Mostovoi: "No tengo relación con Karpin; cuando estás arriba todos son tus amigos y cuando ellos crecen están ocupados"

El Celta celebra este año un siglo de vida y hasta hace no tanto tiempo los aficionados tenían más o menos claro que Alexander Mostovoi era el mejor jugador de su historia. Hoy ya vive en el segundo escalón tras Iago Aspas, pero su figura todavía brilla en la retina de miles de celtistas que disfrutaron con aquel equipo que venció hace 25 años en Europa a clubes de la talla de la Juventus, el Benfica, el Liverpool o el Aston Villa.

Aquella época dorada finalizó con el descenso a Segunda División y con el ruso saliendo por la puerta de atrás, un hecho que no olvida ni perdona. El Zar, como se le conoce en Vigo, nunca se ha mordido la lengua y tampoco lo hace ahora al hablar de su época en el Celta, su actual relación con su entonces amigo inseparable Valeri Karpin y los duros años que vivió tras su retirada.

¿Qué es de tu vida? ¿A qué te dedicas?

Un poco de todo. Estoy mucho tiempo con el fútbol como comentarista y experto en televisión, aunque últimamente voy algo menos porque ya sabéis como está la vida en Rusia, pero también estoy pendiente de los niños, entreno a dos o tres equipos con los que voy a torneos.

¿Por qué no has optado por ser entrenador o director deportivo?

No me llamaron ni una sola vez. La vida es así. Hay muchos exjugadores que están sin trabajo ahora, también en España. No pasa nada, la vida es así.

¿Crees que merecías una oportunidad?

Claro que sí. Hay mucha gente que jamás jugó y que está entrenando ahora. Es raro, muy raro, pero hay que aceptarlo.

Tu excompañero Karpin, sin embargo, ha llegado a seleccionador ruso.

Sí, ha salido así y eso que, fíjate, cuando era jugador nunca habló sobre querer ser entrenador. Entró, le gustó y está por ahí, pero bueno, está como entrenador pero en más de diez años no ha ganado ni un trofeo.

¿Tienes algún tipo de relación con él?

No, nada, de ningún tipo desde hace mucho tiempo. La vida ya sabes cómo es, cuando estás arriba todos son tus amigos, pero cuando ellos crecen ya están ocupados y no te hacen tanto caso. A mí no me importa eso. No solo con él me ha pasado, aquí en Rusia es habitual.

¿Notaste al retirarte que mucha gente que estaba a tu lado dejó de estarlo?

Sí, cada año tenía menos amigos. Cuando me retiré me quedé mucho tiempo a vivir en España y cada año que pasaba tenía menos gente alrededor. Me quedan pocos amigos de aquella época.

¿Cómo fue salir de Rusia en la década de los 90?

Fuimos los primeros que salimos, con 20 ó 21 años. No sabíamos cómo se vivía fuera, cómo se jugaba fuera… Fue bastante difícil el primer año en Portugal, en el Benfica. Pasé bastantes años complicados porque salí de Rusia como una estrella, era campeón, dos veces nombrado mejor jugador… pero rápidamente noté que no iba a ser tan fácil como podía imaginarme. Sufrí bastante en Portugal y estuve buscando opciones para salir porque era horrible, cambio de entrenadores, muchos extranjeros en el equipo cuando solo podían jugar tres… Luego encontré equipo en Francia y se demostró que era un jugador impresionante.

Y poco después apareció el Celta. ¿Cómo recuerdas aquel fichaje?

También un poco raro. En Francia no me querían dejar marchar, tenía un contrato de tres años y yo nunca imaginé que podía ir al Celta porque no sabía nada de este equipo. Estaba pensando en marcharme a Alemania o Italia, pero vino la gente del club a hablar conmigo y al día siguiente estaba en la playa de Samil.

Los primeros días fueron muy malos, ¿no?

Aquello fue horrible. Le puedes preguntar a mucha gente de esa época, a los jugadores que estaban conmigo en aquel equipo, yo nunca había visto nada igual. Ese primer año fue horrible porque no me imaginaba que en un equipo profesional podía ser todo tan malo y estaba pensando en marcharme a cualquier lado, pero menos mal que luego se mejoró muchísimo. Éramos el mejor equipo, no solo en España. En Europa no había cinco mejores.

¿En Vigo pasaste los mejores años de tu carrera?

Eso sí, claro. Cada año mejoramos poco a poco en todos los aspectos, los campos de entrenamiento eran mejores, había mejores jugadores y éramos el equipo que mejor jugaba. Todavía por la noche sueño con algunos partidos que disputamos. Y eso, sin tener nada, ni agua caliente…

¿Tenías una buena vida en Vigo?

Sí que la tenía. De hecho, cada año tenía ofertas para irme y yo no quise marcharme. ¿Por qué me iba a ir a Inglaterra o a Italia si estaba muy a gusto?

¿Había algún equipo grande entre los interesados?

Siempre, siempre había equipos grandes detrás. Juve, Real Madrid, Liverpool… Pero en aquella época, el Celta era un equipo grande. Cuando le ganas a la Juve o al Liverpool, ¿para qué vas a ir allí? Con el Madrid fue algo raro, porque el interés llegó cuando ya tenía 30 ó 31 años y el pasaporte pesaba.

Eras un ídolo y sin embargo saliste por la puerta de atrás.

Sí que me duele haber salido así, sobre todo, por el contrato que todavía me deben. No me han pagado el último año que tenía firmado, fue lamentable.

¿Le guardas rencor u odio a alguien de aquella etapa del Celta?

Sí, eso no lo escondo. Cuando te quieren, te lo dan todo; pero cuando hay que pagar, nada. Han pasado muchos años ya.

Después de salir del Celta en 2004 también tuviste un problema con la selección. ¿Cómo recuerdas aquellos meses?

Ese año me pasó de todo. El Celta mal conmigo, la selección rusa mal conmigo, problemas con la familia… Mucha gente tiene que saber que la vida de un futbolista es la normal, que tenemos padres, madres, mujeres, niños… Todo se me vino en contra a la vez. Como mínimo cuatro o cinco años estuve muy mal en este aspecto.

¿Qué pasó?

Estaba muy cansado de la gente que está alrededor de los futbolistas. Cada año veías que tenías más amigos. Cuando estás abajo, no te quiere nadie. Me sentí solo, y aunque había gente que estaba conmigo, no sabía cómo, si de corazón o solo de palabra. Tenía 35 años, tampoco pensaba mucho en el futuro. Para algunos sé que es duro, pero para mí no lo fue tanto porque ya lo había vivido, soy una persona tranquila a la que le gusta tener su vida, no necesito aduladores a mi lado. De pequeño ya había tenido una vida dura y aprendí a valorar otras cosas.

Y de repente apareció el Alavés. Un partido y retirada. ¿Por qué fue aquello?

Jugué 15 minutos, marqué un gol y me retiré del todo. Podría haber jugado dos o tres añitos, pero la vida es más que fútbol.

¿Qué ha hecho Mostovoi en los últimos 20 años?

Los primeros diez años estuve en España, con los niños, una vida normal. Cuando ellos crecieron volví a Rusia para vivir aquí y pensé que estaría metido en el fútbol de mi país, pero es complicado hacerlo aquí, tienes que entrar por el aro y es algo que yo no hago.

¿Se arrepiente de algo Mostovoi?

Sí, sin duda. Cambiaría dejarlo todo y haber fichado por un equipo grande.

¿Te gusta la vida que tienes ahora o crees que merecerías otra después de tu gran carrera deportiva?

Merecía algo más, seguro. Me gustaría estar metido en el fútbol, pero no me dejan. Algún día seguro que entraré.

¿Cómo es la vida en el país ahora?

Es complicada. En los deportes, por ejemplo, sólo estamos compitiendo en Rusia y es complicado. Lo peor es la incertidumbre, porque no sabemos qué pasará después, dentro de un tiempo. Yo vivo en Moscú y se nota que hay gente que vive bastante mal, con cuidado, con miedo… siempre tienes que ver qué tienes a tu espalda. Ya no puedes vivir como antes, como hacíamos hace diez años porque la gente tiene miedo. Queremos que se acabe este conflicto.