La redención de Samú Costa: se encaró con Arrasate en pretemporada y ahora es su escudero más fiel

Samú Costa perdió los papeles en pretemporada en un amistoso. Él es un jugador de culto, de los que saldrá en #HombresEASports dentro de diez años por su intensidad, esfuerzo y cultura del trabajo. Por eso, no existen partidos intrascendentes para él. Ante el West Bromwich Albion, se enzarzó con Jayson Molumby y acabaron a puñetazos. Un comportamiento inaceptable. Pero incluso lo empeoró. Mientras se marchaba del campo, caliente, enfurecido, desafió a Arrasate. Cuando este fue a hablar con su pupilo, se lo quitó de encima y ni siquiera escuchó lo que necesitaba decirle. Una escena tan extrema que sorprende que tan solo un mes y medio después sea su principal soldado en el terreno de juego.

Una exhibición más ante el Real Betis confirma su capacidad de redención. Samú Costa ha sido titular en todas las jornadas del presente campeonato, contagiando un año más a sus compañeros de su garra y entrega. Desde luego, un jugador ideal para Jagoba Arrasate, que siempre se rodeó en Osasuna de guerreros y futbolistas absolutamente volcados con la causa. Sin embargo, también busca a fieles, de los que sienten la camiseta y reman en una misma dirección. El técnico ha demostrado tener una gran voluntad de perdón. El Chimy Ávila tuvo algún episodio desafortunado...

Pero lo cierto es que Samú Costa tuvo su futuro en la isla pendiendo de un hilo. Arabia Saudí le tentó, pero a sus 23 años consideró que tenía carrera por delante en Europa. Incluso la Premier League llamó a su puerta, aunque no se terminó de gestar. El perfil, desde luego, es el idóneo. Físico privilegiado, potencia, capacidad resolutiva. Un box to box que perfectamente puede encajar en el campeonato inglés. De momento, eso sí, optó por continuar en Mallorca.

El proceso no ha sido fácil, pero tras su desplante a Arrasate ha sido capaz de darle la vuelta a la situación y ser el jefe del medio, el hombre de confianza del míster en el terreno de juego. Como buen futbolista de intangibles, sus números siempre van a resultar engañosos: no por no brillar en la estadística implica que su actuación no haya sido notable.

Aun así, sus números ante el Betis en el Benito Villamarín son de aúpa: cinco despejes, dos disparos bloqueados, seis duelos ganados, 40 de 43 en pases, dos faltas recibidas y la asistencia a Valery en el gol de la victoria. Portando la bandera de la competitividad, esa cualidad que cautivó a El Sadar en la época de Arrasate allí y que ahora el técnico quiere imponer en el Visit Mallorca Estadi. Efectivamente, Samú Costa es la mejor representación del fútbol que el nuevo entrenador quiere en sus equipos.

Él, mientras, tiene un discurso claro, siempre mencionando las dos palabras de la discordia, las que no se pueden negociar. "Estamos muy felices. El equipo está muy orgulloso del trabajo y el esfuerzo. Todos vamos al mismo lado. Ha sido justo y tenemos que seguir siendo humildes", comienza en Movistar. Para, justo a continuación, valorar la otra gran fortaleza de los suyos: "En la primera parte nos costó un poco con balón, podíamos hacer más daño. Nos mantuvimos fuertes mentalmente y creímos hasta el último minuto".

En unas clásicas declaraciones de futbolista, aquellas en las que no parece haber demasiado contenido, Samú Costa sí deja algún mensaje encubierto bajo la normalidad: el inconformismo. "Nos sentimos cómodos en la segunda parte. Nos salió bien. Hay que seguir así, trabajar. Somos los mismos que perdimos contra la Real Sociedad. Vamos partido a partido. No somos los mejores ni los peores, pero creemos en nosotros", añade.

El centrocampista es ese clásico jugador adorado por los suyos y que saca de quicio al resto. Tildado en ocasiones de especialmente intenso, también sabe reconocer los lances habituales del juego. A su ya brillante hoja estadística, Samú Costa pudo sumar una roja forzada tras ver Lo Celso una cartulina de este color en la primera mitad. Sin embargo, García Verdura rectificó su decisión tras ver la jugada en el VAR y cambió a amarilla.

"No es roja. Yo voy muy rápido, él toca balón y me toca un poquito. Parecía una entrada fea porque yo iba muy rápido, pero no. Ha hecho bien el VAR en corregir", reconoce deportivamente Samú Costa, que incluso charló amistosamente con Lo Celso a pie de césped para hacerle ver su opinión. Así funciona un jugador casi siempre en la sombra, pero aquel que todo entrenador quisiera tener en su equipo...