SEVILLA 2 - ALAVÉS 3

Un Sevilla en llamas: la directiva señala a la plantilla, la grada se ceba con los pesos pesados y ya se habla de Segunda

La derrota contra el Alavés puede dejar al Sevilla en descenso al acabar la jornada.

Ocampos se lamenta ante el Alavés. /
Ocampos se lamenta ante el Alavés.
Alonso Rivero

Alonso Rivero

Hay preguntas que se harán los sevillistas que tienen difícil explicación. La caída del Sevilla nunca se sabe si ha llegado a su fin, pero la derrota ante el Alavés ha supuesto un nuevo golpe a la línea de flotación de la entidad. A la salida del público que quedaba en las gradas tras el tercer gol de Rubén Duarte se oía la expresión 'Segunda división' por todos los pasillos del estadio. Al silbido de Hernández Hernández para finalizar el encuentro, un cántico unánime: "Jugadores, mercenarios".

Este muerto tiene muchos padres. La mala planificación anterior, con jugadores con salarios exagerados que no han rendido a la altura del club, provocó carencia de ingresos en forma de traspasos y urgencias captadas por jugadores y equipos en la nueva planificación de este año. La Europa League tapó muchas cosas y con ellas, un sentimiento de obligación a la hora de renovar a José Luis Mendilibar sin confiar en él.

El vasco fue tan honesto que sus avisos constantes a dirigentes y dirección deportiva le generaron enemigos y los resultados hicieron el resto. Se apostó por lo desconocido y Diego Alonso se marchó del club sin estrenar el casillero de victorias ni en LaLiga ni en la Champions y se buscó en Quique Sánchez Flores la experiencia que haría situar otra vez al equipo en el raíl. Pero nada más lejos de la realidad.

La directiva piensa que hay jugadores que no están comprometidos. Por eso se quiere acudir al mercado y sacar a futbolistas. Estos se agarran a sus contratos y en la mayoría de los casos, sólo destinos apetecibles donde les igualen sus salarios pueden obrar el milagro. Ahí radica la dificultad para actuar.

Lo que piensa la grada del palco, por su parte, es obvio. Ante el conjunto babazorro, los pesos pesados del vestuario fueron señalados por la grada. Silbidos a Rakitic tras ser destituido y silbidos a Sergio Ramos cuando tocaba la pelota. Ya avisaba Fernando en una entrevista con este medio: "El Sevilla tiene que volver a odiar las derrotas". Sólo hay que echar un vistazo al verde para notar que se ha normalizado. Que basta con achacarle todo a ese bloqueo mental que tanto aturde al deportista.

Al margen de lo que ocurre en el césped, también se nota el hastío de la grada. Cansados de estar cansados, los sevillistas tienen la sensación de que toda protesta contra el palco va a quedar en nada. Mañana estarán los mismos, sucederá lo idéntico, y el cuerpo empieza a adaptarse a lo que puede ser un descenso a las tinieblas. ¿Qué te han hecho Sevilla?