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Sergio Corino ya sabe lo que es sufrir un robo en el Rayo Vallecano: "Un tío entró con una pipa y cogió a cinco o seis jugadores"

El exfutbolista, en esta segunda parte de la entrevista, recuerda el susto vivido en el vestuario del Rayo, así como sus aventuras defendiendo las camisetas del Mérida y del Salamanca.

Sergio Corino, en su época con el Rayo Vallecano, en un partido ante el Atlético de Madrid de José Mari y Albertini. /EFE
Sergio Corino, en su época con el Rayo Vallecano, en un partido ante el Atlético de Madrid de José Mari y Albertini. EFE
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

En esta segunda parte de la entrevista, Sergio Corino habla de las experiencias vividas en el Mérida, Salamanca y Rayo Vallecano. Precisamente, en el conjunto vallecano vivió una experiencia muy parecida a la sufrida por el equipo que entrena Iñigo Pérez, pero en aquella ocasión, resultó más grave aún porque los jugadores estaban en el vestuario y el que entró lo hizo pistola en mano. El vizcaíno, pasado el tiempo, lo recuerda esbozando una sonrisa, pero algunos de los integrantes de aquel plantel no lo recordarán tan amablemente. "Que nos están robando, que nos están robando", corría gritando Imanol Etxeberria, que fue quien abrió la puerta del vestuario y se encontró con todo el percal.

Antes de recalar en Vallecas, a Corino le tocó curtirse en equipos como el Mérida o el Salamanca, con los que vivió algunas de las mejores épocas de dos equipos que en la actualidad tratan de subsistir en las catacumbas del fútbol nacional. En el Estadio José Fouto vivió la experiencia de ver cómo, literalmente, pintaban el campo con pintura verde para mejorar la imagen por televisión en una visita del Real Madrid. En el Salamanca vivió grandes tardes futbolísticas y también inolvidables noches charras: "Salamanca te invitaba a celebrar todos los días".

Corino recuerda lo acontecido en el vestuario del Rayo Vallecano. Relevo

La primera cesión le llevó a Mérida...

El Mérida era un club que había subido de Segunda B a Segunda y de Segunda a Primera de manera seguida. Había gente que había jugado en Segunda B. Y claro, para ellos la Primera División era la oportunidad de su vida. Y yo me acuerdo cuando les oía decir en el vestuario en el intermedio: 'Estos no juegan con el pan de mis hijos'. Claro, yo tenía 19 años y había algunos que tenían dos hijos. Había gente con mucha trayectoria, yo qué sé, Momparlet, Manolo, el del Atlético Madrid, Luis Sierra... jugadores con una experiencia brutal, padres de familia con un patrimonio que mantener. A mí me quedaba toda la vida, pero lo llegas a entender. Eso, en el Atleti no se vive de esa manera, se ve diferente. No es ni mejor ni peor, diferente pero sí que es verdad que me hubiera perdido todo eso, jugar, por ejemplo, con jugadores extranjeros que tienen otra forma de entender esto. Vienen aquí, son profesionales, se ponen el mono con su camiseta y mañana, si se tienen que poner otra, se la ponen.

"Cuando el utillero del Mérida traía la cesta, veía que toda la gente se tiraba por la ropa y yo me preguntaba: '¿No hay ropa para todos?'. Yo era el último en coger y el pantalón me quedaba dos tallas grandes, el calcetín tenía un agujero y la camiseta..."

Sergio Corino

Yo pasé de tener cinco campos de entrenamiento en Lezama, cada cual mejor que el otro, a llegar a Mérida, vestirme de corto y tener que coger mi coche e irme a 10 kilómetros a entrenar a un campo. Y dices: 'Pero a ver, ¿qué me estás contando?'. O llegar allí y tener los calzoncillos agujereados, literal. Yo veía, cuando traía la cesta el utillero, que toda la gente se tiraba por la ropa y yo me preguntaba: '¿Pero qué pasa? ¿no hay ropa para todos o cómo va esto?'. Yo era el último en coger y el pantalón me quedaba dos tallas grandes, el calcetín tenía un agujero y la camiseta... Yo, en Lezama, se me salía un hilo del calcetín y le hacía así al utilero y me daba unos nuevos. Ostras, dices. Que yo he jugado en el campo del Mérida pintado de verde, pintado con pintura porque había un partido televisado y el campo estaba muy embarrado y por la imagen que se iba a dar y se pintó el campo. Me hubiera perdido eso.

¿Cómo que se pintó el campo?

Era un Mérida-Real Madrid, cuando los partidos se televisaban los lunes. Me acuerdo que ese año fue el año que más llovió en Mérida en la historia. Y claro, el campo estaba desguazado. ¿Y qué hicieron? Tuvieron la brillante idea de coger los típicos bidones que se ponen a la espalda y vas sulfatando las plantas. Y de repente a un tío se le ocurre meter pintura y lo pintaron de verde y jugamos el partido ahí. Te tirabas al suelo y la camiseta, pintaba entera. Era surrealista. Yo he jugado en el Salamanca y venía Pepe Hidalgo, que era un crack. Era el presidente, el dueño del club, lo era todo y venía a vernos a la comida. Iba saludando a los jugadores: 'Hombre, Corino, ¿qué tal? Y tú, ¿tú quién eres? Si no te conozco de nada'. 'Hombre presi. Este es el rumano que trajiste...'. 'Es verdad. ¿Tú te llamas Marinescu?' Llevaba seis meses con nosotros... Son experiencias que curten. Bueno, no sé si te curten, pero… A veces decía: 'Pero, ¿dónde me he metido?'. Eran cosas surrealistas. En el Rayo Vallecano pasamos situaciones de estar prácticamente 8 o 10 meses sin cobrar. Cero euros. Cero. Es más, tuvimos una época que algún jugador que ha estado años en Primera División, que llegó, hizo su primer contrato profesional con el Rayo, se compró su primer piso y era el segundo mes que no era capaz de pagar la letra. Y hubo gente que le dejamos dinero. Te hablo de Primera División. Era lo que había.

"Yo he jugado en el Salamanca. Pepe Hidalgo, que era un crack y lo era todo en el club, venía a vernos a la comida. Iba saludando a los jugadores: 'Y tú, ¿tú quién eres? Si no te conozco de nada'. 'Hombre presi. Este es el rumano que trajiste...'. 'Es verdad. ¿Tú te llamas Marinescu?' Llevaba seis meses con nosotros"

Sergio Corino

El Rayo Vallecano siempre ha sido un equipo singular...

Un día nos entraron a robar con una pistola en el vestuario con nosotros dentro. Los vestuarios de Vallecas se comunicaban con las oficinas del club. El Rayo, a veces, pagaba la ficha en metálico. Vallecas es un sitio espectacular. Yo guardo un recuerdo increíble, pero claro, un día saltó un tío, entró con una pipa y cogió a cinco o seis jugadores. Cogió una caja fuerte de esas, así pequeña con llaves. Fue una pasada. A mí no me tocó. El que lo desenmascaró fue Imanol Etxebe, el portero. Abrió la puerta, vio a alguien con una pistola que le decía: 'Tú, para adentro'. Cogió y cerró la puerta del tirón y subió al vestuario y llevaba la manilla en la mano. 'Que nos están robando, que nos están robando', gritaba. Y digo: 'Este se ha bebido algo'. O sea, surrealista. ¿Cómo voy a perder esas cosas?

Sergio Corino celebra un gol con el Salamanca.  Relevo
Sergio Corino celebra un gol con el Salamanca. Relevo

También lo fue en Salamanca...

Todo fue espectacular. Una pena todo lo que pasó porque, bueno, hay dos clubs diferentes, con distintas formas de entender quién es quién y quién es el otro. Me da pena porque es una ciudad que podría tener, perfectamente, un equipo en Segunda, incluso en Primera en determinados momentos, pero así es imposible. En vez de unir fuerzas, te segregas, es más difícil. Entiendo las dos partes. Unos se creen que son los legítimos… Son situaciones que te generan pena. Da la sensación de que o eres del uno o eres del otro. Mi hijo vive allí y, a veces, cuando le preguntan tienes que andar con pies de plomo porque se llevan mal. El año pasado fue el Centenario de la UDS e hicieron una elección de los mejores jugadores de la historia y me llamaron. Tuve la suerte de jugar un partido y hubo gente, del club contrario, que me preguntaba si no tenía vergüenza por ir a jugar. 'Pero si yo he jugado en la UDS', les decía. Entiendo las dos posturas, pero la damnificada es la ciudad y sus aficionados. Veo difícil que se llegue a un acuerdo común para que salga algo positivo para el aficionado, el fútbol y la ciudad.

Corino rememora un partido contra el Madrid con el campo pintado de verde. Relevo

¿Cómo era la noche de Salamanca?

(Risas) Oscura. Te voy a decir una cosa, yo no fui de los que pisé mucho la noche. Sí que pisábamos… Pero es que tuvimos un año. El primer año que estuvimos nosotros, no te voy a decir que nos hubiéramos metido en la UEFA, pero es que le ganábamos a todos los equipos. Vino el Atlético de Madrid y ganamos 5-4, al Barça le ganamos 4-3, al Valencia le metimos seis… Al Sevilla también les ganamos. Es que teníamos un equipazo. Después de los partidos, ya sabes, salir a celebrarlo.

Salamanca invita a celebrar…

Invitaba todos los días. Es que invitaba de lunes a domingo. He salido, claro que he salido, pero siempre después de los partidos. Hubo partidos que fueron hitos históricos en Salamanca. ¿Cómo no vas a salir?

¿Ese 4-3 frente al Barcelona con los goles del Cuqui Silvani ha sido uno de los momentos más espectaculares de su carrera?

Sí. Un año en el Rayo también estuvimos muy bien. Con el Athletic conseguimos, por ejemplo, una clasificación para la UEFA. Pero jugabas en el Athletic y tenías otro tipo de ambiciones como club, pero estaba ahí y era mucho más partícipe. Era de los más jóvenes, pero era uno de los pilares. Atrás fue uno de los que más partidos jugué. Nos daba igual el rival. 'Venís al Helmántico, pero vais a tener que dudar sangre y lágrimas para ganar' Teníamos muy buen equipo. Es que teníamos jugadores que se revalorizaron todos. Edu Alonso, Marco Lana, que se fue al Zaragoza, Vellisca, Taira, Giovanella, que se fue al Celta, Popescu al Valencia, Pauleta, primero al Depor, y luego fue capitán del PSG. Todos nos revalorizamos. Silvani, César Brito, Pavlicic, Stelea… Me acuerdo mi primer año, que llegué cedido del Athletic. Fue de los primeros que llegué y estaban libre el '5'. Yo siempre había jugado con ese número, de mis ídolos Fernando Hierro, Rafa Alkorta… Vino Pavlicic y me dijo: 'Tú chaval, que acabas de subir a Primera…' Me lo quitó de la mano, como diciendo además: 'Ni me mires' Jugábamos con gente que había jugado mundiales como Stelea, Marco Lanna, que había jugado la final de la Copa de Europa con la Sampdoria… Hicimos un año que vamos. Ojalá se hubiera quedado todo el mundo porque se podía haber estabilizado el club, pero llegaron ofertas que para el presidente eran irrechazables. Se pagaron por Popescu 1000 millones de las antiguas pesetas. Fue una locura.

Corino salta por encima de un jugador del Valladolid.  Agencias
Corino salta por encima de un jugador del Valladolid. Agencias

Cuéntame alguna anécdota de tu época del Salamanca…

Me pasó casi lo mismo que a mi llegada a Mérida. Nos cambiábamos y teníamos que ir a entrenar a un campo de rugby que estaba pasando el río. Ahí estrenábamos. Cuando helaba, ahí no jugábamos a fútbol, hacíamos patinaje sobre hielo. Yo no he pasado tanto frío en mi vida. Entrenábamos a -6º. Cuando nos tocaba jugar en El Helmántico, dependiendo del lado, el lateral derecho, a veces, no tocaba césped. Tocaba hielo. Era una locura. El primer año que nos mantuvimos en Primera entró Pepe Hidalgo, que era el dueño de Halcón Viajes. Entró al vestuario y le pedimos una prima por mantener la categoría. '¿Dónde os queréis iros de viaje?', pregunto. Uno que si a Punta Cana, otro a Nueva York, otro a México… Nos fuimos diez días gratis todos, cada uno a donde quiso. Yo me fui a Punta Cana y ya nos conocían a la llegada. Les habían llamado desde Halcón Viajes y que nos tenían que hacer, más o menos, la ola.

Pero no todo ha sido bonito en tu carrera, ¿no?

No. Yo también he vivido situaciones muy complicadas. Me han apedreado el coche, me lo han roto, me han pinchado las ruedas, me han insultado en un restaurante, por la calle… La gente no entiende que solo somos deportistas, que si hemos perdido, no ha sido porque he querido, y que si he fallado no ha sido porque he querido. Tiene que haber un poco de respeto.

Corino relata su aventura en el Salamanca. Relevo

¿Cómo lo llevabas?

Me hervía un poco la sangre. 'Me han dicho que los de no sé dónde, no quiero decir el nombre, te van a pinchar las ruedas del coche' Y antes de que llegaran ya estábamos nosotros en chancletas y sin camiseta, algunos medio en calzoncillos… En un descenso me han apedreado el coche. Es muy heavy. La gente se cree que puede ir por la calle y te pueden insultar. 'Yo pago el carnet', te dicen. Ya, pero yo no le he obligado. Si el más perjudicado de una mala situación deportiva es el propio futbolista, que vive de esto. Entiendo el sentir de los socios, pero no pierdo porque quiera perder. Y ahora con las redes sociales… Llevo sin Twitter tres años. Hacía una opinión de fútbol y me tachaban de corporativista, de que quería entrar en Lezama a entrenar. Pero si llevo seis años sin pisar Lezama. Siempre prefiero que gane el Athletic. Si juega el Athletic contra la Real, prefiero que gane el Athletic, pero soy de los equipos en los que he jugado. Soy del Rayo a muerte, soy del Salamanca a muerte, quiero que el Espanyol le gane siempre a Barça y quiero que la Real Sociedad le gane a todos menos al Athletic. ¿Qué pasa? Yo no intento morder la mano que me da de comer.