LALIGA SANTANDER

Radiografía de un divorcio: ¿por qué se ha pasado de entrevistar a Mendoza en calzoncillos al exilio del 4º anfiteatro?

Florentino Pérez, en una rueda de prensa durante su primera etapa como presidente del Real Madrid en 2006. /AFP
Florentino Pérez, en una rueda de prensa durante su primera etapa como presidente del Real Madrid en 2006. AFP
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

Fue en el último derbi madrileño de Copa, en el que el Bernabéu estrenó la nueva ubicación para los medios de comunicación en su octavo piso, allá por el palomero entre el tercer y cuarto anfiteatro, cuando una frase retumbó entre los pupitres de prensa: "Llegará el día en el que los clubes no nos dejen ni entrar al estadio". La sentencia, con tanta resignación como retranca, la aireó uno de los periodistas con mil trienios que no faltan a ninguna cita en Chamartín desde el siglo pasado. Venía a resumir, como si ejerciera una portavocía, la realidad de una relación entre periodistas y clubes que ha ido menguando y, ya de paso, prendía la mecha de este reportaje para intentar explicar qué ha pasado. No se asusten: hay más autocrítica que corporativismo. De hecho, una de las frases más repetidas a la hora de recabar testimonios es tajante: "Los periodistas no tenemos toda la culpa, pero sí mucha de lo que pasa".

Zona actual para los medios en el Santiago Bernabéu.

Madrid y Barcelona, sedes de los equipos más punteros de España, son dos buenos termómetros para analizar la evolución del matrimonio periodistas-jugadores que ha desembocado en un divorcio. La trayectoria de lo que ha ocurrido alrededor del Real Madrid, Atlético, Barcelona y la Selección en los últimos veinte años se ha extrapolado al resto de clubes del país. Cosa de las modas. Joaquín Caparrós rompió en plena rueda de prensa una portada estando en el Granada. Y el Pichu Cuéllar viralizó su incendiaria reacción harto de la praxis de un plumilla. El distanciamiento es aquí, acá y acullá. 

Si Enrique Ortego, leyenda del periodismo que ahora defiende los colores de Relevo, entrevistó en su día a Di Stéfano y Luis Suárez juntos en torno a una mesa camilla, las nuevas generaciones bien se tienen que conformar con pedir el turno de palabra, con condiciones y vetos, en algún acto publicitario, bien han de tirar de ingenio desde su guardia en una rotonda. Si Óscar Ribot, que trabajó en diferentes medios teniendo muchísimo contacto directo con jugadores de peso, pasó por el departamento del Madrid y actualmente es representante, metió a Baptista en una jaula con leones en el circo para lucir un reportaje, los nuevos informadores deben sacar el máximo provecho a las preguntas que realizan a través de un plasma.

La deriva tiene una fecha, una hora y unos personajes concretos. Así lo recuerda Paco Navacerrada, el que fuera responsable de prensa del primer equipo del Real Madrid hasta 2010: "Una mañana, en una zona mixta de la temporada 2005-06, un periodista deportivo se acercó a Beckham, le preguntó qué tal estaba, sin más, y el inglés, con educación, le dijo que bien. Poco más hablaron. Al día siguiente, un diario de tirada nacional salió con una entrevista a página completa con el centrocampista. David, antes del siguiente entrenamiento, me estaba esperando con el periódico en la mano: 'Paco, ¿esto qué c... es?'. La madre que me parió, grité. Ese día, con Ferreras a la cabeza, decidimos cerrar la zona mixta porque no se estaban respetando las normas. Los jugadores, al final, salieron ganando porque no les gustaba que les molestaran en un lugar donde se veían con familiares. Era una locura. Te lo aseguro, porque no daba abasto con todos. Estaba yo solo y únicamente me faltaba barrer".

El punto de inflexión: "Beckham me estaba esperando con el periódico en la mano: 'Paco, ¿esto qué es?'. La madre que me parió, grité".

Paco Navacerrada Ex jefe de prensa del primer equipo del Real Madrid

Prendió la mecha

En esa época Capello dio un paso más y cerró los entrenamientos en Valdebebas. Fue en enero de 2007. La mala racha de resultados del Real Madrid, las críticas y cierto periodismo alejado del código deontológico convencieron al italiano para expulsar a los reporteros. La decisión cargó de razones a los que se vieron atacados: se plantaron, incluso aquellos que ahora trabajan dentro del club, y abandonaron la sala de prensa cuando Diego López iba a comparecer en una rueda de prensa rutinaria. "Los principales diarios dedicaron una doble página a la cruzada", recuerda una colega que trabaja en la radio y que fue una de las cabecillas de aquella peculiar huelga.

Desde entonces, todos los entrenadores que sucedieron a Fabio se subieron a la ola. Quince minutos de entrenamiento abierto, el resto a puerta cerrada, nada de comparecencias y ni hablar de zonas comunes donde tejer relaciones. La entidad, que incluso cobraba en su día entrada en la antigua Ciudad Deportiva de La Castellana (6 euros los adultos, 3 los niños y precios especiales para socios), dejó de ingresar un buen pico por esta nueva norma. Y los medios se acostumbraron hasta el punto de ni acudir ya a buscar material informativo por el entrenamiento.

Capello y Beckham, en Valdebebas.
Capello y Beckham, en Valdebebas.

Mourinho fue más allá en este camino a la perdición. Dejó plantada a la prensa en Auxerre en una comparecencia por preguntarle insistentemente por un suplente, Pedro León ("como si habláramos de Zidane o Maradona"), envió a Aitor Karanka, su segundo, a sustituirle en numerosas ruedas de prensa, se cargó la costumbre de convivir en el mismo hotel, no permitió volver a los medios con el equipo después de un partido en Rusia y desde el 14 de septiembre de 2011 decidió acabar con los viajes compartiendo vuelo. Es cierto que cada vez había más patrocinadores alrededor de la expedición y urgía contentar a los sponsors. Así que el club tenía la excusa perfecta para no enfrentarse a su entrenador y convencer a la prensa de que debía hacer hueco.

El Real Madrid se abrió más con Ancelotti desde su primera etapa, pero fue inflexible para recuperar algunas concesiones: "Durante la temporada, el Real Madrid no va a conceder entrevistas personales a ningún medio", repetía. La razón, mantenida en la actualidad, es que reciben tantas solicitudes que no podrían satisfacer a la gran mayoría, por lo que creen que perjudicarían a muchos medios. Los futbolistas, salvo contadas excepciones elegidas a dedo o conferencias oficiales, sólo hablan ante Real Madrid TV, en rueda de prensa, en la zona mixta de Champions y en los actos publicitarios que participen.

Como el Madrid es la locomotora, los demás vagones no hicieron más que ir detrás imitando. "Los grandes clubes se copian las cosas malas. Con todas las buenas que hay. Muchos clubes 'agilipollan' a los futbolistas y hablan por ellos. El Atleti, que tiene gente que han sido periodistas de raza y posee una mentalidad más abierta, incluso ofrece temas para expandir la marca. Es un ejemplo a seguir", recalca una voz autorizada de la prensa catalana en privado, para evitar piques o represalias por su sinceridad. Los más avispados llegaron a inventarse un nuevo formato: el salvoconducto de las entrevistas en Barajas, tierra de nadie, en el momento en el que los jugadores dejan sus clubes para embarcarse con sus selecciones.

El contagio en Barcelona

Esta nueva normalidad, y sus efectos, se propagaron como un virus. Guardiola, en el Barça, tomó nota y secundó un aislamiento que ya había asomado con Rijkaard en 2003 en la gira de EEUU. Tomás Guasch, ahora en Cope y leyenda de este oficio, da pelos y señales de lo que ocurrió: "La baraja se rompe porque los futbolistas se rebelan ante una práctica común en aquellos tiempos, los primeros de Guardiola: cuando las cámaras grababan los entrenamientos con especial énfasis en el sonido, el audio. Los jugadores piden al club acabar con esto".

David Torras, actual director de comunicación del Girona, da fe: "Con Pep dejamos de ir al mismo hotel del Barça, pero se viajaba en el avión del equipo. Cuando nos sacan de los vuelos es con Luis Enrique. Hubo un incidente, una tele grabó sin consentimiento a su familia. Ahí, se acabó lo que se daba. Los periodistas nos habíamos llegado a sentar en su día con los jugadores del Dream Team en la cola. Y hasta hacíamos entrevistas en los viajes".

"La baraja con el Barça se rompe cuando las cámaras grababan los entrenamientos con especial énfasis en el sonido. Los jugadores piden cortar"

Tomás Guasch Periodista de Cadena Cope

Charlar con los periodistas más veteranos es un perfecto ejercicio para dibujarle a los más novatos lo que era el trabajo de un periodista. Más que nada porque no lo podrán ver nunca más. Valgan estos ejemplos. Pedro Pablo San Martín, mítico reportero de 'Diario 16' y 'AS', entrevistó en septiembre de 1993 a Ramón Mendoza en un cuarto de baño en Lugano (Suiza) antes de un partido de la Recopa.

"La pactamos el día anterior. Me dijo que me recibía con una condición: que pusiera bien lo que me iba a decir, transcrito letra por letra. Me presenté la mañana del partido en el hotel más lujoso de la ciudad. Eran las 9:30. Me dijeron en recepción que subiera, me abrió Jeannine, su pareja, y él me esperaba en el aseo. Entré y estaba en calzoncillos, sin nada más, afeitándose y fumando frente al espejo. Qué pena que no hubiera móviles entonces para haber hecho una foto. Me dijo: 'Chaval, siéntate ahí y apunta'. Y ese ahí era el retrete. Obedecí. Tenía 28 años… Empezó a hablar y encendí la grabadora: 'José María García, el terrorista de la noche…'. Metimos la entrevista en la portada de deportes y… ¡acabamos todos en el juzgado! Lo pasé fatal. No tenía experiencia. Mendoza me llegó a llamar para decirme que no apareciera la cinta por ningún sitio para no confirmar lo que había salido publicado. Menos mal que hubo acto de conciliación. Luego fuimos amigos y hasta me hizo un pedazo de regalo en mi boda".

Guasch no da crédito a lo que ve en estos tiempos: "Yo llegué a fumar en un avión con Maradona y logré que Cruyff me recibiera en su casa o que Hugo Sánchez me paseara en su coche por medio Madrid para una entrevista pues le había surgido un asunto familiar inaplazable". Ortego tiene otra con el mexicano: "Llegué a hacer un reportaje para 'Sport' con Hugo, cuando estaba en el Atleti, con la camiseta del Barça de por medio. Juntar jugadores antes de los derbis o los Clásicos era habitual. No había casi jefes de prensa. Íbamos al Koln y a La Fuentona, donde iban a tomar el aperitivo los jugadores en Madrid, y hablábamos con ellos sin problema".

Johan Cruyff, rodeado de periodistas en su etapa como entrenador. GETTY
Johan Cruyff, rodeado de periodistas en su etapa como entrenador. GETTY

Julián Redondo, presidente de la Asociación de la Prensa Deportiva, resume con una anécdota las ganas que tenían antes los deportistas de colaborar en comparación con las presentes: "En la antigua Ciudad Deportiva de La Castellana no íbamos a los entrenamientos más de tres periodistas. Yo, uno de ellos, para el desaparecido Ya. Estoy entrevistando a Pirri en el pasillo de vestuarios y se me acerca Guerini, Chupete Guerini, y me pregunta que si a él no le pensaba entrevistar nunca. Le dije, aguarda diez minutos y ponte a la cola. Sí, eran otros tiempos. Menos periodistas, menos cámaras, menos tumultos, más camaradería".

"Yo llegué a fumar en un avión con Maradona, logré que Cruyff me recibiera en su casa y Hugo Sánchez me paseó en su coche por medio Madrid"

Tomás Guasch Periodista de Cope

Una visión externa

Los periodistas extranjeros ayudan a entender mejor el cambio. Sid Lowe, corresponsal inglés de The Guardian en España, que visita todos los campos, lleva la metamorfosis con amargura: "Algo muy básico y que ilustra hasta dónde hemos llegado: en Primera ya no hay casi ningún estadio, igual el Rayo y el Espanyol sí, que tenga zona mixta. Esto ya es lo máximo. Y en competiciones europeas sí. ¿Por qué? Antes podíamos escribir algo alrededor del partido. Ya, nada. Es muy dañino para la propia Liga. No hay nada que no haya salido en la prensa que no hayamos visto antes en la tele. Pero nada de nada. Es imposible ampliar la perspectiva. La pandemia fue la excusa perfecta para cerrar y no volver a abrir. Así hay más control. Nos ven, además de como el enemigo, como competidores. Prefieren sacar ellos el contenido".

"La pandemia fue la excusa perfecta para los clubes para cerrar y no volver a abrir"

Sid Lowe Corresponsal en España de 'The Guardian'

Filippo Ricci, corresponsal italiano de La Gazzetta dello Sport que llegó a Madrid en2006, ve aún algún brote verde: "Las selecciones seguían abriendo mientras los clubes se cerraban. En 2010 y 2012 íbamos con las campeonas. Y de alguna manera sigue siendo mucho más abierto ahora todo con España que con los clubes. Nos vemos con los jugadores, hay entrevistas. Cuando llegué a este país me parecía un funcionamiento modélico. Y mira ahora. Es una razón puramente económica porque los clubes crean los contenidos. Las televisiones con derechos tienen más margen, pero es un privilegio que pagan carísimo. Nos queda la isla de la Selección". Quizás por ello, pese a mil polémicas y cambios de presidentes en la RFEF durante estos años, un portero y capitán y una reportera llegaron a besarse fogosamente a ojos del mundo entero.

Fernando Kallas, corresponsal brasileño de Reuters en la Península Ibérica, apunta a la llegada de las nuevas plataformas: "Con el crecimiento de los influencers y Youtube se elabora un contenido que antes lo hacía solo la prensa. Mi maestro Miguel Ángel Bastenier decía que si un entrevistado sale contento de una entrevista, el periodista no había hecho su trabajo. Hacer Periodismo molesta porque hay que hacer las preguntas que son incómodas. Y el colegueo acaba con este incómodo. Para eso hace falta medios con independencia y periodistas sin intereses. Es un camino sin vuelta".

"Aquí también entra en juego el papel de los gabinetes de comunicación", denuncia otra cara visible de la televisión que recorre todas las semanas los estadios de LaLiga: "Se piensan que son los policías privados de los chavales. Son más papistas que el Papa. Es una actitud ridícula. No han trabajado jamás en un medio y han sido adiestrados para vernos como el enemigo en vez de como los aliados. Sabiendo el rol de cada uno… El futbolista necesita al periodista y el periodista necesita al futbolista. Uno quiere compartir su historia y a otros nos gusta contarlas. Es lo más bonito".

Fotógrafos y futbolistas

Los fotógrafos son los más afectados. Un redactor puede escribir de algo que no ha visto pero se lo han contado. Un periodista gráfico no puede pintar lo que ha pasado. Pablo García, ex de Marca y ahora freelance que colabora, entre otras entidades, con la Federación, siempre presentó pelea: "Con Capello dijimos 'esto ya no vuelve'. Y no volvió. Todos los que le siguieron hicieron lo mismo. En la Eurocopa de Francia, Del Bosque hizo lo mismo y fui a hablar con él. Estamos unos ocho fotógrafos desplazados... 'Si cierras todos los entrenamientos nos estás matando', le deslicé. Vivimos de esto. 'Déjanos 15 minutos al menos'. Nos dijo que lo iba a mirar y nos ayudó. Sólo hacía un entrenamiento a puerta cerrada completo. Algo es algo. Pero eso fue porque teníamos llegada al entrenador. Eso hoy en día sería inviable. Ni nos vemos. Muchas veces nos hemos saltado códigos. Yo he sido muy recto en eso. Algo de culpa tenemos, pero la mayoría fue de los jugadores y entrenadores, que estaban a gusto así. Una pena no volver a trabajar como antes… Al día siguiente de la agresión de Pepe a Casquero estuve fotografiando al central en el salón de su casa en una entrevista en la que se mostraba arrepentido mientras lloraba. Hoy eso es impensable".

¿Y cómo ve este debate un futbolista? Hubiera sido ideal poder testar la opinión de un profesional de primer orden en activo, y que nos hubiera dado su permiso para poner a sus whatsapps nombre y apellidos. Porque los hay aliviados con la nueva relación con los medios y también los encontramos hastiados. Pero, más allá de que era complicado contar con su concurso, precisamente por el asunto que inspiran estas líneas, bien mirado es casi mejor. De haber dado el visto bueno algún departamento de comunicación al testimonio de un crack, forzando la máquina y como rara excepción, este reportaje contendría una importante contradicción. Los exfutbolistas vienen como anillo al dedo ya que, además, han vivido con el antiguo y el nuevo testamento.

David Barral es uno de ellos: "Con el Granada, antes de una visita del Madrid, que se jugaba LaLiga con el Barça y el Atleti, recuerdo que Cuatro nos llevó a La Alhambra y nos pusieron a tocar las palmas con un cantaor. Íbamos Jesús Fernández, Fran Rico y yo [tres exmadridistas] para un reportaje y lo pasamos pipa. Qué risas. Las redes sociales han cambiado mucho las relaciones. Es una pena. Porque así no se conoce a la persona. El que sale perdiendo es el aficionado con el hecho de cerrar los entrenamientos. Y el futbolista pierde el cariño de la gente. A mí me gusta la cercanía porque deja grandes momentos y la vida de futbolista dura poco y hay que aprovecharlos y compartirlos".

David Barral, posando para un reportaje cuando jugaba en el Madrid.
David Barral, posando para un reportaje cuando jugaba en el Madrid.

"Cuatro hizo un reportaje en La Alhambra con Jesús Fernández, Fran Rico y conmigo, dando palmas con un cantaor, y lo pasamos pipa"

David Barral Ex futbolista

Diego Tristán pone un ejemplo de su etapa en el Depor para que reflexionemos: "Manu Sainz [antes en 'Marca' y ahora en 'AS'] era mi amigo. Y lo es, claro. Era la hostia. Uno más con nosotros. Alguna vez le llamaba a las 22:00 para que viniera a mi casa y me decía: 'Pero, Gordo, ¿cómo voy a ir ahora? Que me matan en casa'. Pues tú te lo pierdes, le decía… Y venía, claro. Era honesto. Al fin y al cabo, en el momento que das una que traicionas la confianza, estás fuera. Y nadie informó más ni mejor del Depor que él, pero sin saltarse eso. Él me decía: 'Gordo, alguna tengo que dar...'. Y claro. Pero hasta aquí. Es como yo, ahora que comento el Cádiz [el entrenador, Sergio González, es uno de sus mejores amigos]. El único que sabe la alineación y todo lo que ha pasado durante la semana soy yo". [risas]

"Cuando un amigo periodista traiciona la confianza, está fuera. Mi amigo era Manu Sainz y nadie informó más y mejor que el Depor sin saltarse eso"

Diego Tristán Ex futbolista

El problema es, como en la vida misma, cuando se rompe esa complicidad, respeto y confianza. Paco Navacerrada es muy crítico con este punto: "Por eso digo que la culpa es de los periodistas. Sobre todo de algunos... Si pueden, te meten una puñalada. Un ejemplo. Recuerdo una vez con Javi García, que iba a debutar con el primer equipo a los 17 años. Pidieron una entrevista con el canterano y sólo avisé al chaval y a su padre de que no hicieran fotos raras. Aún estaba en el recuerdo cuando subieron a Raúl encima de un elefante. Yo confiaba mucho en la gente, y así me ha ido... Al día siguiente se publicó la entrevista y salía el chico vestido con un esmoquin con el titular 'Javi García a la batuta'. García Remón le dejó sin convocar. Al Castilla".

Denuncias y resignación

La Asociación de la Prensa se ha hartado de mandar comunicados oficiales a LaLiga pidiendo soluciones y clemencia. Pero Julián Redondo no ve que nada vaya a cambiar: "Cuando el presidente del Gobierno utiliza el plasma para comunicarse y evitar preguntas, la veda está abierta. Nos quejamos y terminamos por acostumbrarnos. Mientras, procuramos servirnos de nuestra perspicacia y nuestros contactos para ofrecer una información digna, más allá del intervencionismo de los clubes. Esta no es una profesión corporativista y cada quien se busca la vida con amistades, contactos… Es así como todo terminar por normalizarse, mal que nos pese. La suerte está echada y no debemos olvidar que en esos departamentos de comunicación, tantas veces obstáculos, habitan compañeros nuestros…".

"Cuando el presidente del Gobierno utiliza el plasma para comunicarse y evitar preguntas, la veda está abierta"

Julián Redondo Presidente de la Asociación de la Prensa Deportiva

LaLiga conoce el problema, pero se acoge a la ley: "En este campo LaLiga es la responsable del reglamento audiovisual. Contempla las obligaciones que debe atender el club en lo que a atención a prensa se refiere respecto de las retransmisiones televisivas. En el resto de la relación del club con los medios, cada club es autónomo y lo gestiona de la manera que considera más correcta". Al menos clubes como el Villarreal, sobre todo ahora que no están influenciados por la cultura anglosajona de Emery, hacen lo posible por mantener muchas de las viejas costumbres: viajes conjuntos, abiertos a entrevistas hasta en Twitch, reportajes atrevidos…

"Es evidente que estiramos la cuerda y acabó rompiéndose", reconoce Guasch. Y añade: "No es precisamente grande el cariño del futbolista al Periodismo. No les interesa lo más mínimo la relación y trinchera que se pierde no se recupera en este negocio. Tienen otra certeza: si un día ponen un negocio, calzoncillos o barcos de guerra, allí estará la Prensa para contarlo. Se perdió la cercanía, una buena amistad en muchos casos: ahora somos sólo simples conocidos. A Dios gracias no tengo ya la obligación de vivir este ambiente. Con Moratalla me abracé en una playa de Menorca, compartimos tantísimo… A Iniesta quizá no le reconoceré dentro de unos años. Ni él a mí, lo que no tiene la menor importancia claro. Como diría Koeman, es lo que hay". 

Es lo que hay. El debate continúa. Es la realidad. Unos responsabilizan a los periodistas y otros, a los clubes. Unos suspiran con el pasado y otros fruncen el ceño con el futuro. Mientras muchos colegas de profesión pasaron, pasan y pasarán de la trinchera a los gabinetes de comunicación de los clubes, importantes jefes de prensa hace nada en el mismísimo Real Madrid, como Javier Tamames o Paco Navacerrada, no quieren saber nada de un periodismo que, por otra parte, no les ayudó cuando fueron despedidos en el inicio de esta nueva era y lo necesitaban. Uno ahora regenta Poder Interior como quiromasajista deportivo de éxito y el otro está acabando de cursar Filología Clásica. "Salir de este mundillo ha sido una liberación", reconoce Paco. Lo importante, a fin de cuentas y discurra como discurra esta tensa relación prensa-clubes, es que el lector y/o aficionado no se quedará jamás sin fútbol y sin información.