FC BARCELONA

La fiesta final con asterisco en Montjuïc empezó con una carta de Joan Laporta a Hansi Flick

El entrenador fue uno de los más ovacionados en la fiesta del Estadi Olímpic.

Lamine Yamal y Marc Casadó durante la celebración de LaLiga./AFP
Lamine Yamal y Marc Casadó durante la celebración de LaLiga. AFP
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Una hora después del final del partido, flotaba en el Lluís Companys una nube de pólvora que nublaba la vista. Las gradas se habían vaciado en su mayoría y la fiesta de celebración de los tres títulos, Liga, Copa y Supercopa, se acabó convirtiendo en la fiesta de los jugadores. No hubo parlamentos, pero sí fotografías para la posteridad. El Barcelona y Barcelona han celebrado por todo lo alto los trofeos y el cierre, esperan, de una etapa complicada. El inicio de un futuro que se espera brillante.

Una vez acabado el encuentro, todos los miembros de la plantilla se marcharon al vestuario para entrar, uno a uno, al ser anunciados por el speaker y así recibir una buena ovación. Los decibelios de los aplausos marcaron el nivel de predilección de la afición. Lamine Yamal, tras otra actuación feroz y dos Ligas en sus vitrinas, se llevó una de las mayores ovaciones. Cerquita se quedó Pedri. Un pelín por debajo, también fueron destacables las que recibieron Iñigo Martínez, ídolo absoluto del barcelonismo, o Szczesny. O la de De Jong, meses atrás pitado y ahora resucitado. No cayó en el olvido el nombre del Doctor Carles Miñarro.

Aunque la más sonora, quizá porque todos esperaban que saliera en ese momento y la música no se mezcló con la voz del speaker, fue la de Hansi Flick. En la sala de prensa, después de bromear tras la primera pregunta —"¿Hay más? ¡Hoy es día de celebrar!"—, explicó lo que le escribió un tiempo atrás Joan Laporta en una carta. "Me dijo que no solo se trataba de ganar, sino de cómo ganar", reveló el entrenador. Y si por algo se recordará su primera temporada es por lo increíblemente divertido que fue su equipo. Ha tenido de todo: goleadas, remontadas y títulos.

Una montaña verdaderamente mágica

La plantilla se ha encargado de recordar estos días lo poco que se confiaba en el grupo a principios de temporada y el bajón de confianza al final de diciembre, que prolongó el "shit november". El Barça de Flick ha convertido Montjuïc verdaderamente en una montaña mágica. El término se acuñó de manera impostada cuando los blaugranas se trasladaron al Estadi Olímpic. Aunque de tanto repetirlo, lo acabó siendo. El del Villarreal, con fiesta incluida, fue el último partido disputado en el Lluís Companys, siempre y cuando las obras del Camp Nou sigan el ritmo previsto. Es, pues, un final con asterisco. Se espera volver en septiembre, empezando LaLiga fuera de casa.

Siempre se podrá decir que Montjuïc vio debutar como local a Pau Cubarsí. O que se enamoró de Lamine Yamal en un Gamper, el verano de 2023, tal y como hizo Leo Messi dos décadas atrás. En el Lluís Companys también debutó Fermín López, que se ha marcado un final de temporada estratosférico, o Marc Bernal, que no llegó a completar 90 minutos, pero se le espera para el próximo curso.

El Barça de Flick ha logrado volver a conectar con la afición no solo por su fútbol, sino también porque una parte importante de la plantilla son culers de cuna. Durante la celebración, Marc Casadó y Lamine Yamal cargaron y ondearon dos enormes banderas blaugrana. Se les unió Robert Lewandowski, con una señera. En el recuerdo de esta temporada también permanecerá la noche en que el equipo salió campeón, nuevamente, en Cornellà. Con cánticos en la ciudad deportiva o las carreras en bicicleta por la Diagonal yendo a ver a Ferran Torres.

Más padres que hijos en la celebración

También por la aparición de Casadó en Canaletes. El domingo, lo celebró ondeando otra bandera con su madre. Y es que el terreno de juego se llenó de familiares cercanos, lejanos y muy lejanos. Y también de amigos y parejas. El hermano de Lamine acabó peloteando con el hijo de Raphinha. Una de las particularidades de este Barça es que en las celebraciones hay más padres que hijos. Pedri y su padre dejaron otra postal, con el hijo lanzando un penalti que dejó que fuera detenido por su padre, algo que repiten después de cada título.

Tras la histórica rúa que celebraron varios cientos de miles de culers por la ciudad, posiblemente lo único que le faltó al cierre de fiesta fue el parlamento de algunos de sus jugadores. O de los capitanes, por lo menos. En principio iba a haber, pero finalmente se canceló. Lo evidenció "el visca el Barça y visca Catalunya" de Flick ante las cámaras de Barça One, que demostró llevarlo aprendido de casa. Las últimas palabras de Cubarsí probaron que el discurso de Flick ha calado y su humildad. "Hoy también tenemos que hacer autocrítica porque teníamos que ganar los dos partidos [...] Nunca me habría imaginado pisar esta hierba y, si todo va bien, pronto lo haré en el Camp Nou. Es un sueño cumplido para mí", dijo el central.