GIRONA - ESPANYOL

Las dos horas que cambiaron el destino del 'gironí' que celebra los goles besando el escudo del Espanyol: "Es el mismo que a los 12 años"

Jofre Carreras es uno de los futbolistas más cotizados del equipo blanquiazul.

Jofre celebrando su primer gol como blanquiazul, en el campo del Mirandés. /RCDE
Jofre celebrando su primer gol como blanquiazul, en el campo del Mirandés. RCDE
Marc Mosull

Marc Mosull

De los 22 futbolistas que saltarán al césped el próximo sábado en el derbi catalán entre Girona y Espanyol apenas uno es originario de la provincia de Girona. Y viste de blanquiazul. Se trata de Jofre Carreras Pagès, el abanderado de la nueva apuesta de la cantera por parte del club perico y una de las grandes sensaciones del regreso a LaLiga del conjunto catalán, que hace apenas unos días anunció su renovación hasta 2029. Antes de mudarse a Barcelona, jugó en el equipo gerundense, pero su descubridor recomendó su nombre en las oficinas de Sant Adrià y, en un par de horas, el Espanyol se convenció de su fichaje.

Jofre Carreras nació el año 2001 en Girona, pero vivió hasta los cinco años en Platja d'Aro, uno de los municipios más agitados y turísticos de la Costa Brava. Después, regresó a la ciudad de los cuatro ríos. Comenzó a jugar al fútbol en el GEiEG y de ahí pasó al Quart, un municipio a cinco minutos de Girona y cuyo club de fútbol es uno de los que más cuida el fútbol base de la provincia. No en vano, en la cantera del Espanyol hay varios futbolistas que pasaron por allí; caso de Joan Puig, del filial, u Óscar Garrido, capitán del cadete A.

"Intenté ficharlo cuando era alevín de primer año, incluso hablé con su padre. Pero ese año no vino. Al siguiente ya sí que lo firmamos para que jugara con el infantil de primer año del Girona en la temporada 2013-14", revela Jordi González, que entonces era el coordinador del fútbol base gironí. Antes, había jugado en la Damm y en prácticamente todas las categorías del amateurismo catalán de Tercera División para abajo.

Un extremo potente y veloz

Jofre siempre jugó de extremo porque quería correr la banda derecha y emular a su padre Lluís. Sus condiciones físicas eran idóneas para el puesto. "Era un jugador muy potente. Veías que destacaba muchísimo y que era absolutamente determinante. En potencia y velocidad, era superior a los jugadores de su edad, y por eso lo fichamos, porque el infantil del Girona acababa de subir de Primera a Preferente y necesitábamos a los mejores chicos de la provincia", analiza González, que ahora trabaja ahora como ojeador perico y que se ve ocho o diez partidos cada fin de semana para encontrar un nuevo Jofre.

"Pero claro, el Girona no era lo que es ahora. Yo me encargaba de la coordinación, captación, metodología… mi pareja me ayudaba escaneando las fichas de los jugadores. De hecho, el fútbol base no estaba integrado en la estructura del club; era una fundación privada que gestionaban unos padres. Y los niños pagaban cuotas", retrata el que entonces dirigía la cantera rojiblanca. Lo hizo desde 2011 hasta enero de 2024, poco después de que Oriol Alsina se hiciera con el cargo de director deportivo de la entidad.

A los 15 días de abandonar el club gerundense, Jordi González recibió una oferta de Jordi Lardín, responsable de la cantera del Espanyol, para que se integrara en el departamento de scouting del conjunto blanquiazul. Aceptó y al cabo de unas semanas sugirió el nombre de Jofre Carreras: "Hicimos una reunión con Lardín, Velamazán, que era entrenador, y Javi Recio, el director de captación del fútbol base. Hablamos del Girona y recomendé el nombre de Jofre, que no lo tenían en la lista. Les dije que lo vieran en directo, y aquel mismo sábado, en un encuentro en un Vilassar - Girona, Recio fue a verlo".

"El partido fue a las diez o a las once de la mañana. Y a las doce y media me llamó Lardín para decirme que lo querían fichar y preguntarme si tenía confianza con el padre para hablarlo con él", revela González, que lideró la operación con mucho sigilo, porque si no "el equipo grande de la ciudad" se podría haber entrometido en las negociaciones. No fue así y el Espanyol lo firmó. Entonces, Jofre tenía 13 años. "En aquella época la residencia perica no acogía jugadores ni tan pequeños ni que fueran de Girona, porque generalmente venían a entrenar en taxi. Pero consideramos que su caso era especial y se hizo una excepción", añade González.

Jofre estrenó La Túrbula

Así pues, Jofre Carreras se mudó de Girona a Barcelona para vivir en La Túrbula. De hecho, fue uno de los jugadores que estrenó la nueva residencia perica ubicada junto a la ciudad deportiva de Sant Adrià -antes, estaba en el barrio de Gracia-. Al inicio lo pasó mal, como explicaron a Relevo algunos de los que le vieron crecer: "Lo suyo es un ejemplo de una de las mejores evoluciones que hemos visto: al principio tuvo problemas de adaptación y de inseguridad, pero todo eso cambió con el paso de los años".

Tampoco tuvo suerte con las lesiones. Siendo todavía infantil se rompió el brazo. Y más adelante, sufrió una lesión de ligamentos; los médicos desaconsejaron operarle y el día de su regreso, recayó. Y estuvo un año de baja. En todo aquel proceso, uno de sus grandes apoyos fue Marc Bernaus, que comenzó a asesorarle cuando fichó por el Espanyol en 2014. Diez años después, sigue siendo su agente y un pilar fundamental en su carrera, tanto en lo deportivo como en lo personal.

En La Túrbula, una instalación fundamental para entender el éxito del fútbol base perico, compartió vivencias con uno de los grandes amigos que ha hecho en el fútbol, Joan García. Ambos están brillando en el primer equipo del Espanyol en su temporada de regreso a LaLiga. "Fuimos compañeros de habitación desde que llegué, a los 15 años, y hasta que me fui, los cuatro años que estuve en la residencia. De hecho, al marcharnos, nos fuimos a vivir juntos en un piso. Nos conocemos bastante bien, la verdad", desvelaba el portero de Sallent en una entrevista con Relevo.

Recuperado de sus problemas físicos, Jofre Carreras fue quemando etapas en la cantera blanquiazul hasta que se instauró en el juvenil de División de Honor, donde explotó. Por aquel entonces, su nombre ya estaba marcado en rojo. Dotado de un físico privilegiado (era uno de los canteranos con mejores números en el GPS), saltó del juvenil al primer equipo, prácticamente sin pisar el filial. Y debutó con Vicente Moreno en el curso 2020-21, en Segunda. Sin apenas oportunidades tras el ascenso, se marchó cedido al Mirandés, y regresó la temporada pasada para convertirse en pieza clave en el ascenso a Primera. En LaLiga ha sublimado su nivel y su impacto en el equipo -lleva dos goles y tres asistencias-. Es por ello que goza de la confianza absoluta de Manolo González.

Y es que el entrenador perico, además de ser uno de sus grandes valedores en lo futbolístico, ha ejercido de hermano mayor para Jofre, que perdió a sus padres, Cristina y Lluís, con apenas 18 meses de diferencia. En los peores momentos, Manolo González y el vestuario fueron su refugio. Suele decir el extremo perico que "el fútbol es su terapia". Los que le conocen bien, reconocen que tiene la cabeza muy bien amueblada y que no parece que tenga 23 años por la madurez que demuestra.

Una mentalidad de élite

"A veces, me encuentro con Bernaus y recordamos cuando llegó al Espanyol hace una década. Y es que en lo futbolístico y salvando mucho las distancias, porque ahora juega en Primera, es el mismo que a los 12 años, cuando corría la banda del campo del Quart o del Girona. Mantiene esa potencia y esa velocidad que hizo que nos fijáramos en él. Lo que ha cambiado es su mentalidad y su capacidad de superación. Es de jugador de élite. Y gracias a ello ha podido superar todas las adversidades que se ha encontrado por el camino", argumenta Jordi González, que, con su descubrimiento y su posterior recomendación al Espanyol, puso su "granito de arena" para que Jofre brille ahora en Primera de la mano del equipo blanquiazul.

Dicen de Jofre, también, que es un tipo normal y muy agradecido. Quizás por eso, porque el Espanyol confió en él y le abrió las puertas de su ciudad deportiva y su residencia, llevé tatuado en su antebrazo la fecha de ascenso a Primera; también aparece él de espaldas con el dorsal 17, que estrenó el curso pasado, observando el RCDE Stadium con la grada y el cielo en el fondo.

Quizás también por eso haya decidido renovar hasta 2029, uniendo su destino al del club de su vida. "Es el mejor lugar para seguir creciendo, he estado toda la vida aquí y la siento como mi casa", dijo el jugador, que es puro sentimiento blanquiazul, en su acto de renovación. Este sábado, el gironí Jofre Carreras se enfrentará al equipo de su tierra, del que se fue para ingresar en la cantera perica. Y si ve portería se besará el escudo del Espanyol como hace cada vez que celebra un gol.