Kike García cumple con la ley del ex y pone la primera piedra de la 'era Coudet'

Coudet vuelve a LaLiga tras dos años con la misión de relanzar a los babazorros. En un debut decepcionante, cayendo eliminado en Copa del Rey ante un Segunda Federación, el estreno liguero se presentaba aún más complicado: derbi en el Sadar. Porque los de Vicente Moreno, a lo callado, están luchando por Europa en una temporada que pintaba a transición. Y la tarde del domingo, ante el pinchazo del Mallorca, se ha convertido en día clave para dar motivos a ese sueño

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Pese a las térmicas y los guantes, dejando claro que el frío ya ha llegado a Pamplona, Kike García calentó rápidamente el derbi. A los 56', con un centro milimetrado de Carlos Martín, el novato con pasado en Pamplona tendría que pedir perdón por un testarazo en plancha. Declaración de intenciones del equipo de Coudet, que con ese gol, despertaría por completo la idea valiente de juego. Mucha intensidad en campo rival y pocos toques en su juego, guion con el que aturdir a un Osasuna que se veía obligado a frenarlo con faltas. La cara de Vicente Moreno, de pocos amigos, acompañaba a un Osasuna que no veía capacidad de dar valor a su posesión.

Instalado en campo rival, la apuesta por cuatro centrocampistas le otorgaba dominio pero no verticalidad. Cosa que los de Coudet, con esa nueva idea de juego, sí conseguían transmitir en cada robo. También, gestionar de forma inteligente con alguna pérdida de tiempo. Con el paso de los minutos, pagaría la insistencia de un Osasuna que optaría por cargar sus bandas con balones al los espacios. Y en una de ellas llega un centro de Moncayola para buscar el remate de Budimir. Pero el agarrón de Mouriño le impide el golpeo, y a su vez, alerta a la Sala VAR de un posible penalti.

Cuando todos en El Sadar se frotaban las manos, la revisión mostraría que Catena previamente le empuja para que se produzca esa acción. Bajonazo que aprovechó el Alavés para dar otro susto. Pase filtrado de Jordán a la carrera de un Kike García que firmaba el doblete… en fuera de juego. Y el partido se iría al descanso con la sensación de que Osasuna, pese a ver mejoría con el paso de los minutos, tenía muchas cosas que ajustar.

Y su arranque, de la mano de la entrada de Raúl García de Haro, sería una total declaración de intenciones. Dos minutos y dos llegadas al área de Sivera. Salvaría, incluso, el propio guardameta un remate de Catena a bocajarro. Pero, en la siguiente, no podría frenar el testarazo de Budimir. Todo en una jugada ensayada a balón parado que dejó a la defensa babazorra totalmente clavada. El Sadar despertaría, y cuando eso sucede, Osasuna es imparable. El propio Budimir haría un doblete relámpago con una vaselina... que fue anulada por fuera de juego.

Pero el killer rojillo desesperaría aún más a la defensa del Glorioso, porque provocaría una falta al borde del área cargada de peligro. Entre Rubén García, Moncayola y Torró, fue el primero en golpear. Y Guridi, con la peor de las fortunas, en protagonizar con un rebote el gol de la remontada. Dos chispazos y las tornas del partido dejaban a los de Coudet sin palabras. Pero el fútbol es imprevisible, y cuando más difícil parecía ponerse el partido, aparecería en pocos minutos Kike García para igualar el marcador y volver a pedir perdón. Todo tras una gran jugada de Carlos Vicente que deja en evidencia a la defensa rojilla y, seguramente, enfade a Vicente Moreno.

El tramo final de partido, sin dominador claro, mostraba que el desgaste físico titánico podía pasar factura. Y por ello, pagarse caro. Seguía manteniendo esa chispa motivacional el equipo rojillo, inflando a balones a un Budimir todocampista. Pero, en cuanto a nivel, Sivera ganaría el combate. Con hasta tres salvadas, el pulpo babazorro dejaba sin uñas a los aficionados del Sadar. Y también, sin esos tres puntos que alimentaban el sueño europeo. Porque el Alavés de Coudet respondió a la cita, sacando unas garras que le pueden dar motivos para creer ante tanta tempestad.