GETAFE CF

Yo jugué con Damián Suárez: "Sus bromas no son bromitas; te encuentras la ropa cortada con tijeras, zapatillas en el congelador…"

Excompañeros y amigos descifran al Zorro, que acaba de rescindir contrato con el club madrileño y se acercaría al Botafogo: "En Getafe se puso 'fit' y bajó unos kilos; si hubiese cambiado antes…".

Damián Suárez intercambia miradas con </p><p>Óscar Valentín, del Rayo. /GETTY
Damián Suárez intercambia miradas con </p><p>Óscar Valentín, del Rayo. GETTY
Manuel Amor

Manuel Amor

Damián Suárez ha sido uno de los máximos y mejores exponentes del Getafe de Bordalás, uno de los equipos de moda de LaLiga. Sin embargo, el Zorro ha rescindido su contrato con los azulones dos días después del cierre del mercado y, según ha podido saber Relevo, se acerca al Botafogo.

El uruguayo se convirtió hace tiempo en una figura bisagra en la caseta del Coliseum, aunque su relación con el entrenador haya pagado a veces el desgaste de tantos años y esta temporada se haya visto relegado al banquillo más de lo habitual en beneficio de Juan Iglesias. Damián, dicen sus excompañeros, es puro sentimiento: de culpa cuando el Geta bajó a Segunda, de felicidad cuando paseó su bandera por Europa. Poco queda ya de aquel chico tímido que aterrizó en Gijón en 2011 y se comió alguna que otra bronca de Manolo Preciado por pecados de juventud, pero su espíritu sigue latente. Contra la imagen de bad boy y futbolista duro que proyecta hacia el exterior, desde dentro anteponen sus bromas pesadas y su sencillez.

Asados y más con Trejo, Preciado y su versión 'fit'

Damián llegó a España con 23 años. Fue la apuesta del Sporting para reforzar el lateral derecho y competir con Alberto Lora, que recuerda su carácter "introvertido" en los inicios y unas virtudes que suelen pasar por alto. "A los sudamericanos siempre les cuesta un poco adaptarse, pero él no tardó demasiado. Hizo buenas migas con Óscar Trejo y Gastón Sangoy, solían organizar asados. A mí me encantó desde el principio por su golpeo de balón. Era brutal, su mejor virtud. Lo veía entrenando y flipaba", cuenta a Relevo. El Zorro venía de ganar la Liga uruguaya con Defensor Sporting y haber sido internacional en las categorías inferiores.

Aunque al principio se pasó varias jornadas sin jugar, una tormenta en el vestuario con la que él mismo colaboró terminó, semanas después, abriéndole las puertas del once. Tras un 5-1 en Anoeta, Damián, Trejo y Alejandro Gálvez fueron cazados en la noche donostiarra y sufrieron la ira de Preciado y la afición. "Estábamos en una dinámica muy mala, nos golearon y a la gente, con razón, le sentó mal. Son cosas que pasan en la vida de un futbolista y que seguro que le sirvieron para aprender para el futuro. Dos días después destituyeron a Manolo Preciado, vino Clemente y me pasó al medio del campo… y ahí fue cuando Damián se afianzó en el lateral derecho", recuerda Lora.

Damián Suárez, con Manolo Preciado durante su presentación en Mareo.
Damián Suárez, con Manolo Preciado durante su presentación en Mareo.

La intensidad ya se había constituido en su principal "seña de identidad" ("era aguerrido, canchero y muy pesado"), pero sobresalió desde el principio por sus virtudes ofensivas: "Compartíamos posición y me fijaba mucho en la facilidad que tenía a la hora de sacar el balón jugado. A otros les llega la pelota y se la intentan quitar de en medio, pero él no; siempre quería combinar". Ferran Corominas, que coincidió con Damián los tres cursos siguientes en el Elche (2012-2015), va más allá.

"Edu Albácar y yo siempre le decíamos que era un futbolista para jugar en un equipo grande, en el Barça o en el Real Madrid. Le veíamos unas condiciones superbuenas y un pie brillante. De hecho, puedo afirmar que es el lateral con mejor salida de balón con el que he jugado a lo largo de mi carrera", asegura. Para ir al Martínez Valero Damián dio un paso atrás (disputó 19 partidos con el Sporting en Primera y bajó a Segunda), pero eso le sirvió para coger impulso y desenmascarar todo su potencial. La primera campaña se saldó con el ascenso; las dos siguientes, con dos permanencias tranquilas. Pese a todo, Coro lamenta otro de los aspectos que retrasó la aparición del mejor Damián: no maximizar el cuidado físico.

"Con Bordalás cambió: se puso más 'fit', más fino. Creo que le pusieron una dieta más estricta, bajó unos kilos y se puso más fibrado. En Elche tuvo un buen rendimiento, pero pudo haberlo mejorado de haber cambiado antes en ese aspecto". Ahí, veía la leyenda perica, residía su principal margen de mejora: "Supongo que Bordalás le daría un ultimátum y le diría: 'O te pones así o no juegas'. Ha mejorado mucho". Lora lo corrobora: "Vino muy joven de un fútbol que no tiene nada que ver con el europeo. En el Getafe ha cogido el nivel de profesionalismo que exige la élite. Ahora va como un avión".

Damián Suárez (izda.), con Manu Herrera (centro) y Coro (dcha.).  INSTAGRAM
Damián Suárez (izda.), con Manu Herrera (centro) y Coro (dcha.). INSTAGRAM

Ambos, sin embargo, estaban convencidos de que estaban ante un diamante por pulir, como explica Ferran: "Llegaba a línea de fondo y ponía unos centros de locos, destacaba en la estrategia… Es muy completo y listo; suple el hándicap de la altura con la inteligencia de la colocación. Cuando viene el balón por arriba te toca antes de que puedas saltar. Siempre ha sido un jugador de meter, de contacto. Cuando la pelota estaba lejos, pegaba y hablaba al delantero para sacarlo un poco del partido. No te hace nada de gracia enfrentarte a él, pero lo quieres en tu equipo".

Ídolo en el Coliseum y leyenda en vaciles

Damián salió del Elche en 2015 después de algún desencuentro con Fran Escribá, su entrenador. "Al final de su tercera temporada hubo un problema con los cinco capitanes, entre los que también me encontraba yo. El malentendido con el míster se extendió durante un mes; después ya se vio que no teníamos ninguna culpa, que siempre estuvimos con el equipo. Los dos nos fuimos y luego descendieron administrativamente al club", rememora Coro. A pesar de que Víctor Orta ofreció la renovación al charrúa (con un aumento salarial de 100.000 euros brutos por temporada), Damián prefirió irse libre al Getafe… para reencontrarse con Escribá, con la herida ya cerrada y después de que el técnico hubiese pedido su fichaje.

Esa primera campaña, la 15-16, se saldó con un cruel descenso que afectó sobremanera al lateral. "Yo llegué al año siguiente, en Segunda. Damián venía de un año difícil y duro a nivel individual. Bajar de categoría siempre te genera un trauma y llega a poner en duda el futuro de cada jugador. Cuando no le conoces puedes tener un prejuicio por lo que ves de él en el terreno de juego, pero me llamó mucho la atención el momento de sufrimiento personal que estaba atravesando en esos meses posteriores", revela el exportero Alberto García.

"Siempre le digo, de cachondeo, que nunca me dio las gracias por cómo lo recogí y cómo resurgió después. Me acuerdo especialmente de una derrota en Vallecas al principio de esa campaña en Segunda, lo estábamos pasando muy mal. Cuando después lo vi con el Getafe en Europa y siendo internacional con su país, con lo que eso significaba para él… no pude alegrarme más", expresa. De nuevo, otra circunstancia aparentemente negativa, como bordear los puestos de descenso a Segunda B, supuso un punto de inflexión en la trayectoria de Damián: Ángel Torres despidió a Esnáider, fichó a Bordalás… y el resto, ascenso incluido, es historia.

"Trejo y él tienen un lema: si tú no entras a sus bromas, está bien, nunca te las harán, pero como te dé a ti por gastar una..."

Alberto García Exportero y compañero de Damián en el Getafe

"He tenido muy pocos compañeros con esa capacidad de filtrar dentro, de jugar y de encontrar a futbolistas interiores. Cuando lo ves definir y lo sufres en el fútbol reducido, te das cuenta de su talento y de que su fortaleza son los momentos con balón. En defensa sufre más, en contra de lo que se pueda pensar", analiza Alberto, que saca a la luz la faceta más desconocida del uruguayo en el vestuario.

"Tiene una capacidad de hacer reír que la gente ignora. Él siempre dice que he sido un jugador muy serio y que él, durante un año, no consiguió hacerme entrar en las bromas. Pero, claro, las bromas no son bromitas… Podías llegar al entrenamiento bien vestido, con prendas a las que les dabas importancia, y cuando salías de la sesión esa ropa ya no existía: te la habían cortado con tijeras, te encontrabas zapatillas dentro de un congelador… Eso me chocó un montón en mis primeros días". El guardameta entró después en la misma espiral: "Damián tiene mucha amistad con Trejo. Cuando me fui al Rayo y coincidí con él, empezamos a juntarnos todos fuera del campo. Las bromas de Óscar iban por el mismo camino. Te ibas a comer con ellos y sabías que no ibas a volver a tu casa con los mismos objetos que llevabas puestos".

"Ellos tienen un lema: si tú no entras a sus bromas, está bien, nunca te las harán, pero como te dé por gastar una, sin valorar si es más pesada o menos… ya estás dentro de la película. Yo cometí el error de meterme en una y ya no pude salirme de la secta", admite entre risas. Es la otra cara de un zaguero "noble" y especialmente "autocrítico": "No se esconde. Tiene mucha personalidad y, antes de mirar a izquierda o a derecha, se mira a sí mismo. Yo veía sus silencios. Cuando está en silencio, se está valorando. No busca culpables cuando las cosas no salen".

Damián Suárez, durante el Getafe-Villarreal de esta temporada.  EP
Damián Suárez, durante el Getafe-Villarreal de esta temporada. EP

Su lado más polémico, con acciones al límite del reglamento, queda al margen para todos. "Dami es el claro ejemplo de que lo que pasa en el terreno de juego se queda ahí. Cuando sale del césped, sin ni siquiera llegar al vestuario, busca la mirada cómplice contigo para hacerte entender que lo que ha sucedido dentro no refleja lo que puede sentir por una persona fuera. Él también ha recibido golpes y entradas, pero nunca le he visto hacer un reproche. Entiende el fútbol y las situaciones defensivas desde la batalla individual. Y juega y se entrena siempre al máximo nivel, a lo que le da el cuerpo", elogia.

Los testimonios de sus excompañeros ayudan a entender el trasfondo de una figura controvertida que juega con el cuchillo entre los dientes. Es su única manera de sentir la competición y de seguir aferrándose a la élite: "No ha tenido un camino sencillo. Le ha costado sostenerse, le define su espíritu de supervivencia. Y siempre repite una frase que le caracteriza y que es fundamental: que el nivel de actitud en el día a día suele marcar el éxito".