SEVILLA FC

El Sevilla acude a la unión ante la adversidad de la lucha por no descender

Nervión volverá a ser una caldera y se prepara para su particular final de mayo. Las manifestaciones contra la directiva tendrán un 'alto al fuego' para recibir al equipo.

Kike Salas celebra su gol ante el Mallorca./EFE
Kike Salas celebra su gol ante el Mallorca. EFE
José Manuel Rodríguez

José Manuel Rodríguez

Nada genera mayor unión que el miedo. Como en las películas de terror, cuando la oscuridad acecha y los protagonistas se juntan olvidando sus trencillas particulares. Pues precisamente eso le está pasando al Sevilla. La afición hispalense, siempre reivindicativa y exigente, ha sumado dos semanas consecutivas de protestas en las previas de los partidos en casa, pero el infierno del descenso acecha... y nadie dejará de dar lo máximo que pueda para aportar a la causa.

El próximo domingo, el Ramón Sánchez-Pizjuán albergará una final. Sí. No será europea, ni tendrá un color distinto para atemorizar a cualquier gigante del viejo continente, pero será aun más importante. El Sevilla recibe al Leganés, un rival directísimo en la lucha por la permanencia. Esa es la realidad de la temporada para un equipo que ni el cambio del entrenador le ha traído victorias -por el momento, un empate y una derrota, aunque con una cara más competitiva precisamente en Pamplona-. Y su afición no le fallará.

El sevillismo se prepara para recibir con honores al autobús del equipo. Le dará el último empujón por la Avenida Eduardo Dato, para recordarles que nunca les dejarán solos. Ni en las peores. Porque el enfado en la hinchada hispalense sigue siendo muy importante, y raro sería no escuchar un "Directiva, dimisión" durante el partido. Pero hasta que los de Joaquín Caparrós no lleguen al estadio, el ambiente será de lo que es: de final.

También todo suma. El mensaje de Jesús Navas en redes sociales, la cautelar concedida por el TAD para que Dodi Lukebakio pueda jugar el partido... todo. El Sevilla, de puertas para dentro, también se conciencia. Las palabras de Suso en sala de prensa sirvieron para alejar del foco aquellos problemas que protagonizaron capítulos como la bronca de varios aficionados en el aeropuerto a la llegada de Pamplona. Y ha funcionado, porque esta final se juega desde el departamento de comunicación hasta el césped. Como en las grandes citas europeas.

Joaquín Caparrós también lo sabe. Complicado sería que cambiase su discurso en sala de prensa a esta altura, pero el técnico es consciente de la importancia -o riesgo- del partido del domingo. El viernes atenderá a los medios, aunque se intuye que su mensaje aportará a la unión. Ya lo ha dejado caer en alguna ocasión: sabe que existen problemas, pero también piensa que ahora es momento de todo menos de buscar culpables.

De esta forma se prepara un Sevilla que recuperará a Sow e Isaac -ausencias el pasado miércoles- durante la semana, podrá ver a Dodi Lukebakio sobre el césped... y tendrá que encarar el partido como si fuese un gran partido europeo. Volver a ser ese equipo que asfixia en un Sánchez-Pizjuán que lleva sin ver ganar a los suyos desde el 14 de diciembre de 2024.