El Madrid evita 'un Mbappé' con Endrick
No sé si les sucederá a ustedes, pero tengo la sensación de que las nuevas generaciones crecen demasiado rápido, se les agrava la voz antes, se desarrollan vertiginosas. Descartadas la hipótesis de la ración doble de Petit Suisse y la teoría conspirativa de las hormonas en los alimentos procesados, sólo cabe pensar en la evolución de la especie. No hay que darle más vueltas. El caso es que conozco niños de 12 años que amenazan ya con dejarse un bigote perfilado, chavales con cuerpo de un hombre que ha visto pasar por el altar a dos hijos, e incluso hay alguno que antes de cumplir la mayoría de edad fichan por el Real Madrid después de negociaciones que en los años 90 sólo protagonizaban estrellas.
A sus 16 años, Endrick, una de las perlas más prometedoras de Brasil, se ha convertido en nuevo jugador blanco. El club (Juni Calafat) adoptó la misma estrategia 'diésel' que le llevó a contratar a Vinicius y Rodrygo. Cameló a su entorno con planes y sin agobios y aceleró en los últimos minutos para llevarse al agua de Chamartín a una nueva promesa. El Madrid no decide su futuro. Decide sus hábitos y éstos, entonces sí, deciden su futuro. En el campo ha hecho de la remontada y el éxito (muchas veces irracional) una rutina que ha escrito tanta historia como la que tiene por hacer. Fuera de él, en los últimos años ha puesto en práctica uno de esos hábitos que se ha revelado como muy saludable, sobre todo para la economía del club: los fichajes de prevención.
Con un ojo siempre en un posible fichaje galáctico porque Florentino Pérez no puede renegar de su esencia, su viraje hacia el 'Mercado de la Esperanza' le ha reportado más alegrías que amarguras. El propósito es firme: intentar hacerse con la promesa a un precio notable antes de que cumpla lo previsto y el coste sea sólo asumible por los cocos en los que se han convertido los clubes-Estado. Los 45 millones pagados al Flamengo por Vinicius y al Santos por Rodrygo parecen ahora una oferta del Lidl. Los 5 millones a Peñarol por Fede Valverde, un regalo.
Claro que por el camino ha habido pequeños petardazos como el de Reinier, pero la experiencia le ha dado al Madrid un grado tal de satisfacción que, de momento, seguirá esta ruta. Gracias a esta política de gasto contenido y seleccionado iniciada hace casi una década, en gran medida, el club se blindó casi sin querer para soportar las puñaladas que dio la pandemia a las economías del fútbol. El granero tuvo suficiente cereal para pasar el invierno y seguir ganando Champions.
Endrick es el último ejemplo de esta filosofía. No llegará a España hasta 2024, el año en el que acaba contrato Benzema, que ya tiene 34 y el cuerpo le está mandando avisos. Con Vinicius y Rodrygo perfectamente instalados en el equipo, el relevo generacional línea por línea continúa su camino. El Madrid ha hecho hoy lo que podía haber dejado para mañana. Sin embargo, los hechos le han demostrado que es mejor firmar antes de que el jugador, por lo que sea, haga un 'Mbappé'.