ATHLETIC CLUB - BARCELONA

San Mamés despide dando las gracias a una leyenda que nunca quiso serla

Óscar de Marcos recibió el calor de la afición desde antes del choque, con un pasillo y una pancarta que le agradecía por sus 16 temporadas.

La plantilla rojiblanca posa junto a De Marcos y sus hijos en la previa del choque./Athletic Club
La plantilla rojiblanca posa junto a De Marcos y sus hijos en la previa del choque. Athletic Club
Patxo De la Rica

Patxo De la Rica

Era un día de emociones. De despedida.Una semana para decir adiós a una leyenda rojiblanca como hay pocas en la historia de este club con 126 años de historia. Más aún después de sentido discurso que pronunció en Lezama y que emocionó a una masa social que le idolatra por lo conseguido en el terreno de juego, pero sobre todo fuera de él. Óscar de Marcos se fue con muchos de los que fueron sus capitanes invitados y agrupados en la tribuna principal con su camiseta, mientras sus cuadrillas y familiares lo seguían desde la zona de Sur Alta, con una pancarta que le agradecía por todos estos años. "Garban, gracias por estos 16 años y por hacernos partícipes de esto. Orgullo de amigo". Más grande era la que lucía en este, ocupando todo el lateral, agradeciendo su fútbol y con un lema que define su carrera: "Good al football, good al life".

El lateral, que negó ser una leyenda este pasado jueves, insistiendo en que solo es un chaval de Laguardia que se ha ido adaptando a diferentes roles, quería pasar desapercibido. Dudó en saltar al terreno de juego con sus hijos y su mujer, Ibone, pero finalmente entendió que era su día. Y allí estuvieron, junto a todos sus compañeros portando la 18 de De Marcos. Un guiño: disputaron el choque con la camiseta de la próxima temporada, en la que jugarán la Champions League y que en la que el capitán no estará. Una manera de irse de futbolista grande. Eligiendo su punto final.

Se lo agradeció todo San Mamés, coreando su nombre desde el pasillo, formado por los jugadores rojiblancos pero también por los azulgranas. El destino quiso que su último partido fuese un encuentro sin nada en juego, sin tensión clasificatoria tras lograr el billete a la Champions y ante un Barça campeón. Un club catalán, por cierto, que fue su primer rival como local con el Athletic, en una Supercopa de 2009 en el viejo San Mamés en la que abrió el marcador. Se cierra el círculo 16 temporadas, 573 partidos, tres títulos y una trayectoria intachable.

No importó que el conjunto culé se adelantase en la primera mitad. Cuando llegó el minuto 18 todo San Mamés se puso en pie y volvió a corear su nombre durante un minuto, mientras aplaudían en señal de agradecimiento. Lo más importante del día era poder despedirle con honores, como se merece, celebrando su carrera y también este curso en el que el cuadro bilbaíno ha conseguido la clasificación a la Champions League. Nada podía distorsionar la emoción que invadía La Catedral.

Un cambio apoteósico y con simbolismo

Faltaban solo dos minutos para el final del tiempo reglamentario cuando Valverde llamó a Iñigo Lekue para sustituir a De Marcos. Le dejó una jugada más y estuvo a punto de dar su última asistencia a Iñaki Williams, pero el remate del delantero se marchó desviado. En la siguiente interrupción llegó uno de los momentos más esperados de la noche, aunque nadie quisiese que llegue. Todo San Mamés se puso en pie para darle la última ovación, mientras todos sus compañeros le abrazaban y los futbolistas culés también aplaudían.

Uno de sus mejores amigos y un referente también de valores como Lekue, capitán también, le sustituyó. El símbolo de que la cadena continúa. Una cadena que lleva 126 años de historia defendiendo una manera de estar en el mundo. La figura de De Marcos es única, pero como él dijo, solo se va una parte de él. La esencia seguirá porque las leyendas, aunque no quiera selo, nunca se van.

Con el pitido final, llegó el momento del homenaje oficial y del adiós definitivo. Primero dándole el brazalete a Iñaki Williams y después con unas breves palabras en las que volvió a agradecer a todos y, cómo no, volvió a dejar un mensaje muy contundente: "El Ahletic sigue. La temporada que viene yo estaré en la grada como uno más, como vosotros, y estoy seguro de que alguno de los que está en la grada, el año que viene o el siguiente estará aquí jugando. Eso es el Athletic".

Hubo tiempo para un manteo de todos sus compañeros y también para dar una vuelta de honor, aplaudido por todos los aficionados. "Eskerrik asko, Óscar, eskerrik asko", entonaron varias veces, antes de que subiese a la grada de animación a recibir una txapela y una camiseta enmarcada de recuerdo mientras seguían coreando su nombre. El espectacular Txoria Txori final, iniciado por el capitán, puso el punto y final a un homenaje que nadie quería que acabase. El punto y final a una carrera inolvidable.