REAL SOCIEDAD 0 - REAL MADRID 2

Vinicius y Mbappé desatascan al Madrid y le dan tres 'palos' a una gran Real

Sucic (dos veces) y Becker se toparon con la madera antes de que el brasileño transformase un penalti por mano de Gómez. Los blancos respiran; Imanol maldice su suerte.

Manuel Amor

Manuel Amor

El fútbol enamora por imprevisible y engancha por injusto. El Real Madrid de los galácticos, escaso de fútbol, extrajo oro de su visita al Reale Arena (0-2) gracias a que sus estrellas dormidas (Vinicius y Mbappé) convirtieron dos penaltis claros en el 58' y el 75'. Un par de torpezas de Sergio Gómez y Aramburu castigaron la obra de una Real mejorada, que se topó tres veces con los palos con 0-0 y que no mereció la derrota; y dan aire a Ancelotti, incapaz todavía de armar un equipo sólido y dominador. Los txuri-urdin cuentan por tropiezos sus tres partidos en casa y los blancos ganaron por primera vez fuera. Los brotes verdes en el juego de los locales contrastan con el atasco de los blancos, que se apoyarán en la base de los resultados para crecer y mejorar su imagen.

La cita, que ya pareció en la previa un homenaje a la Cruz Roja por la cantidad de lesionados, cerró un parte de guerra digno de otros tiempos: en la Real se rompió Javi López y en los visitantes cayó Brahim (duró 23 minutos) y Militao acabó cojo. Ancelotti apostó en su alineación por el internacional marroquí en lugar de Rodrygo y Alguacil mantuvo a Becker en vez de apostar por Óskarsson. No le salió mal.

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Los minutos iniciales de color blanquiazul sirvieron para descubrir a Sucic, una estrella en ciernes. Olabe decidió no fichar un sustituto puro para Merino porque confía en el croata de 22 años como reemplazo; su talla (casi 1,90), capacidad para romper líneas y golpeo recuerdan al navarro. De sus botas brotaron el fútbol de la Real y las amenazas constantes a un Madrid partido, sin agilidad para sacar el balón jugado y que echa de menos una versión decente de Vinicius. Sólo la madera le salvó de irse por detrás al descanso.

Los de Imanol, que percutieron por la derecha (Kubo) y dañaron por la izquierda con Gómez y Becker, encadenaron 'uys' desde el inicio. Les limitó Sadiq, titular por delante de Óskarsson y al que ni lo mental (una falta de confianza alarmante) ni algunas condiciones futbolísticas (descoordinación) le ayudan a sobresalir en un equipo asociativo y de autor como el txuri-urdin. Falló dos controles a pases de Zubimendi y Sucic que, de haber dirigido bien, le hubiesen colocado en posición favorable ante Courtois.

El Madrid se aferró al talento individual y al fútbol en largo, como si Mbappé fuese una boya y no un velocista. No hubo nadie capaz de asumir la manija: de pivote ejerció un box to box que hizo sus pinitos como extremo (Valverde), de interior diestro un mediapunta sin la virtud del robo (Güler) y en el perfil izquierdo un organizador (Modric) que va a por los 40 y venía de disputar 170 minutos con Croacia. No hubo pausa y se vivió de la imaginación. Pudo darle sus frutos en el 18': a Brahim le bastaron tres toques para encontrar a Mbappé en el área, Kylian recortó a Javi López y su latigazo con la zurda se estrelló en los pies de Remiro. En la arrancada se lesionó el malagueño, con problemas musculares. Dejó su sitio a Rodrygo.

Después se revolucionó el choque: Sucic, en el 29', aprovechó una pérdida de Mendy en la salida para acomodarse la pelota con un toque y estrellar un golpeo violento en la cruceta. Courtois tuvo que agarrar el palo para que dejase de temblar. Remiro apareció acto seguido para meter una manopla de póster a cabezazo de Rüdiger (Modric se la puso en la frente) y el correcalles terminó en el área del Madrid: Becker, después de otro error de los blancos (hoy de naranja), burló a Militao con una finta corporal y mandó otro tiro al travesaño. Ancelotti respiró aliviado e Imanol maldijo al Dios del fútbol. Antes del intermedio hubo otros dos intentos (fuera Mbappé tras zafarse de Aramburu; Sucic se topó con Militao tras golpear desde 15 metros) que coronaron un primer tiempo excelso a ojos del espectador neutral.

Sucic conduce ante Vinicius.  REUTERS
Sucic conduce ante Vinicius. REUTERS

Decidió una mano

La Real mantuvo el guion en el segundo acto. Si Carletto abroncó a sus pupilos en el vestuario, bastaron 19 segundos para comprobar que sus palabras no sirvieron de mucho: fue el tiempo que transcurrió hasta que la Real, tras sacar de centro, terminó por mandar al palo la primera jugada de peligro. Sucic, en un lanzamiento cruzado ante Courtois, ajustó demasiado su golpeo. Sadiq le había encontrado al espacio y el disparo del heredero de Modric completó el hat-tricks de disparos a la madera. Anoeta no daba crédito.

El Madrid no encontraba respuestas y, en su callejón sin salida, Sergio Gómez abrió una trampilla por la que se coló el conjunto de Ancelotti. El extremo de la Real sacó el codo a pasear para tapar un disparo de Güler y Martínez Munuera no lo dudó: penal. Militao tuvo que acercarse a consolar a Gómez, desolado por estropear con el brazo la obra coral de un equipo que hasta entonces había homenajeado de manera sobresaliente el legado de Eduardo Chillida, el escultor al que rindió tributo en su zamarra. Vinicius asumió esta vez la responsabilidad (se turna con Kylian, que había ejecutado el último) y superó a Remiro con un pateo ajustado. Al brasileño, desaparecido desde la Supercopa de Europa, mandó callar al público en la celebración.

Imanol tomó entonces acción: introdujo a Óskarsson (el fichaje más caro de la historia) por Sadiq y a Barrenetxea por el intermitente Becker. Ancelotti, sin dinamita en el banquillo, optó por pedir a Rodrygo y Vini que intensificasen los esfuerzos y a los laterales que se midiesen al subir. El botín, inmerecido y tan preciado, no podía dejarse escapar así como así. La Real avisó con dos cabezazos que se fueron por encima del larguero.

Sin margen para reaccionar, los donostiarras perdieron cualquier opción cuando Aramburu (ya amonestado) pisó a Vinicius en el área. Esta vez el penalti, criticado por la Real en X, lo convirtió Mbappé. Con su gol, el tercero en Liga, mató el partido. El Madrid se protegió con Militao cojo, con Lucas de interior y con las garras del que sale vivo de una batalla; la Real, volcada y que ganó energía con Turrientes, murió con el cuchillo entre los dientes. El fútbol no reconforta a Imanol, que sigue con cuatro puntos de 15, y el marcador sí serena a Ancelotti, que ya ve al Barça a uno a falta de que los culés jueguen en Girona. El Madrid vive de ganar... y en Donostia, sin brillar, aplazó al menos tres días más las críticas.

Ficha técnica:

Real Sociedad: Remiro; Aramburu, Zubeldia, Aguerd (Pacheco, min. 75), Javi López (Aihen, min. 78); Sucic (Turrientes, min. 65), Zubimendi, Sergio Gómez; Kubo, Sadiq (Óskarsson, min. 63) y Becker (Barrenetxea, min. 63).

Real Madrid: Courtois; Carvajal, Militao, Rüdiger, Mendy; Valverde, Modric; Brahim (Rodrygo, min. 24), Güler (Lucas Vázquez, min. 77), Vinicius; y Mbappé (Endrick, min. 90).

Árbitro: Martínez Munuera (Comunidad Valenciana). Amonestó con tarjeta amarilla a los jugadores locales Sadiq, Aramburu y Pacheco; y al visitante Modric.

Goles: 0-1 Vinicius, de penalti (min. 58). 0-2 Mbappé, de penalti (min. 75).

Incidencias: Partido correspondiente a la quinta jornada de LALIGA EA Sports; se disputó en el Reale Arena (San Sebastián) ante 37.370 espectadores.