SEVILLA FC

La palabra 'descenso' se cuela otra vez en el sevillismo: "Hay un serio peligro..."

Pepe Prieto, Gabi Moya y Víctor Salas, que estuvieron en la plantilla del último descenso, nos cuentan sus sensaciones.

Prieto se marcha del campo tras un partido del Sevilla./ABC
Prieto se marcha del campo tras un partido del Sevilla. ABC
Alonso Rivero

Alonso Rivero

En el Sevilla se ha instalado el lógico miedo al descenso. A pesar de la victoria copera ante el Getafe y aunque los mensajes que siguen surgiendo desde el seno del vestuario manifiestan cierta confianza para salir del agujero en el que se han metido, desde la grada del Ramón Sánchez-Pizjuán se habla sin tapujos algo inimaginable hace tan sólo unos meses. Tan inimaginable como las 22 finales disputadas en este siglo y los 11 títulos conquistados que lucen en sus vitrinas.

Una nueva derrota en casa, ante el Alavés y después de conseguir igualar un 0-2 adverso, supuso un mazazo definitivo para una afición que ya menciona la palabra Segunda división como una probabilidad cercana tras todo lo vivido esta temporada. Es más, tras el pitido final, causó sorpresa la reacción de los sevillistas todavía allí presentes, que manifestaron su descontento con menos decibelios de los habituales, fruto de la resignación y las pocas esperanzas de que alguien pueda dar un vuelco a la situación.

Si alguien puede hablar de esas sensaciones en viva voz, fruto de la experiencia y del conocimiento que tiene del club es Pepe Prieto. El que fuera central del Sevilla vivió la parte amable de aquel Sevilla, con buenas clasificaciones ligueras y algún paso por la UEFA, pero también la dureza de descender hasta en dos ocasiones con el club de su vida, la última en el año 2000.

"Nosotros ascendimos de una manera un poco extraña, y no se firmaron grandes cosas. Se mantuvo el grueso de la plantilla que ascendimos. Fue un año extraño. Igual que el primer descenso que viví pasaron situaciones como fichajes extraños, nervios…esta era la segunda vez que descendíamos en un periodo de 4 años. La base que teníamos era buena. Era un equipo sólido. Pero empezamos el año y teníamos muchos problemas, sobre todo fuera de casa. Cuando empezamos a fallar también en casa, la cosa se complicó", comenta Prieto.

Pasar de la gloria al pozo en tan poco tiempo, dificulta buscar ciertas similitudes con aquel equipo y aquella entidad sumida en problemas económicos y estructurales: "Mi percepción es que hay un serio peligro de descenso. La primera vez que me dio esa sensación fue ante el PSV en Champions en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Por la manera de perder, después de ir ganando pensé: 'Este es el año en el que te pasan cosas`. Son partidos que te dejan muy tocados. El equipo ahora mismo es vulnerable, muy frágil y ante cualquier contratiempo se le complica todo".

Pero no sólo una caída tan rápida impide buscar elementos comunes con aquel equipo del último descenso, casi imposibilita alcanzar a tener un razonamiento para la misma: "Caemos en la trampa de hablar del nivel que han dado algunos jugadores de este equipo en muchos momentos. Eso te lleva a ese comentario general de que el Sevilla tiene buenos jugadores. Para mí es una afirmación errónea. Son el momento emocional, físico y deportivo en el que se encuentran. La versión que estamos viendo está muy lejos de la de antaño y eso es lo que hay a día de hoy. No se puede seguir anclado en el pasado".

"Para mí, desde mi experiencia, todo pasa por la solidez defensiva. Hacer las cosas mucho más sencillas. La sencillez te lleva a cometer menos errores y a ser más solidarios. Eso es algo que el Sevilla lleva unos años que no está gestionando bien. No ganas pero no pierdes y eso te permite competir en todo momento. Esos vaivenes de 2-3, 3-4… Eso es tremendamente negativo para el ánimo de los grupos, demuestras vulnerabilidad y cualquiera te puede hacer un gol", recalca el excentral.

En aquella plantilla también estaba Gabi Moya. Llegó a Nervión precisamente en Segunda División y tras conseguir el ascenso sufrió la crudeza de volver a bajar en un año difícil para él tras dos lesiones importantes. "Creo que en el Sevilla cuando la cosa va mal en lo deportivo, va mal en lo institucional. A mí me tocó vivirlo. Yo creo que se equivocaron con la destitución de Mendilibar y la elección de Diego Alonso. No por incompetencia, sino por el desconocimiento que tenía de LaLiga. Con la entrada de Quique pensaba que la cosa se iba a enderezar. La imagen que dio en Granada reafirmó esta idea pero luego lo vi ante el Atlético y volví a dudar. Demostró poca ambición. Conozco bien al club y a la ciudad y sé que cuando hay un problema lo hay de verdad".

"Cuando a nivel institucional eso parece un mercader y se traslada a lo deportivo, se buscan soluciones como la de Quique y no se logra revertir la dinámica, hay un problema serio. Nosotros en nuestra época nos metimos ahí abajo y fíjate cómo acabó la cosa", recuerda el extremo.

El espejo de Víctor Salas en su sobrino Kike

Otro de los canteranos presentes en aquella plantilla fue Víctor Salas. El de Morón estaba ante su gran oportunidad para dar el salto que sueña todo canterano al primer equipo. Hoy, alejado de los focos del futbolista, vive el día a día de su Sevilla con la intensidad del aficionado y con el sufrimiento de tener a su sobrino Kike en la actual plantilla.

"Yo lo viví como el debutante en primera división, que llega con la máxima ilusión al primer equipo. Debuto en Mestalla y perdimos 2-0. Al siguiente fin de semana, ganamos al Barcelona a pesar de ir colistas. Metí el gol de la victoria lo que significó quedarme en la primera plantilla. Dentro de la inexperiencia que tenía, en aquel equipo había varios bandos: Los uruguayos, los nacionales con mucho peso (Nando o Gabi Moya), luego estaba Prieto… Existía mucho anarquismo. Era un equipo con mucha calidad, buenos jugadores, que jugaban bien pero en el momento que nos hacían un gol el equipo se partía. No había una estructura sólida", describe Víctor Salas.

Pará el que fuera delantero sevillista, hay muchos defectos que han llevado a los andaluces a estar situados en la parte baja de la clasificación. También encuentra algunas coincidencias, pero es sabedor de que tienen más posibilidades de salir del pozo: "En el Sevilla actual creo que falta precisamente eso, jerarquía, una estructura sólida en la que los futbolistas sepan a qué se juega de nuevo. Hay que aceptar que se está jugando por el descenso y hay que olvidar el sueño de la Champions. Tenemos que volver a los ideales que nos hicieron grandes, al Nunca se rinde y si vamos perdiendo, insistir en ir a portería contraria ". Este equipo necesita más velocidad en el juego, más llegada y ser más eficiente en las áreas, algo que está limitando mucho este año. Para mí, la primera premisa es conseguir dejar tu portería a cero. Hay fantasmas con el descenso, es obvio, pero creo que este Sevilla no se parece a aquel equipo anárquico en el que yo estaba. Lo que hay es un bloqueo por no aceptar la posición que se ocupa en la clasificación", finaliza. Recuerdos de un Sevilla que parecía olvidado y aparece como un fantasma que anticipa que todo lo malo puede volver.