado, pero luego a la hora de la verdad es un puesto de mucha soledad, el dirigir y el tomar la decisión última y el tener que decidir sobre cuestiones como puede ser los bonus de una serie de empleados. Ese tipo de cosas. A mí eso también me quitaba el sueño". Relaño asiente, aunque también destaca que en PRISA, su empresa, él se podía desligar de algunas decisiones más empresariales y menos periodísticas por el propio funcionamiento interno de la casa.

"Yo lo de la soledad lo sufrí a la hora de la portada, sobre todo", asume el exdirector de As, que para explicar su labor tira de una anécdota con otro histórico de la prensa, Juan Luis Cebrián, el primer director de El País : "Cuando me hicieron director me dijo 'El capitán come solo en su camarote' y luego me dijo que un buen director no hace un buen periódico, un buen periódico lo hace un equipo, pero un mal director se carga un periódico. Que tampoco es lo que más te anima".

Las presiones

Si seguimos con lo que es el retrato robot de un director, las imágenes que uno siempre tiene en la cabeza cuando piensa en esos puestos, hay que hablar el poder —la palabra va sin mayúscula, pero retumba como si la tuviese—. Y de las presiones del poder.

Las presiones forman parte del día a día de un director.

Para los dos periódicos madrileños, por lo menos en el último cuarto de siglo, no ha existido un poder como Florentino Pérez. Presidente del Real Madrid, el club sobre el que orbita buena parte del fútbol en la ciudad, y no solo eso, pues su sombra llega mucho más allá del fútbol.

Sale en la conversación en boca de Relaño, con históricas desavenencias, y lo hace en forma de pregunta: "¿Te daba mucho a ti? Tú estuviste un tiempo con o contra Florentino".

Isreael le quita hierro. Pérez era uno más. "Contra no. Yo coincidí con el primer Florentino y siempre se ha creado mucho la mística de que era el que apretaba, el que más apretaba y evidentemente apretaba, pero había muchos más. A mí personalmente había más presidentes, tanto de federaciones como de otros clubes, que me apretaban. Cada uno en su medida y cada uno con la fuerza de su poder. Lo que pasa es que Florentino juega en una planta que no es la de uno, porque si tiene un problema con Telemadrid, pues recurre a Esperanza Aguirre en su momento, porque es su terreno de juego".

Relaño amplía un poco el espectro de esa manera de funcionar: "Jugaba en todas las plantas. A mí me entraba por Polanco [dueño de la empresa], por Carmen Colino [redactora del diaro], por no sé quién, 'Yo me entero porque en la redacción me dicen...'. A mí me ha parecido siempre desagradable".

"A mí me parece que forma parte de un presidente que está intentando buscar lo mejor para su club. Otra cosa es que pida el puesto de la gente, eso es otra cosa. Pero yo siempre digo, y siempre lo he dicho y no voy a cambiar mi discurso, que al final quien te echa es el editor o el que decide que ya no sigues como director es un editor. No es el que pide, el que dice 'oye este no debería estar aquí, este no me gusta o este me cae peor".

El exdirector del As, por comparar, recuerda a Ramón Mendoza, con quien coincidió en otros cargos y con la particularidad de que el presidente del Real Madrid era también uno de los principales accionistas de PRISA, la empresa en la que trabajaba Relaño.

"Yo lo tuve en El País, en la SER y en Canal+. Él movía, pero de una manera menos fea, menos insistente, con más fair play. Es verdad que todo el mundo te da un poco, pero eso es de las cosas que distinguen a un director, resistir las presiones", explica.

Siguiendo con las idas y venidas de un director, ambos coinciden en que las presiones van por épocas y hay unas en concreto que son terribles. "Al final un secretario de Estado para el Deporte, un presidente... todo el mundo se queja. Yo cuando más nerviosismo he visto siempre es en elecciones, siempre todos te dicen que vas con el otro. Esto en las elecciones generales de verdad debe ser horroroso", relata Relaño.

"Yo también he tenido esa sensación, pero en el Madrid en ese sentido ha habido mucha estabilidad en los últimos años", responde Israel dando cuenta de que, efectivamente, en el club los comicios han dejado de celebrarse.

Así vivió Relaño el relevo de Israel como director.

Para terminar este bloque, este punto de la conversación, Relaño vuelve a Florentino y a un momento concreto, en 2005, cuando Elías Israel fue destituido de la dirección de Marca. Junto a él también fueron despedidos otros como José Miguélez, Enrique Marín o Javier Gómez Matallanas.

"Ahora te confieso una cosa. Cuando te cambiaron a ti y a otros a mí me llamó, lo voy a decir aquí, me llamó [Antonio García] Ferreras, que era el brazo derecho de Florentino. 'Bueno, tú sabrás, estos ya han aprendido lo que tenían que hacer, vosotros sabréis lo que hacéis'. Eso fue así. Te lo digo porque conste, porque me parece que es una manera de estar que va más allá de lo normal".

Elías responde rápido y desde el corazón: "Me duele más de un compañero que de un presidente de una compañía, también te lo digo. Aunque solo sea a título de comentario, ya no de influencia. Yo respeto todo. Fue una época tremendamente feliz, siempre he dicho que Marca fue mi escuela, mi piscina de bolas, el lugar donde más feliz me he sentido y a partir de ser director ¿qué te queda? pues solo ir para abajo. He tenido otra vida dentro del periodismo, también muy feliz, seguramente distinta. Como dice Del Bosque, lo que pasa conviene".