Kylian Mbappé vive un drama que preocupa al vestuario del Real Madrid

Cuando el Real Madrid cerró el fichaje de Kylian Mbappé el pasado verano, la sensación generalizada en el mundo del fútbol era la de un refuerzo para dominar la próxima década. Un futbolista con mucho gol, lo único que podía faltarle a la plantilla, y que venía de dominar la liga francesa junto al PSG. Seis meses después del anuncio oficial, el rendimiento está muy lejos de las expectativas creadas. Los números de goles, 10 en lo que va de temporada, maquillan una realidad muy diferente.

Él mismo reconocía su "momento difícil" a través de Instagram después de volver a decepcionar contra el Athletic, fallando un penalti decisivo y mostrándose incapaz de liderar al equipo en un partido clave. "Asumo toda la responsabilidad por ello. Un momento difícil, pero es el mejor momento para cambiar esta situación y demostrar quién soy", firmaba.

Porque aunque el Real Madrid haya intentado por activa y por pasiva defender a su jugador asegurando que todo iba bien y nada le atormentaba, su falta de confianza es cada día más evidente y ha caído un poco más tras errar su segunda pena máxima consecutiva. El francés trata de dar la talla, pero nada le sale. En San Mamés los datos hablan por si solos: apenas creó una ocasión, disparó tres veces y completó dos de siete regates intentados.

En el vestuario, donde le arropan más que nunca, sufren las consecuencias. Demuestra su talento en cada entrenamiento, donde suele dejar detalles de su calidad. Pero notan como esa llama se apaga en los partidos. No es sólo una cuestión de acierto, sino de no intentarlo cuando más lo necesitan los compañeros. Los penaltis cedidos a Bellingham y Rodrygo -este último no se tiró- contra el Getafe dejan de manifiesto su inseguridad.

Un dato que traduce a la perfección esa ansiedad son los fueras de juego. 22 lleva en lo que va de Liga, dos más que todos los que le pitaron la última Ligue 1 que jugó con el PSG. Varios acabaron en gol anulado, entre ellos dos contra el Barcelona y uno contra el Athletic. Si sigue con este ritmo tiene una proyección de acabar el curso por encima de los 50 offsides. El año que más le pitaron fue la 2021-22 con 39.

Le han pasado muchas cosas en los últimos meses. La presión de Francia, su salida del PSG, la batalla legal -y fuera de los juzgados- con Catar, la denuncia por una presunta violación en Estocolmo, la no convocatoria con su selección... Mil y una cuestiones deportivas y, sobre todo, extradeportivas que acompañan a la estrella y como reconocen personas que han podido tratar con él le han afectado mentalmente, como no podía ser de otra manera. El empeño por taparlo ha dejado de tener sentido.

Todo ello se ha traducido en un pobre rendimiento sobre el terreno de juego. Las cosas no salen en el césped, lo que rompe aún más la moral de un futbolista que venía para hacer historia pero que de momento ha protagonizado más decepciones que alegrías. Él no pierde la esperanza y como firma en su Instagram, quiere demostrar quien es. Las dudas crecen y él intenta apagarlas.