FC BARCELONA

Las lágrimas de Deco al dejar el fútbol y cómo Jorge Mendes llegó al rescate: "Nunca quise ser entrenador"

El director deportivo del Barça explica su estrategia durante el mercado, el fichaje de Dani Olmo y repasa la irrupción de Lamine.

El director deportivo del Barcelona, Deco, durante el Thinking Football Summit de Oporto./TFS
El director deportivo del Barcelona, Deco, durante el Thinking Football Summit de Oporto. TFS
Sergio Fernández

Sergio Fernández

Todos esperaban a Deco (Sao Paulo, 1977) en Oporto como la intervención más relevante del Thinking Football Summit de Oporto. El director deportivo del Barcelona se presentaba ante el público poco después de que LaLiga desvelase que el nuevo límite de plantilla del Barcelona creciera hasta los 426,4 millones de euros. Buenas noticias, brotes verdes... pero también un aviso: si no consiguen cerrar el acuerdo con Nike en 2024, no tendrán inscrito a Dani Olmo, ya que sólo han podido hacerlo gracias a la lesión de Christensen.

La conferencia se titulaba: "de futbolista a director deportivo". A él no le resultó nada fácil: "Recuerdo que el día que lo dejé me fui de Río a Portugal y me pasé cuatro o cinco días llorando. Ya el quinto día, recuerdo que estaba con Sergio Alves, me levanté y pensé 'bueno, qué voy a hacer'. Me llamó Jorge Mendes y me invitaron a Mónaco. Empecé a pensar en el futuro. No planeé exactamente lo que ocurrió, dejé que fluyeran las cosas y me dediqué a trabajar. No podía pensar en nada que pudiera de forma excelente después de jugar: quizá trabajar en un club, emprender, hacer un camino...".

Ahí, de nuevo, apareció Jorge Mendes, siempre muy vinculado en su carrera. Eran sus inicios en la parte de gestión del fútbol, en los que siempre ha ido de la mano con el agente portugués, que ahora controla los destinos de jugadores como Lamine Yamal o Balde: "A decir verdad, mi relación con Jorge siempre ha sido muy cercana. Cuando llegué a Portugal en la 96-97 seguí mucho su trabajo porque tuve que pasar seis meses sin jugar por un problema entre FIFA y los clubes brasileños. Viví su crecimiento en Gestifute y me fijé mucho. Yo tenía claro que quería trabajar en algo así, para siempre en el fútbol pero que no quería ser entrenador. Sabía que seguiría conectado a la gestión de clubes, de futbolistas... siempre en esa línea de trabajo, pero nunca como entrenador", añadió Deco.

Jugadores para el Barcelona

Ha sido un verano duro para él. Pensaba que iba a poder llevar a más jugadores al Barcelona y que las cosas iban a ser más fáciles, pero al final ni Nico Williams, ni regla 1 a 1. Dani Olmo inscrito gracias a una lesión, y las mismas dificultades que en los anteriores dos veranos. Con esos mimbres tuvo que organizar un mercado. "Lo primero de todo es que el Barcelona siempre ha querido promocionar jugadores de la cantera del club, pero también futbolistas con carreras brillantes. En mi caso recuerdo, de mi época, a Ronaldo, Eto'o, Rafa Márquez, combinados con Xavi, Puyol, Messi que empezaba... Era una mezcla muy buena. Así que cuando llegué a esta posición entendí que tenía que valorar el talento que teníamos en la casa. Cada jugador que podamos llevar al máximo nivel y no tengamos que ir al mercado, ya será un ahorro muy importante", explica.

"No hemos ido al mercado porque estamos desarrollando a nuestros jugadores. Y eso fue lo primero: analizar lo que teníamos para el futuro para no tener que recurrir al mercado en los dos-tres próximos años. Además, es que el Barcelona estaba perdiendo jugadores jóvenes al principio de su desarrollo y eso es una cosa que había que cambiar", zanjó.

El día que echó el ojo a Lamine

En esa carpeta de jugadores de la casa que tienen que crecer, el que ha reventado todos los parámetros es Lamine Yamal: "Fue muy especial desde muy pronto. Demostró que tenía una capacidad técnica completamente diferente. Lo que nunca sabes es cómo se va a comportar un futbolista en un ambiente que es tan distinto: una cosa es jugar en el filial y otra llegar al primer equipo. Hay algunos que lo asumen muy fácil pero a otros les cuesta mucho más y desarrollan un proceso más lento. Con Lamine, más que su capacidad, es su gran talento mental, esa forma increíble de adaptarse que es completamente diferente a lo que estábamos habituados a ver. Es un futbolista que, independientemente de la presión, ha sabido ignorar la presión y el peso de todo lo que ha jugado en los últimos tiempos. Así que esto no es algo fácil de medir porque nosotros no teníamos parámetros ni antecedentes. Lo hemos ido viendo en el día a día y ha sido muy especial", dijo el exjugador azulgrana y hoy director deportivo del club.

Ahora, un poco más relajado pero en absoluto de vacaciones, Deco ya va adelantándose a la próxima temporada: "Ya pienso en el año que viene. Viajes, torneos, todo influye muchísimo en la gestión deportiva y en los jugadores. Hay fases más silenciosas y otras menos, pero nosotros tenemos que pensar todos los días y hacer cosas para el futuro. Tomar decisiones importantes. Por eso digo que me gusta ver los entrenamientos: para poder tener una opinión de los jugadores, los cambios que necesitamos. Esto no para", añadió.

"Analizamos todo, perfiles de scouting y todo lo que es posible llevar a números. Lo que todavía no se puede contabilizar es la capacidad mental. Intento entender si la personalidad de un jugador va a encajar o no en el club, pero es muy complicado cuando lo trasladas a un club como el nuestro, con la presión del Barcelona, que es muy diferente a la del Chelsea, Liverpool u Oporto. Es lo más difícil para mí: saber cómo se va a comportar un jugador dentro del club. Desde luego que analizamos aspectos de madurez: para que un futbolista pueda jugar en el Barcelona debe entender la presión y jugar bajo la misma. Por ejemplo: en el análisis de Dani Olmo, a pesar de no haber jugado en uno de los clubes alemanes más grandes, siempre tuvo mucha responsabilidad en la selección española y estaba en la edad perfecta y punto de madurez necesarios. Quería venir al Barcelona a ganar títulos", finalizó.