REAL MADRID

Rodrygo deja atrás sus meses más revueltos: rechazó a Guardiola, las lesiones lo hundieron y acaba el año cumpliendo el plan de Florentino

El brasileño recupera su mejor estado de forma tras unos meses complicados.

Rodrygo aplaude al Bernabéu durante el partido contra el Sevilla./EP
Rodrygo aplaude al Bernabéu durante el partido contra el Sevilla. EP
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

Rodrygo Goes (23 años) es sin duda uno de los hombres de moda en el Real Madrid. Parece haber dejado atrás las molestias musculares que han marcado su inicio de 2024-25 y brilla con luz propia desde entonces. En los últimos tres partidos ha marcado tres goles y ha dado dos asistencias, marchándose del terreno de juego siempre como uno de los más destacados. Pero para llegar a este momento ha tenido que pasar algunos de los meses más complicados de su carrera.

Todo comenzó al final del curso pasado. Rodrygo había sido clave para que el Madrid levantase la Liga y llegase a la final de la Champions. 18 goles y nueve asistencias con las que Ancelotti solventó muchos de los problemas ofensivos que sufrió durante el año, como lesiones de Vinicius al principio o la sequía de Bellingham al final. Además de su capacidad para adaptarse a cualquier posición, principalmente a la de delantero centro, a pesar de que no le gustase. Sin embargo, los focos siempre iban para sus dos compañeros y el ex del Santos pocas veces se llevaba el aplauso del público.

Esta falta de cariño, sumado a algunos problemas personales, le llevaron a la frustración y a cometer errores que él mismo ha asumido en privado. Esto no quita que nunca quiso dejar el Real Madrid y lo demuestra que llegó a rechazar una oferta del Manchester City muy suculenta. Su intención siempre fue triunfar de blanco, pero también pedía más reconocimiento. El club, por su parte, tampoco estaba por la labor de dejarlo marchar.

Con todo ello, se fue de vacaciones deseando que comenzase una nueva temporada y demostrar, una vez más, su peso en el equipo. Pero en este caso, la llegada de Mbappé volvió a sacarle de las portadas. El runrún de que la llegada de la estrella francesa mandase a Rodrygo al banquillo llegó a casa del brasileño. No sólo eso, sino que se empezaba a hablar de un tridente formado por Kylian, Vinicius y Bellingham, sacándolo de la ecuación. Esto no lo compartía Florentino Pérez, que montó la plantilla teniendo muy en cuenta el tridente ofensivo y también a Bellingham, aunque en el caso del inglés lo veían como centrocampista.

Como todo el equipo, no mostró su mejor versión en los primeros meses de curso. Y cuando parecía que las piezas empezaban a encajar, llegaron los problemas musculares. Problemas de espalda contra el Lille, lesión contra el Celta, recaída contra Osasuna unos días después de su regreso y una última molestia que no le dejó jugar contra el Girona. Todo esto le ha hecho jugar incómodo y sin confianza en este tramo de temporada. Además, la prisa de Ancelotti por sacar buenos resultados ha hecho que el italiano lo utilizase antes incluso de que estuviese 100% recuperado.

Confianza y paciencia para recuperar su mejor nivel

Tras mucha incertidumbre y horas de camilla, Rodry ha vuelto. Brilló contra el Rayo marcando y asistiendo, fue clave en la Intercontinental contra Pachuca con un golazo, y acabó el año volviendo a ver puerta contra el Sevilla. Apoyarse en su familia, mantener la calma y la confianza de Ancelotti han terminado por recuperarle para la causa y cumplir el plan del club en un momento importante con dos títulos en juego -Intercontinental ya disputada y Supercopa de España en enero-.

"Estoy muy bien, con mucha confianza. La verdad que he pasado los últimos dos meses un poco fastidiado por las lesiones. No podía jugar, no estaba bien físicamente y ahora me siento cada día mejor. Cada partido estoy mejorando. Este parón de vacaciones nos viene bien para descansar un poco y volver con muchas más ganas el próximo año. Quiero seguir así, marcando y ayudando a mi equipo", dijo tras la victoria contra el Sevilla.

El vestuario también lo celebra. No es extraño que le preguntes a cualquier compañero de Rodrygo y se deshaga en elogios con su capacidad ofensiva. Mbappé empieza a beneficiarse de su talento y se ve en su conexión sobre el campo. También Vinicius, que, aunque no pudo estar contra el Sevilla, adora a su compatriota, que a su vez valora mucho la ayuda que le ha dado. Y, cómo no, Ancelotti, que lo quiere siempre sano. Un futbolista que, con un perfil mediático más secundario, es tan indispensable como los más protagonistas.