FÚTBOL CATALÁN

La 'trampa' de clubes y academias de fútbol con sus menores que alerta a la FIFA: "A veces nos preguntamos, ¿cómo lo hacen?"

El máximo organismo del fútbol mundial ha detectado posible tráfico de jugadores en Cataluña.

El fútbol base catalán, en el punto de mira. /FCF
El fútbol base catalán, en el punto de mira. FCF
Alberto Martínez
Marc Mosull

Alberto Martínez y Marc Mosull

La FIFA ha detectado posible tráfico de menores procedentes de distintos continentes (África, Asia y Sudamérica) en algunos clubes de Cataluña, según desveló MARCA, habiendo más de 50 casos de jugadores en situación irregular. Hay una investigación en curso y la organización que dirige Gianni Infantino, siempre según el citado medio, ha pedido explicaciones a los equipos y a las escuelas de esos jugadores, que podrían estar involucrados en una trama de tráfico de menores perfectamente estructurada para evitar los controles del máximo organismo del fútbol mundial. Una situación parecida a la que vivió el FC Barcelona hace diez años, que terminó con la inhabilitación de varios jugadores y la marcha de Kubo de La Masia.

Entre esos más de cincuenta caso documentados, habría un jugador del RCD Espanyol que milita en el Juvenil A. Se trata de Lucas Alves, un futbolista brasileño formado en la Escolinha Toque de Craque de su país natal que llegó al club blanquiazul el pasado verano procedente de la Fundación Marcet, uno de los cuatro clubes catalanes que tiene un convenio de colaboración con el equipo perico.

En 2020 la FIFA detectó una de estos casos punibles. La Real Federación Española de Fútbol, el último responsable, le expidió una licencia a un joven extranjero y menor del Neurofútbol que no reunía los requisitos requeridos. El caso acabó con una sanción a la RFEF por parte de la Comisión Disciplinaria de la FIFA. La multa, de 20.000 francos suizos, fue ratificada por el TAD.

En relación con Lucas Alves, por parte del Espanyol hay tranquilidad, pues el futbolista firmó con el club blanquiazul siendo mayor de edad y legalmente se entiende que no hay ningún problema. Además, al club no le consta haber recibido ningún tipo de notificación por parte de la FIFA en relación con este caso.

¿Qué dice la norma FIFA?

En este sentido, la normativa FIFA es clara y admite tres supuestos para que un menor de edad pueda jugar fuera de su país. El primero es que sus padres lleguen a España para trabajar y puedan justificar un empleo. El segundo es que exista un intercambio escolar, tipo Erasmus pero para menores. Y el tercero es que ese jugador viva en otro país, pero como máximo a 70 kilómetros de su club; significa, pues, que un niño francés puede competir en el fútbol base de La Jonquera, que es un equipo de España. Existen, además, ciertas excepciones más complejas en relación con los refugiados.

"A veces nos preguntamos, ¿cómo lo hacen?", se cuestionan responsables del fútbol base de clubes nacionales. Pues bien, según cuentan a Relevo fuentes de una academia española, algunos clubes utilizan algunas 'trampas' para burlar la normativa FIFA y permitir que jueguen los menores de edad, lo cual no solo se hace en Cataluña, si no que es algo que sucede en toda España. Casi siempre se inscribe a los jóvenes por un hipotético intercambio escolar, que no siempre existe. Especialmente, en niños de 16 o 17 años, pues a partir de esa edad ya no es obligatoria la escolarización en España. Una fórmula que se utiliza en este caso es apuntar a los niños a una academia de idiomas para que, supuestamente, aprendan español y eso les permite obtener un visado. Una 'trampa' que permite inscribir a los chicos.

El espíritu de la norma es proteger al menor, que no se convierta en mercancía futbolística y que su equipo esté obligado, de algún modo, a responsabilizarse de él. Si no fuera así, los grandes clubes ficharían a centenares de menores de edad a precio de saldo y, en el caso de que no dieran el nivel, podrían abandonarlos a su suerte sin ningún tener tipo de obligación con ellos. Por otro lado, las fuentes consultadas por Relevo consideran que también puede suponer un agravio comparativo. Pongamos por caso que viene un niño a vivir con su tía a España; tendrá derecho a sanidad y escolarización, pero no podrá jugar al fútbol porque no cumple ninguno de los supuestos de la norma.