Incertidumbre en el vestuario del Barcelona y la frase de Modric durante la tormenta: "Da igual, vamos a jugar"
Los jugadores hablaron con sus familias durante el parón y una frase sonó en el vestuario del Madrid: "No se puede suspender".
Poco antes de que se suspendiese el Clásico, los responsables avisaban. El cielo se ponía negro y la tormenta eléctrica se acercaba. Dicho y hecho: el Real Madrid y el Barcelona se marchaban a los vestuarios y los aficionados bajo techo. Luka Modric se desesperaba. "Da igual. Vamos a jugar", gritaba al colegiado del encuentro. Ancelotti también se extrañaba, pensando que la situación no era tan preocupante como para terminar el partido prematuramente.
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— DaviiidRM (@DaviiidRM_) August 3, 2024
Todos en grupo entraban a los vestuarios. Cuerpo técnico, jugadores o incluso directivos se acercaron al túnel y sus inmediaciones para saber la forma de proceder. Durante un momento se pensó lo peor. La tormenta no paraba y la lluvia empezaba a encharcar el césped. La delegación culé empezó a dudar que se pudiese jugar.
Sin embargo, en el vestuario del Real Madrid sonó una frase: "No se puede suspender". Allí, después de unos instantes de dudas, empezaron a convencerse de que el partido se reanudaría de una u otra manera. Se confirmó cuando el tiempo empezó a mejorar. Ya no caían rayos en los alrededores y la lluvia, si bien no paraba, no caía con tanta intensidad.
Los jugadores eran avisados de cada uno de los movimientos. Se pusieron varias horas de regreso, aunque la definitiva fue calentar a las 20:15 (2:15 de España) y volver a jugar 15 minutos después. Antes de ello, Flick y Ancelotti junto a miembros del cuerpo técnico y algún jugador salieron a ver el estado del campo y a hablar con los responsables. Todos estaban deseando jugar.
Durante la más de una hora que estuvieron en los vestuarios los jugadores estuvieron mensajeándose con sus familias, además de seguir por redes sociales las novedades sobre el partido. Por si acaso, se hicieron algunos ejercicios de activación con la idea de no quedarse demasiado fríos.
Finalmente, el partido se reanudó. Los operarios trabajaron para achicar aguas y el campo drenó relativamente bien, aunque se levantaba con facilidad. Para no perder tiempo, el descanso se realizó en los banquillos y los jugadores volvieron a los 10 minutos al terreno de juego.