Una genialidad de Griezmann corona una goleada coral del Atlético, que ya huele a sorpasso

El Atlético de Madrid demostró esta noche de sábado en Pucela quelo de Praga (0-6) no fue un espejismo y que el Cholo Simeone ha confeccionado un equipo coral. El triunfo de los madrileños ante un Valladolid sin pegada se fraguó con el esfuerzo de todos. La mejor muestra es que los cinco tantos que celebraron los colchoneros los firmaron cinco futbolistas distintos. Aun así, las individualidades también destacaron. Un gesto técnico a la altura de Dennis Bergkamp coronó un partido de ensueño de Antoine Griezmann, un gol y otra asistencia auparon el estatus de Julián Alvarez en el equipo y otro partido de esfuerzos confirmo a Giuliano como jugador clave en el Atleti.

El Real Valladolid arrancó el encuentro con las ganas del colista que necesita puntos, pero con el fútbol que caracteriza a los equipos situados en las posiciones más nobles de la tabla. Los de Pezzolano, con el argentino en las gradas por culpa de una sanción, tuvieron más sangre e intención en el inicio del partido que la muestra habitualmente. Raúl Moro protagonizó varios rotos en la banda izquierda del Atlético en poco más de dos acciones.

No se quedó impasible el Cholo Simeone, que en menos de un cuarto de hora ya había perdido su americana para gesticular con mayor comodidad. Junto a su 'enfado' vino una clara mejoría del equipo. El técnico pidió que sus jugadores estuviesen más activos a la hora de presionar al Valladolid y así lo hicieron. Antes de que llegase el 15' al luminoso, los atléticos dejaron de sentirse encorsetados para después protagonizar un monólogo ofensivo.

El inicio costo más de lo normal. Era de esperar dado que Antoine Griezmann actuó como 'falso 9'. Más alejado de la medular y con metros por delante, el francés tardó en entrar en el juego, por eso Julián Alvarez se puso el mono de trabajo. Ni los errores en defensa (Giménez falló un pase en la salida de balón y le regaló el esférico a Raúl Moro estando completamente sólo) lograron enturbiar una primera parte llena de goles.

El primero llegó en el 25', cuando Julián Alvarez filtró un pase a Marcos Llorente, que llegaba conduciendo a línea de fondo con la intención de meter ese balón al área pequeña. Dicho y hecho: Lenglet rozó con la punta de su bota un pase que era medio gol.

Ya por detrás, en el marcador comenzaron los silbidos en Pucela. El equipo estaba inconexo, siendo Raúl Moro el único haz de luz entre un equipo apagado. Con esto en mente cuesta interpretar la decisión de Paulo Pezzolano, que optó por sustituir al delantero de la Selección Sub-21 durante el descanso del propio partido.

La retransmisión de DAZN captó a varios aficionados del Real Valladolid abandonando el José Zorrilla después de los tantos del Atlético de Madrid. Hasta se enfocaron a pancartas que rezaban 'Ronaldo go home' y 'Juego, set y partido'. El enfado de los aficionados solo hizo que ir a más, especialmente cuando pensaron que el segundo tanto del Atlético subía al marcador.

Pasada la media hora de partido, Giuliano Simeone estuvo en el foco por un tanto que no terminó de subir al marcador después de la revisión del VAR. El carrilero se doctora cada vez que juega y esta vez lo quiso hacer con goles. De Paul colgó un balón a media altura que remachó la cara más nueva del equipo popularizado en redes como el 'asadito mecánico', debido a la cantidad de argentinos en plantilla. El argentino estaba en fuera de juego y por eso no subió su tanto al marcador.

El pequeño de los Simeone no se vio afectado por su gol anulado. Prácticamente a la siguiente jugada ganó un mano a mano contra Lucas Rosa antes de conectar con Griezmann, que llegaba solo en segunda línea. Justo al borde del área, Julián Alvarez vio como Hein bloqueó el disparo del centrocampista francés antes de embocar ese balón muerto al fondo de la portería del Valladolid.

Con el 0-2 ya sellado en el luminoso comenzó un runrún en el José Zorrilla. La afición de Pucela arrancó a aplaudir cada tanto de los colchoneros a modo de manifestación contra el rendimiento y la gestión de su propio equipo. El Valladolid se mostró inerte después de los dos tantos. Cada balón en su posesión duraba apenas minutos antes de verse a favor del Atlético de Madrid y las lines de presión que planteó Pezzolano no surtieron efecto.

Con este panorama era cuestión de tiempo que llegasen más tantos de los del Cholo. En el minuto 37', escasos segundos después de celebrar el segundo gol, Javi Galán, que estaba bastante desaparecido tras la poca incidencia ofensiva del Valladolid, se lució con una jugada de carrilero puro. Subió el balón desde la mitad de su campo, logró conectar una pared muy vistosa con Julián Alvarez para superar a tres rivales, y en línea de fondo optó por filtrar un pase a la frontal del área que Rodrigo de Paul finalizó con un pase a la red.

Justo al filo del descanso, cuando más protagonismo tenían las protestas de los aficionados locales ('fuera, fuera'), llegó el golpe de gracia, o al menos lo parecía. Un centro llovido del cielo conectó con la testa de Jose María Giménez, que saltó por encima de Cömert para sellar el 0-4. Todo parecía sentenciado, pero el VAR volvió a escena para anular el segundo tanto de los del Cholo. Griezmann, que participó en la jugada antes de colgar el balón al punto de penalti, estaba en fuera de juego. De esta manera, el golpe de gracia se retrasó hasta la segunda mitad.

Los dos entrenadores movieron el banquillo. Pezzolano quizás optó por movimientos más derrotistas, como la sustitución de Raúl Moro, y de oportunidades por parte del Cholo, como la aparición de Reinildo. El entrenador del Atlético de Madrid no cambió ninguna pieza más hasta que llegó el cuarto tanto en el minuto 52.

Giuliano subió el balón hasta las inmediaciones del área rival sin mucha complicación. En tres cuartos de cancha encontró a Griezmann descolgado del área. El francés recibió la pelota a placer y, pese a tener metros por delante, optó por conectar con Julián Alvarez, que ejecutó a las mil maravillas una pared mortal. Griezmann cazó el balón antes que Lucas Rosa y con una media vuelta se llevó consigo el esférico antes de picarlo con su pierna zurda para superar los casi dos metros de portero que es Karl Hein.

Lo que le quedaba al partido (40 minutos) ya no importaba. Hasta el tanto de Sorloth en el 92' pilló por sorpresa a los colchoneros, que no bajaron los brazos pese a la pasividad del rival. El Valladolid siguió sin pegada, salvo un larguero a falta de un cuarto de hora, y el Atlético de Madrid se llenó de caras nuevas después de tres cambios a eso del minuto 65, junto a un último en el 79'. Con el pitido final se selló un resultado que deja al conjunto colchonero peligrosamente cerca (dos puntos) del liderato liguero y con el Valladolid convaleciente en la última plaza de LaLiga y con un entrenador en la cuerda floja.