Ronaldo y su renovación fallida con el Barcelona: "Gaspart nos perseguía por las escaleras"
Giovanni Branchini explica los pormenores de un acuerdo con los culés que finalmente saltó por los aires cuando estaba todo hecho. El fenómeno brasileño terminó fichando por el Inter de Massimo Moratti. Reinó, sí, pero su corona nunca tuvo el mismo esmalte.

Hay una película italiana que podría resumir perfectamente todo, aunque trascendiendo el plano terrenal. El nombre es Grupo de familia, dirigida por Luchino Visconti en 1974. El actor principal (Burt Lancaster) es un anciano parapetado en libros y cuadros que vive solo en un apartamento de Roma. Está prácticamente tieso, y pasa los días con tristeza, ensimismado en su decadente mundo. Entonces decide alquilar el piso de arriba a una marquesa, quien llega con su joven amante y un puñado de gente más. El señor es forzado, a veces de forma violenta e inquisitoria, a entrar en esas iracundas vidas que han alterado la suya propia de forma intrusiva. Más allá de las trazas sadomasoquistas, morbosas y fetichistas de la cinta, este profesor anquilosado comprende que, en el fondo, está eligiendo vivir intensamente el último tramo de su vida. Es más, acaba de descubrir que estaba vivo, y que tenía otras emociones —algunas muy dolorosas— mucho más allá de una tristeza que había normalizado.
Algo de esa maquiavélica poesía se esconde en el año exprés de Ronaldo con el Barça (1996-97). Sí, los puristas dicen que duró demasiado poco, pero quizás su labor no era erigirse en un símbolo eterno culé, sino recordar a los azulgranas —tras el luto del cruyffismo— que les seguía latiendo el corazón. Despertarles del letargo, de la letanía que les tenía dormidos y olvidados. Cuando llegó él, todo exuberante, el Camp Nou era una estatua de sal.
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¡Muchas felicidades, @Ronaldo!🥳 pic.twitter.com/LjWBPmuyV8
Desglosada la métrica, solo faltan los números para que la fórmula cuadre. El turno es para Giovanni Branchini (su entonces representante), quien explica a Relevo la turbulenta negociación antes de poner rumbo a la Serie A. Lo hace de forma pragmática, elocuente y clara. Como una fórmula matemática donde no cabe sentimentalismo alguno. Puede que no le falte razón. Prácticamente en nada. O sí, quién sabe.
"Fue una historia extremadamente controvertida. Venía de atrás, concretamente de mi relación con el Barça en el asunto Romario. Hubo cosas desagradables del contrato que no me gustaron. A partir de entonces, me impuse introducir con Ronaldo una cláusula de liberación. Nadie lo había hecho hasta entonces", recuerda no sin antes puntualizar un detalle clave. "En España siempre existió el Decreto 1006. Este consiente a los trabajadores interrumpir el vínculo a través de un pago, una indemnización. Esta norma tenía una serie de requisitos que después, en realidad, era complicado aplicar. Está pensada para los trabajadores normales, entre comillas. Por temas fiscales no se suele ejecutar. En nuestro caso, introdujimos en el contrato un capítulo claro de cómo Ronaldo, al final de cada temporada, se podía liberar. Estaba todo: cifras definidas, modalidades, la posibilidad de pagarlas por terceros u otros clubes indicados por el futbolista… Esto, después, se convertiría en algo habitual, pero nosotros lo anticipamos. Quiero subrayar que nuestro objetivo era tutelarle, evitar que fuera preso del compromiso sellado", apunta.
La explosión del jugador
En lo estrictamente deportivo, la temporada de Ronaldo —bajo las órdenes de Robson— fue maravillosa, pese a que no se logró el título más importante: la Liga (victoria del Madrid de Capello). Cuatro trofeos y un puñado de goles, pero, sobre todo, un impacto sin precedentes. "Fue cuando el Barça comenzó a tratar de eliminar o modificar esta cláusula", afirma el histórico agente del brasileño, quien también era asesorado por Alexander Martins y Reynaldo Pitta, intermediarios que años después serían condenados por blanqueo de dinero. "Iniciamos una larguísima negociación con la entidad catalana. Queríamos un contrato sin riesgos fiscales de algún tipo. Ellos, por su parte, un vínculo que les permitiera ahorrar impuestos. Proponían que una buena parte del salario se pagara a través de derechos de imagen. Nos negamos. En aquella época, sabes, había una costumbre —ilegal— en la que los deportistas tenían derecho a un 15% del sueldo retribuido como imagen. Nosotros tratamos de limitar eso para blindarle", aclara.
A partir de ese nudo giró todo. Las negociaciones duraron medio año, y aunque el futbolista —en palabras de su otrora representante— estaba contento en Barcelona, resultaron fallidas. "Nunca hubo otros problemas. No estábamos locos ni éramos tontos. Sabíamos que el lugar era perfecto para él. También incido en que, tratándose del mejor del mundo en ese periodo, queríamos protegerlo", insiste un Branchini quien intuyó, profetizó el inesperado desenlace tras una memorable jornada en la que los blaugranas habían aceptado inicialmente todas las peticiones vertidas por el entorno del astro. "Hubo acuerdo. El Barça dio luz verde a nuestra condición. Mientras, nosotros aceptamos un compenso ligeramente inferior respecto a lo que habría podido ser". Sí, el nuevo O Rei ya tenía su ansiada renovación con una mejora del contrato respecto al año anterior. Incluso se filtró un vídeo del propio jugador, entonces concentrado con Brasil (renunciando a la final de Copa), donde descorchaba el champán. Se había acordado todo: divisas, contratos de imagen, el pago… En resumidas cuentas, el Barça volvía a ficharlo de nuevo a través de un sueldo más astronómico aún.
El despacho de Núñez
La obra de teatro estaba preparada, pero hubo un problema entre bastidores. "La reunión se alargó hasta tarde. Recuerdo que en el edificio donde estaba la empresa constructora de José Luis Núñez había instalada una zona de prensa. Fuera esperaban cientos de periodistas. Estábamos exhaustos, y nos fuimos a comer algo. Al volver, acudimos a dar la noticia a la prensa… Acuerdo cerrado con el Barça, donde Ronaldo seguiría vinculado. De hecho, yo hablé y dije que verbalmente estábamos todos satisfechos, pero llamaba a la prudencia aún mientras todo se redactaba. Desgraciadamente, así fue. Mi desconfianza fue un acto realista. No pesimista. Nos encontramos un contrato con las condiciones que, precisamente, queríamos evitar a toda costa". Ya había hemorragia en el vientre de este truculento asunto que nunca se recondujo.
Lo imaginó Giovanni Branchini, quien reconoce hoy haber tenido siempre muy buena sintonía con Joan Gaspart (entonces vicepresidente). Así describe lo que sucedió tras este gatillazo histórico. La misma película… Una estrella más que el Barça perdía de forma prematura o brusca. Romario, Maradona, Schuster, Laudrup, y ahora Ronaldo. "Hubo un altercado con la persona que siempre fue la gran responsable del tema: uno de los abogados del club. En ese punto nos levantamos y el acuerdo murió. Piensa que yo ya había avisado a determinadas personas que…". El italiano se refiere, lógicamente, a las conversaciones que percutían con otros emisarios de equipos interesados en el futbolista. "Es normal en estos casos. ¿No? Piensa en una hipotética interrupción del pacto… Lógico, había verbalmente acuerdos en caso de no haber encontrado una solución en España. Con varios clubes, además. Entonces llamé a uno de ellos desde la sede de Núñez… Sí, a Moratti, para decir que el Barça tenía la precedencia, y que se quedaba allí porque habíamos resuelto el problema". Todavía no se había hecho de noche. No del todo.
"Nos encontramos un contrato con las condiciones que, precisamente, queríamos evitar a toda costa"
Entonces representante de RonaldoGrupo de familia
El final fue un thriller. Incluso hoy día la prensa, el maldito entorno de Barcelona rescata esa efeméride que tanto pesa en el club, donde Ronaldo bien pudo haber marcado una época. "Recuerdo que Gaspart nos perseguía por las escaleras para insistirme que debíamos retomar las negociaciones, pero repito que llevábamos así seis meses. No respetaron el acuerdo, sin más. Ya no había margen. Ronaldo siempre estuvo informado, también de su salida rumbo a Milán. Nos dio el ok enseguida. A Gaspart le vi más veces, mientras que a Núñez nunca más. Esa política sin escrúpulos que tenía el Barça en lo que concierne a la imagen y derechos fiscales… Le ha llevado a tener muchos problemas. Era un modus operandi que, no sé, quizás nacía del sentirse intocable. Faltaba prudencia, sin duda", concluye el empresario.
Es curioso todo. A partir de Ronnie —un látigo de fuego con 18 años que flageló sin piedad a todo tipo de rivales—, el club inició un notable binomio con Van Gaal, ya con Rivaldo como máxima estrella. Con el holandés —quien además descartó su vuelta en 2002— se volvió a ganar la Liga, algo que no sucedía desde Cruyff. Por su parte, el prodigioso futbolista (34 goles como culé; quince menos respecto al total en cuatro años como nerazzurro) arribó a Italia para padecer un fútbol demasiado anquilosado aún. Además de sufrir dos terribles lesiones, fue sometido a las cadenas de Gigi Simoni, Lippi, Cúper, Lucescu y Tardelli, entre otros técnicos mecánicos. Nunca dio la sensación —salvo cuando ganó el Mundial con Brasil— de tener esa espontaneidad, ese brillo refulgente, esa terrible ingenuidad, ese esmalte de niño osado y feliz que mostró durante su único año en Can Barça, cuando llegó insuflando aire para rescatar la existencia azulgrana. Su fútbol allí fue onírico y surrealista. Era Dalí.
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🔙 Tal día como hoy de 1996, @Ronaldo debutaba con el Barça 🇧🇷 pic.twitter.com/QwNEPgsmBz
Dicen los psicólogos que es en la pérdida cuando se crece de verdad. También que una historia es buena solo porque termina, y que en ocasiones se prefiere el dolor certero a la nada, cargada de insoportable incertidumbre. Así de caprichosa son las promiscuidades del alma. Añaden, además, que, en ocasiones, el ser humano tiende a arreglar lo que no está roto precisamente por temor a que se rompa. También puede ser que estén completamente equivocados, locos de remate.
Y pensar que Bobby Robson quiso fichar a Alan Shearer de nueve… Podría haber sido más prolongado y tranquilo el matrimonio, pero quizás menos intenso. La criatura habría nacido prácticamente muerta. Se habría parecido a ese profesor rodeado de cuadros y libros en un magnífico apartamento romano. Más propenso al daño físico y moral que a la maldita nada monótona. Nunca lo sabremos.