La Real se bloquea de cara a la portería rival y no pasa del empate ante Las Palmas

La Real Sociedad no pudo sumar la que hubiera sido la sexta victoria consecutiva. Lo intentó de todas las maneras posibles, pero, cansada, precipitada en muchas acciones, y desconcertada por algunas decisiones de Melero López, no pudo pasar del empate a cero frente a un Las Palmas que tiró de oficio para puntuar en el Reale Arena y llevarse un empate que bien pudo ser una victoria si el balón impulsado por Sandro Ramírez no llega a estrellarse con el larguero. También se encontró con ese obstáculo Mikel Oyarzabal, éste en una posición mucho más clara, pero la puntería que el capitán mostró frente al Dínamo de Kiev, ante al conjunto canario brilló por su ausencia y otros dos puntos volaron de un Reale Arena que sigue sin cerrar la puerta.

A falta de juego buena son tortas. Al menos eso es lo que pensó Jaime Mata, que se maneja como pocos saben hacerlo en ese 'otro' fútbol del que tantas veces se habla, y que muchas veces sirve, ya no solo para desconcentrar al rival, sino para sumar puntos. Es lo que tiene ser un verdadero discípulo de Pepe Bordalás, que con el Getafe ya se las tuvo tiesas con la Real Sociedad. Hoy, vistiendo la camiseta de Las Palmas también ha logrado sacar de quicio a la grada del Reale Arena por su comportamiento sobre el verde del Reale Arena. Primero tuvo un intercambio de impresiones con Jon Mikel Aramburu. El internacional venezolano tampoco de amedrenta ante nada y le plantó cara. Más tarde se quejó de un codazo de Igor Zubeldia en una disputa aérea. Las imágenes demostraron que el de Azkoitia se había llevado el balón limpiamente, lo que provocó que el madrileño recibiera música de viento por parte del respetable. Tampoco, por lo visto, es que le importara demasiado.

El madrileño estaba crecido y eso que antes de que comenzara su actuación un tanto circense, estuvo a punto de acallar el Reale Arena. Lo impidió un colosal Remiro. Un incomprensible pase atrás de Martín Zubimendi, buscando, quiero creer, una cesión hacia el portero de Cascante se quedó excesivamente corta. Mata se aprovechó de la situación para plantarse solo delante del cancerbero de la Real Sociedad, que le ganó la partida. Más clara si cabe que la de Mata la tuvo Moleiro, tras una contra perfecta del equipo canario, pero también Remiro le adivinó la intención, lo que hizo que la grada respirase tranquila.

Esta doble ocasión visitante hizo que la Real Sociedad despertara del letargo en el que estaba sumida. Lo hizo con Mikel Oyarzabal como protagonista, aunque al capitán blanquiazul le faltó acierto. Primero, para rematar una excelente jugada coral que salió de las botas de un exquisito Brais Méndez, que, tras una bicicleta y un caño, sirvió a Zubimendi, éste prolongó a Sergio Gómez, cuyo centro no acertó a rematar el '10'. Bueno, sí lo hizo, pero de aquella manera. La segunda fue mucho más clara, pero, con todo a favor, estrelló el balón en el palo de la portería defendida por Cillessen. La fuerza del impacto fue tal que la meta estuvo temblando durante varios segundos ante la desesperación del canterano, que no se lo terminaba de creer.

Ese juego de desgaste de Mata, al que se le unió en muchos momentos del partido el omnipresente Essugo, pareció desconcentrar al conjunto blanquiazul, que no terminaba de ser un equipo reconocible, demasiado fallón. De hecho, la primera oportunidad clara de la segunda parte la tuvo en sus botas un viejo conocido por estos lares como es Sandro Ramírez. El canario, con la zurda, estrelló la pelota en el larguero de Remiro. Estuvo más cerca del gol en esa jugada que en toda la temporada 18/19, que fue la que defendió la camiseta de la Real y en la que no marcó ni uno solo gol. Su grado de confianza es tal que lo intentó, con posterioridad, desde su casa, con un balón que atajó con problemas Álex Remiro.

La Real no estaba. E Imanol Alguacil se dio cuenta de esta cuestión dando entrada a Olasagasti y a Barrenetxea por unos desdibujados Brais Méndez y Take Kubo, Un minuto después de su entrada, el donostiarra probó a Cillessen, aunque su disparo, excesivamente centrado, fue a parar a manos del portero holandés, que sí se tuvo que emplear a fondo para, casi a renglón seguido, sacar otro disparo, este muy intencionado, al '7' de la Real. Un balón, el despejado por Cillessen, que no pudo cazar tampoco Oyarzabal. El público comenzaba a impacientarse, también a raíz de algunas decisiones de Melero López. Sergio Gómez también la tuvo muy clara por partida doble. Su primer disparo con la izquierda fue repelido nuevamente por el gigante Cillessen y el segundo, ya con la derecha, se marchó muy desviado. La desesperación aumentaba por momentos.

A falta de seis minutos para el final, Imanol Alguacil, por fin, echó mano de uno de los '9' que tiene a su disposición en la plantilla como es Orri Oskarsson, buscando el tanto de la victoria, pero ya era demasiado tarde. El islandés no tuvo ni media ocasión. De hecho, apenas tocó el balón. Solo lo hizo en una de las últimas intentonas del equipo blanquiazul. El lejano disparo de Aihen, con la derecha, no encontró portería. Y ahí se acabaron las esperanzas de una Real Sociedad que lo intentó, pero que, muchas veces, cayó en la precipitación.