Mateu Lahoz rompe su mito de dialogante: "Te pregunta por la familia y a la mínima te echa"

Mateu Lahoz, más conocido como Toño en las distancias cortas, saltó a la fama en el arbitraje a raíz de un piropo de Mourinho, tras un Real Sociedad-Real Madrid (1-2), celebrado el 18 de septiembre de 2010: "A este árbitro lo quiero cada domingo porque deja jugar". 

El colegiado valenciano, que cumplirá 46 años el próximo 12 de marzo, no pasa inadvertido desde entonces. Su carrera ha sido meteórica, por su estilo y por sus formas. Pero esta temporada, a la vista de sus estadísticas, está perdiendo la que para muchos era su principal virtud, la de árbitro dialogante.

Al bético Sergio Canales, por ejemplo, le expulsó ante el Cádiz, con dos amarillas, en menos de un minuto. La primera, por pedir un minuto más de juego; la segunda, por decir "si no puedo hablar, no me preguntes más por temas personales". Esas dos protestas le costaron al verdiblanco la primera expulsión de su carrera tras 460 partidos en la élite. Al entrenador sevillista Jorge Sampaoli, ante el Linares en Copa, también le echó en cuestión de segundos por "persistir en sus protestas tanto verbales como gestuales".

Ya no convence ni entre los equipos grandes, a los que habitualmente agradaba por su trato cercano con los jugadores. En el Barça-Espanyol de esta temporada, siete de las ocho amarillas que mostró fueron por protestar. "Me gusta Mateu porque habla. Me pitó mucho y es un árbitro que comunica. Habla muchísimo con los jugadores y creo que es positivo. Un árbitro lo que no puede es estar nervioso y él no lo está. Eso sí, él debe ser un juez y para mí se le ha descontrolado el partido, sí. Me ha dicho: '¿Tú crees?'. Porque a mí me gusta hablar. Veo injusticias pero así es el fútbol y así es el deporte. Me gusta centrarme a veces con el staff en no hablar del árbitro pero a veces… no se puede", comentó Xavi Hernández.

Meses antes, su fama llegó a Argentina tras su arbitraje ante Países Bajos de Catar, donde mostró 15 tarjetas y desesperó a la albiceleste. El Dibu Martínez dijo sobre él: "Es una locura ese árbitro. Arrogante. Le dices algo y te habla mal. Es una locura... como España está eliminada, quería eliminarnos a nosotros. El peor árbitro de la Copa". De Paul reconoció que después de aquel partido, Simeone le prohibió acercarse a él en el Atlético-Getafe. La paradoja del árbitro dialogante: "Yo ni sabía que me dirigía en España el primer partido después del Mundial. Faltaban cuatro horas y el delegado de Atlético de Madrid nos avisó (a Nahuel Molina, a Ángel Correa y a De Paul) que teníamos charla con el Cholo. Nos pidió por favor que no le hablemos ni lo saludemos. También nos dijo que si cobraba algo, que nos diéramos vuelta y que nos fuéramos, especialmente a mí. Ese partido me comí la lengua". En ese mismo encuentro, el técnico azulón, Quique Sánchez Flores, destacó al colegiado: "Me parece el mejor. Fue el primero que innovó y le dio ritmo y fluidez al juego".

El colegiado de Algimia de Alfara, internacional desde 2011, comenzó a arbitrar en 1992, con 15 años, como juez de línea. Por aquel entonces era un estiloso interior que destacaba en la cantera del Valencia, hasta que en el División de Honor se cruzó en su camino Luis Rubiales, fichado del Motril. La aparición del actual presidente de la RFEF le hizo replantearse su carrera como futbolista y se volcó con el arbitraje. Siempre llamó la atención y acaparó los elogios por ser un colegiado que deja jugar. "Es el mejor, el que mejor se explica", confesaba Casemiro sobre él, en diciembre de 2020. Luego unas imágenes suyas, dándole una colleja en el el túnel de vestuarios, indignaron al cadismo.

Precisamente, en esa vertiente crítica se postula Mikel San José: "Es un árbitro que te preguntaba sobre tu familia en medio del partido y luego a la mínima te echaba. Te venía a hablar, le decías algo, y te soltaba: 'A la mínima te echo'. Encima veías a Diego Costa decirle 'hijo de puta' a la cara, se lo recriminabas y te amenazaba con expulsarte a ti". Un futbolista en activo de LaLiga desvela en Relevo la clave para tratar a Mateu: "Es dialogante, pero si vas con malas formas no te pasa ni una".

Protagonista de un documental, Informe+ | Mateu Lahoz, detrás del árbitro, o invitado incluso al plató de El Hormiguero, el trencilla confesaba que la costumbre de llamar a los jugadores por su nombre le viene por su vocación de profesor: "De toda la vida a mis alumnos en el instituto les llamaba por su nombre y antes había clases con 40 niños. Me facilitaba la forma de dirigirme a ellos. En el fútbol ha sido mucho más fácil. ¿Por qué les vas a llamar por el apellido si sabes su nombre? Me parece absurdo no hacerlo". Una de las múltiples anécdotas que ha protagonizado en su carrera fue la de felicitar, por ejemplo, a Messi en pleno Atlético-Barça, el 14 de septiembre de 2015, cuando los culés protestaban una mano de Godín dentro del área. "Leo, enhorabuena por lo de Mateo", le dijo.

"Ya puteáis, qué grandes", le espetó a Koke en un Real Madrid-Atleti, el 13 de diciembre de 2021, cuando el capitán rojiblanco escogió cambiar el campo de ataque habitual de los blancos en la primera mitad, en lugar de empezar el partido sacando. Puede que esa cercanía que muestra a veces la hayan malentendido hasta los propios futbolistas. El presidente del CTA, Medina Cantalejo, se refirió este curso precisamente a este aspecto de Mateu Lahoz: "Es su manera de ser, pero la distancia con el jugador es esencial porque tú no eres su amigo. Si te equivocas le puedes fastidiar y no tiene que haber charlas ni gestos porque el contrincante los puede malentender. Mateu tiene otra forma de concebir el fútbol, pero ha llegado a Mundiales porque es un grandísimo árbitro. A final de temporada veremos si renueva, pero lo prefiero en el campo a como comentarista porque es muy bueno en el campo".