Claudio Giráldez revoluciona el Celta con un método que es único en LaLiga
El cuerpo técnico del equipo vigués realiza análisis de cada sesión, trabajo exclusivo en función del rival, informes eternos y horas de vídeo.
Acaba un partido de LaLiga y al entrenador le toca atender a los compromisos con los operadores televisivos y medios de comunicación. La dinámica es casi siempre la misma y ocurre poco después del pitido final. En menos de una hora suele estar todo solucionado y es ahí cuando de verdad puede empezar a celebrar o maldecir un resultado. Ni siquiera tiene mucho tiempo para eso. Dentro de una semana (o menos) habrá otro encuentro, contra otro rival que poco o nada tiene que ver con el que acabas de competir y que también hay que preparar. Y si no, que se lo digan a Claudio Giráldez y al resto del cuerpo técnico del Celta.
El fútbol evoluciona a una velocidad endiablada. Lo que valía y estaba en la cresta de la ola hace apenas dos años ya está obsoleto. Hay que aprender, renovarse y, a la vez, ser capaz de transmitirles un mensaje, el tuyo propio, a 25 jugadores. No es sencillo, por eso a la élite solo llegan los mejores, los más preparados y aquellos que se esfuerzan más que la media. El staff que encabeza el técnico de O Porriño en el conjunto vigués reúne todas esas características y lo demuestra semana a semana con sus futbolistas y con la gente del club. Volvamos al final de un partido cualquiera de Liga para conocer la preparación que realizan del siguiente compromiso.
Al igual que ocurre en casi cualquier equipo de Primera División, el cuerpo técnico del Celta trabaja con antelación. Al día siguiente de un partido de Liga ya están preparando el siguiente, que arranca con un extenso informe que reúne apartados que llegan de distintos profesionales del staff. Ahí se analiza todo tras un visionado de los últimos diez partidos del rival. Desde esquema que utiliza a los cambios que realiza, las aptitudes técnicas de cada jugador e incluso un apartado que valora el nivel psicológico del oponente.
"Claudio es muy perfeccionista y sobre todo, muy inteligente", destacan desde su entorno. Hasta el más mínimo detalle cuenta para marcar la diferencia, por lo que el cuerpo técnico celeste es multidisciplinar y su trabajo no solo limita a su área, sino que abarca mucho más. Es decir, el entrenador de porteros no solo entrena a los porteros, sino que tiene más tareas tácticas o de análisis. Cuantos más puntos de vista haya, mejor será el análisis. "Cuatro ojos ven siempre más que dos", destacan. Los informes se amplían posteriormente con la designación arbitral. No todos los colegiados se comportan igual, muestran las mismas tarjetas o admiten de la misma manera el diálogo. Y eso también está trabajado de antemano.
Con todos los datos en la mano, se estructura la semana, que nunca coincide con otra. Al igual que Giráldez ha puesto 15 alineaciones distintas en sus 15 partidos como entrenador del primer equipo, también ha planificado todas las semanas de trabajo de manera distinta. Desde las cargas, la intensidad, los ejercicios o los descansos. Para el cuerpo técnico es fundamental saber cuándo y cómo transmitir su mensaje y no es lo mismo que el oponente sea el Osasuna que el Villarreal, por poner dos ejemplos aleatorios.
Una de las claves de ese trabajo durante la semana está en el análisis del mismo. Cada entrenamiento es grabado por una serie de cámaras para que después el cuerpo técnico vea repetidas las sesiones. No es lo mismo verlo en directo sobre el césped que con más calma horas después. De hecho, en algunas ocasiones, estos visionados han conllevado cambios sustanciales en la idea de partido predefinida y que se han saldado con grandes resultados favorables. "Cualquier matiz, por pequeño que sea, puede provocar un giro de 180 grados", explican desde su entorno.
Esa apertura de mente es clave para trasladar el mensaje a los jugadores. Con Giráldez, el vídeo ha cobrado una especial importancia. La expresión de que una imagen vale más que mil palabras encaja a la perfección con su cuerpo técnico. Una vez elegido el momento para proyectar de manera individual o colectiva las imágenes o los datos, es importante la respuesta de los jugadores para que todos vayan de la mano. En Mos, las conversaciones sobre esquemas y táctica están a la orden del día. El vestuario considera que ahora se siente escuchado, algo indispensable en un grupo de trabajo. Además, durante los descansos de los partidos los jugadores han podido ver pequeños clips de algunos momentos de la primera parte para realizar correcciones tras el intermedio.
Día de partido
El mismo día de partido también se planifica. Comidas, charlas, viaje en bus y hasta la música que escuchan los jugadores durante el trayecto entre el hotel y el estadio, que eligen ellos. Giráldez, que está pendiente de todo, sabe hasta si una determinada canción ha sonado un poco más alto o un poco más bajo que la semana anterior. No le molesta, pero sí se da cuenta, algo que explica el hecho de que sea casi imposible pillarle despistado sobre algún aspecto que rodea al equipo. Ni siquiera el riego del césped, que está también medido y estudiado para cada duelo. Nada queda al azar.
Con este método de trabajo, el Celta de Claudio Giráldez es el quinto que más puntos ha sumado en Primera División desde que llegó al banquillo. Mañana domingo jugará en Bilbao ante el Athletic y tras los correspondientes compromisos con la prensa, volverá a empezar la rueda de cara al siguiente encuentro. Y la semana, nada tendrá que ver con esta.